La familia de Severo Báez y Rafaela Gaspar celebraron los 40 años del Centro de Residentes Vallistos y Puñenos en Salta con un gran almuerzo que brindaron a la prensa y a los amigos.
Además aprovecharon para conmemorar el Día de la Tradición y las comidas fueron los platos típico del norte argentino.
El Centro de Residentes Vallistos y Puñenos siempre estuvo en el mismo lugar, en la calle José Echenique 1074, de la popular Villa Primavera. Desde el comienzo fue un lugar de encuentro de las danzas folclóricas, de los rituales ancestrales y de la comida regional salteña.
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La familia de Severo Báez y Rafaela Gaspar celebraron los 40 años del Centro de Residentes Vallistos y Puñenos en Salta con un gran almuerzo que brindaron a la prensa y a los amigos.
Además aprovecharon para conmemorar el Día de la Tradición y las comidas fueron los platos típico del norte argentino.
El Centro de Residentes Vallistos y Puñenos siempre estuvo en el mismo lugar, en la calle José Echenique 1074, de la popular Villa Primavera. Desde el comienzo fue un lugar de encuentro de las danzas folclóricas, de los rituales ancestrales y de la comida regional salteña.
A pesar del calor de noviembre se pudo degustar locro, asado guateado y a la parrilla, empanadas fritas, mote y la más codiciada por todos que fue la cabeza guateada. Comida tradicional que se estuvo cocinando desde la medianoche del lunes envuelta en un manto de barro.
“Yo ya estaba casado con Rafaela cuando nos vinimos a vivir a Salta, teníamos dos hijos ya. Y la vida en la ciudad es otra cosa, es por eso que decidimos abrir el Centro de Residentes como un refugio para las familias de las tierras altas. Acá todos somo hermanos y disfrutamos nuestras tradiciones”, dijo Severo Báez.
La ocasión sirvió para mostrar el sociedad al nuevo grupo que tiene el insospechado nombre de “Los hermanos Báez”.
“Hoy queremos mostrarle a todo el mundo cómo toca Marcelo Báez el bandoneón”, dijo Viviana Báez que se dedica profesionalmente a la animación y que también participa, con su potente voz, del espctáculo artístico junto a sus hermanos.
Hubo baile de chacarera carpera distanciada y preventiva.
Es que son 14 hermanos los Báez, y ya comenzaron a tomar la posta de seguir con el trabajo arduo de conservar las tradiciones de esta Tierra.
“Somos 14 hermanos, así lo positivo de esta cuarentena es que reunió a toda la familia y todos ya comenzamos a hacernos cargo de lo que durante años hicieron nuestros padres. También ya les vamos enseñando a nuestros hijos todo lo referido al mantenimiento vivo de nuestras tradiciones”, dijo Viviana.
Diciembre, como todos los años, será despedido con la fiesta la Virgen del Valle.
Las coplas no falta y se quitan las cajas para cantar. Coplas de la vida, de la Tierra, del Carnaval, del amor y hasta de la pandemia interpretó Rafaela y su nieto Julián Báez. Todos cantan, todos bailan y es una alegría defender la tradición.
“Nosotros llevamos 56 años de casados, tenemos a nuestros hijos y a nuestros nietos que hacen lo que siempre hicimos: mantener vivo el sentimiento de nuestros padres. Ahora les toca a ellos seguir nuestro camino y yo estoy feliz porque veo que van por ese camino”, dijo Rafaela Gaspar.