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Un cortometraje salteño compite en el prestigioso Patagonia Media Festival 

“Helados de leche y nieve condensada” recupera historias de La Casualidad. Seis residentes del abandonado pueblo recuerdan su infancia y cómo fue el exilio.
Jueves, 03 de diciembre de 2020 16:14

“Helados de leche y nieve condensada”, un audiovisual breve salteño, compite en la categoría Mejor Cortometraje Nacional en la primera edición del Patagonia Media Festival, que se está celebrando hasta mañana. Su directora y autora del guión, Alodia Valdez Kao, es licenciada en Publicidad y actualmente estudiante de Realización Cinematográfica en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) NOA. 

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“Helados de leche y nieve condensada”, un audiovisual breve salteño, compite en la categoría Mejor Cortometraje Nacional en la primera edición del Patagonia Media Festival, que se está celebrando hasta mañana. Su directora y autora del guión, Alodia Valdez Kao, es licenciada en Publicidad y actualmente estudiante de Realización Cinematográfica en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) NOA. 

Ella le contó a El Tribuno que la idea de hacer un corto con la segunda generación de habitantes del abandonado pueblo de mina La Casualidad se le ocurrió luego de que tomara contacto con la historia de este lugar a raíz de que a su padre, el artista Cenrique Valdez, le encargaron esculpir un monumento en honor de este poblado y que se emplazará en Rosario de Lerma. 

Según refiere Ricardo Solari en el sitio culturademontaña.org.ar, La Casualidad fue fundada en 1951 y llegó a albergar a más de 3.000 habitantes. Contaba con un pequeño hotel, escuelas primaria y secundaria, iglesia, cine, teatro, canchas de básquet y fútbol, oficina postal. También con servicio de luz, teléfono, gas natural, red cloacal y agua corriente y acceso por ruta. Allí “se procesaba el azufre que se extraía de un cerro limítrofe con Chile, donde estaba la bocamina La Julia, y por un moderno cablecarril de 15 kilómetros se lo llevaba en su estado natural dentro de vagonetas de unos 200 kilos hasta el campamento, para ser enviado en camiones hasta Caipé (pequeña estación de ferrocarril) y desde allí por el ramal C-14 hasta Salta por la línea General Belgrano”. En 1979 le llegó un coletazo letal del plan económico diseñado por José Alfredo Martínez de Hoz entre 1976 y 1981. Se ordenó su cierre por decreto. 

Luis Alfredo Pereyra, Nora Gallegos, Clelia del Carmen Ávalos, Anita Azucena Ríos, Fabiana Nancy Acebo y Antonia Moscoso, nacidos en mina La Casualidad, salvo Fabiana -cuya familia se estableció allí cuando ella tenía seis meses- relatan vivencias de su niñez, como cuando habían creado “el helado más rico del planeta”, una mezcla de nieve y leche condensada. 

El documental es una miscelánea de anécdotas frescas e inocentes. “Cuando iba a primero o segundo grado nuestra mayor aspiración era que la maestra nos designe para tocar la campana para salir al recreo (...). Era una alegría para mí llegar a mi casa y contarle a mi mamá que la maestra me había elegido para tocar la campana”, compartió Luis. “24 horas sonaba el cablecarril (...), pero cuando sonaba el silbato es porque algo estaba pasando”, aportó Clelia. Y es el prólogo para la tragedia que se cernió sobre ellos. “Todo aquello en 1979 se tuvo que cerrar, porque decían que no tenía rédito”, sintetizó Antonia. “Cuando cerraron La Casualidad, cuando nos vinimos, era una cosa que decíamos nunca más. Uno chico, uno joven, cómo iba a hacer para decir: ‘Yo me quedo’. Te desaparecían si hacías eso”, comentó Nora. “Camiones empezaron a cargarse con las cosas que cada uno tenía en su casa y subieron las familias a venirse y aprender a vivir en otro lugar”, señaló Clelia. “Mandaron la gente de La Casualidad en el tren con todas sus pertenencias a Salta Capital y había gente que no sabía adónde iba a ir, porque no conocía. Fue un desarraigo muy grande”, describió Antonia. Y quizá sea esa la mayor virtud de este cortometraje, mostrar los otros tipos de exilio a los que sometió el proceso a los argentinos. 

Grabado en pandemia

Los diez minutos que dura el cortometraje son el producto de ocho horas de grabación durante las cuales los protagonistas no tuvieron contacto entre sí. “Aquí en Salta se había aprobado un protocolo para que aplicaran los realizadores audiovisuales, bastante riguroso. Nosotros lo cumplimos puntualmente, porque además las personas involucradas, por su edad, pertenecían a un grupo de riesgo”, comentó Alodia. 

La directora Alodia Valdez Kao, en plena grabación.

Agregó que la lente teleobjetivo fue elegida porque se ajustaba a las cuestiones narrativas impuestas por el guión, pero también porque permitía mantener el distanciamiento social. El corto se completa con imágenes captadas por drone, en las que el espectador puede mensurar la soledad y lo inhóspito del clima puneño, así como dejar entrar a su corazón el paisaje de lo que ya no es, junto con los nostálgicos relatos. 

“La historia de por sí es muy densa. Mi idea era tocar el tema de la dictadura militar, pero me parecía importante ver cómo habían vivido los habitantes de La Casualidad, cómo había sido la niñez de la segunda generación”, cerró Alodia, que espera por estas horas conocer el destino de su corto en este evento internacional que busca promover las producciones audiovisuales de nuevos talentos y realizadores independientes y, en el mismo movimiento, promover la creatividad y el desarrollo de contenidos originales e innovadores. 

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