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19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Son 50 los niños que esperan una familia

Todos se encuentran bajo el patronato del Estado. Son vulnerables y están alojados en el Pequeño Hogar.
Sabado, 20 de julio de 2019 00:53

Desde un bebé de 2 meses hasta niños de 14 años, que fueron retirados del seno de sus familias por diferentes motivos pero todos por el riesgo que significaba permanecer en contextos familiares que les resultan peligrosos, están alojados en el hogar de niño Padre Walterio Ansaldi en Tartagal. 
Algunos podrán reinsertarse -previo trabajo de los operadores del poder judicial y de la Secretaría de la Niñez- en su familia de origen pero la mayoría se encuentra a la espera de una familia que les brinde lo mínimo que un niño o un bebé necesita, amor, cariño, contención. Los postulantes -a pesar de esa idea generalizada de que las parejas o personas solas esperan por años para recibir una llamada telefónica del juzgado que haga que sus sueños de ser padres se cumplan- no aparecen al menos para satisfacer las demandas de los niños que se encuentran en estado de adoptabilidad. “Necesitamos padres para los niños y no niños para los padres”, coinciden los profesionales que de una u otra manera trabajan cerca de esta problemática social que muestra lo más triste de la realidad que viven los más vulnerables de cualquier sociedad como son los niños.

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Desde un bebé de 2 meses hasta niños de 14 años, que fueron retirados del seno de sus familias por diferentes motivos pero todos por el riesgo que significaba permanecer en contextos familiares que les resultan peligrosos, están alojados en el hogar de niño Padre Walterio Ansaldi en Tartagal. 
Algunos podrán reinsertarse -previo trabajo de los operadores del poder judicial y de la Secretaría de la Niñez- en su familia de origen pero la mayoría se encuentra a la espera de una familia que les brinde lo mínimo que un niño o un bebé necesita, amor, cariño, contención. Los postulantes -a pesar de esa idea generalizada de que las parejas o personas solas esperan por años para recibir una llamada telefónica del juzgado que haga que sus sueños de ser padres se cumplan- no aparecen al menos para satisfacer las demandas de los niños que se encuentran en estado de adoptabilidad. “Necesitamos padres para los niños y no niños para los padres”, coinciden los profesionales que de una u otra manera trabajan cerca de esta problemática social que muestra lo más triste de la realidad que viven los más vulnerables de cualquier sociedad como son los niños.

Un número muy elevado

La preocupación fue expresada por quienes integran el Rotary Club Tartagal, una entidad benéfica que creó el pequeño hogar Padre Walterio Ansaldi donde son alojados estos niños en situación de riesgo de todo el departamento San Martín; a pesar que el hogar depende de la Secretaría de la Niñez, muchas de las necesidades que surgen día tras día deben ser cubiertas por la acción solidaria de los rotarios de Tartagal. 

“El hogar de niños de Tartagal ha sido el más avanzado de la región porque adoptó criterios para que la permanencia de los niños que están institucionalizados sea lo más parecido a un hogar, una familia, dejando de lado esos antiguos orfanatos”, refirió Pablo Carrizo, presidente de la institución.

Ernesto Restom, otro miembro del club rotario, sin embargo consideró: “Aun así, la situación para estos menores, en situación de riesgo, de vivir en el pequeño hogar no es para nada lo ideal porque lo que necesitan es una familia. Si bien hemos hecho muchas mejoras edilicias porque permanentemente estamos atentos a cualquier necesidad del hogar y de los niños que allí residen para que todos estén lo mejor que se pueda, apenas se llega al hogar se percibe en ellos esa necesidad, esa demanda de afecto y de cariño que es muy conmovedora”. 

Muy largos procesos

María Eugenia Hernández Berni es asesora de incapaces N° 2 del Distrito Judicial Tartagal, con jurisdicción en los departamentos San Martín y Rivadavia, y fue consultada por la situación de los niños que se encuentran alojados en el pequeño hogar de Tartagal. Al respecto, la funcionaria se refirió al mecanismo mediante el cual los niños en situación de riesgo llegan al hogar para quedar a resguardo del Estado, ya sea con fines de adopción o con la posibilidad de volver a su familia de origen. 

