La comunidad educativa del Instituto de Educación Media Dr. Arturo Oñativia organizó una colecta pedagógica y solidaria para los y las estudiantes que provienen de familias que quedaron afectados por las disposiciones de aislamiento obligatorio para prevenir la pandemia del COVID-19.
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La comunidad educativa del Instituto de Educación Media Dr. Arturo Oñativia organizó una colecta pedagógica y solidaria para los y las estudiantes que provienen de familias que quedaron afectados por las disposiciones de aislamiento obligatorio para prevenir la pandemia del COVID-19.
Se trata del colegio secundario que depende de la Universidad Nacional de Salta, que mantiene en su esencia un proyecto pedagógico centrado en el estudiantado y que, de algún modo, promueve un alto grado de pertenencia de todos los integrantes de la comunidad educativa.
Los docentes, ante la cuarentena, comenzaron a desarrollar estrategias pedagógicas centradas en la virtualidad. El vínculo de docente y estudiantes no se perdió, más allá de la falta de espacialidad.
Y los docentes comenzaron a detectar una problemática puntual que emergió desde la implantación de las nuevas medidas sanitarias del Gobierno nacional. Observaron que las familias que dependen de ingresos de trabajos afectados por las nuevas disposiciones de la cuarentena incrementaban los condicionantes de aprendizajes. Esto es, estudiantes que provienen de familias con papás y mamás que quedaron sin ingresos porque son independientes, monotributistas, trabajadores de la economía popular, o de cualquier rama que están sin actividad como gastronómicos, hoteleros y tantas otras, estaban sometidos a otras condiciones de aprendizaje. En primer lugar por la imposibilidad de acceso a las conexiones a internet, en segundo por la falta de tecnología en la casa y luego por la falta de ingresos diarios.
La iniciativa salió de un diálogo por WhatsAapp entre la profesora Silvia Mendoza y la preceptora Verónica Tejerina tras un intercambio de percepciones sobre los rendimientos en la presentación de los trabajos prácticos y tareas.
"Nuestros diálogos y nuestra inquietud salió entre los días 11 y 12 de abril donde expresamos nuestra preocupación por las familias de aquellos estudiantes afectados por la paralización de las actividades. Esto de no salir a la calle, de detener muchos trabajos está afectando a las familias de una manera que no sabemos qué pasará al final. Fue así que nos comunicamos con el director (Héctor Ramírez) y comenzamos una campaña interna con profesores, preceptores y PAU (Personal de Apoyo Universitario) para recolectar aquellas cosas que le hacen falta a las familias de nuestros estudiantes", dijo la profesora de Idioma Nacional y Literatura.
Juntaron las cartillas con los contenidos para los estudiantes que no tienen conexión a internet, de primero a sexto año, el personal PAU trabajó dos jornadas intensas en el reacondicionamiento de las netbook del viejo plan Conectar Igualdad para prestarle a quienes las necesitan y además se juntó mercadería para armar bolsones alimentarios.
"El presente no es de una situación normal. Se palpa en la mala situación económica en la que veníamos y que en este contexto extraordinario se agudiza. Ante todo esto, las familias de nuestros chicos y chicas que están afectados por ese contexto necesitan una respuesta rápida. Pero entendemos que la cuestión pedagógica no es solo cartillas y netbook, por eso fue que entre todos los trabajadores colaboramos con lo que pudimos para recolectar alimento porque esa es la urgencia", explicó la preceptora del turno tarde.
La movida de solidaridad de asistencia sociopedagógica contó con el apoyo del Rectorado de la UNSa y se enmarcó dentro del plan de acciones que realiza la casa de altos estudios para asistir a estudiantes afectados por la cuarentena.
Los trabajadores
Historia aparte fue el movimiento de los trabajadores que apoyaron con todo lo que pudieron. "Yo les debo agradecer a los compañeros porque todos, de una manera u otra, colaboraron con esta iniciativa. Todos somos trabajadores y valoro su espíritu solidario", dijo Mendoza.
Los relatos sobre cómo ocuparon semanas para conseguir los permisos de circulación, los vehículos y la forma de llegar a los hogares queda para la intimidad institucional. La movida concluyó el pasado 30 de abril y ahora se sabe que si bien los chicos nos pueden ir al IEM, fue el colegio el que llegó hasta los chicos.
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