Hernández Berni explicó: “En casos de menores en situación de riesgo pueden adoptarse dos tipos de medida de protección de derecho, dependiendo de la urgencia de cada situación. Cuando se advierte alguna situación irregular, disfuncionalidad familiar y riesgo potencial en los roles parentales -ejercido por padre, madre pero también por abuelas o tíos-, el órgano administrativo que es la Secretaría de Niñez y Familia, y que depende del Ministerio de la Primera Infancia y del Ejecutivo Provincial, debe hacer un abordaje de la familia con el objetivo de apuntalarla; pero si se considera que el niño sigue en riesgo se lo retira de ese ámbito familiar, previa búsqueda de la familia ampliada o de referentes afectivos para que puedan asumir el cuidado del menor. Si no se puede sostener al niño en ese ámbito, finalmente se lo saca con una medida de protección que es el apartamiento de la familia de origen, y en cuyo caso los chicos recién llegan al hogar”.

La defensora de Incapaces de Tartagal precisó: “Hay situaciones en que no se logra concretar esta primera parte que describí porque la situación es de tan alto riesgo para el niño como son, por ejemplo, los casos de abusos, cuando los chiquitos son dejados solos y los rescata la policía o cuando enfermos son dejados abandonados en el hospital”. 

“Pero esta triste realidad que vivimos de tener tantos chicos en un hogar se debe a que muchos son grupos de cuatro o cinco hermanitos, porque en nuestra zona la familia numerosa no es la excepción, es la regla. Y lo que se busca es que los hermanitos permanezcan juntos, por eso que la opinión pública escucha el llamado que se hace para adoptar a varios hermanitos, lo que muchas veces dificulta que los postulantes puedan aceptar esta propuesta por todo lo que significa”, agregó.

Dra. Hernández Berni, defensora de incapaces.

Plazos de las medidas

La Dra. Hernández Berni explicó: “Una vez que se adoptan estas medidas de protección excepcional, el plazo máximo que se nos da es de 180 días mientras trabajamos con la familia de origen con el fin de intentar revertir las causas que dieron origen a la adopción de la medida”.

Si ese objetivo no se consigue, el órgano administrativo que es la Secretaría de la Niñez saca una declaración administrativa de adoptabilidad. Pero el juez tiene 90 días más para dictar sentencia y en ese lapso se llama a la familia de origen para informarle de ese acto. Pero en esta instancia “la familia puede presentar nulidades o alternativas que hay que evaluarlas, lo que hace que para llegar a una sentencia de primera instancia pasen al menos dos años”. 

En caso de que la familia de origen presente una recusación de esa sentencia de primera instancia, “va al tribunal de apelaciones que, si bien es muy expeditivo en la resolución de los casos, tiene que tomarse un tiempo porque efectivamente pudo haber errores en la primera intervención, pero por lo general las sentencias de primera instancia declarando la adoptabilidad de los chicos son confirmadas. Una vez que se tiene la sentencia de adoptabilidad firme recién se requieren los legajos de quienes están inscriptos”.

Pero allí también surgen inconvenientes y demoras “porque la mayor cantidad de postulantes pretenden la adopción de un bebé y en mucho menor medida niños y ni qué decir adolescentes a lo que hay que sumar los casos en que son varios hermanitos o chicos con alguna discapacidad o problemas de salud. La obligación que como asesores nos cabe es la de procurar que los hermanos estén siempre juntos, residiendo en un contexto conforme a su origen y primero se convoca a postulantes de la provincia, luego de la región y finalmente del país”. 

Hernández Berni finalmente consideró que “el Estado asume la responsabilidad de tenerlos en estas instituciones porque está obligado a proteger a un ser humano que no pidió venir al mundo; por eso se le da todo lo que está al alcance del Estado para que viva lo mejor que se pueda pero como ciudadanos debemos mirar, prestar más atención a estos niños con una mirada inclusiva, solidaria, más sensible y sobre todo más humana”. 

 

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