El 10 de abril de 1969, en los salones del Club El Círculo, el Dr. Gustavo “Cuchi” Leguizamón disertó sobre la “Escatología del opa (El opa gobernador, el opa juez, el opa prestamista y el opa perverso)”.
En esa amena charla, Leguizamón desarrolló, con pormenorizados ejemplos, la plena vigencia en nuestra Salta, del “Estatuto del opa”.
Y como ejemplo recordó el sonado caso del fiscal de Estado que un año antes (1968) se había visto obligado a renunciar, luego de haber elaborado un cuestionado dictamen en contra de la Provincia, a la cual debía defender.
Ya renunciado, muy ufano el exfiscal declaró a la prensa: “No me di cuenta”, y san se acabó.
Recordando semejante justificación, Leguizamón dijo: “Este versado fiscal ya se había acogido al salteñísimo ‘Estatuto del opa’...”.
Y así fue que desde aquella tarde otoñal, quedó en plena vigencia el curioso estatuto, conjunto de normas que, al parecer, los municipales de Campo Santo acaban de exhumar.
Un buen día, todos comenzaron a cobrar, incluso el alcalde, abultadísimos sueldos sin que nadie diga nada, incluso el alcalde.
Pero ahora, al unísono, todos repiten “No m’i da’u cuenta”, “no m’i da’u cuenta...”.
Ayyy, Cuchi Leguizamón, por qué te habrás ido antes de tiempo...
No sabés qué operías te estás perdiendo...
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El 10 de abril de 1969, en los salones del Club El Círculo, el Dr. Gustavo “Cuchi” Leguizamón disertó sobre la “Escatología del opa (El opa gobernador, el opa juez, el opa prestamista y el opa perverso)”.
En esa amena charla, Leguizamón desarrolló, con pormenorizados ejemplos, la plena vigencia en nuestra Salta, del “Estatuto del opa”.
Y como ejemplo recordó el sonado caso del fiscal de Estado que un año antes (1968) se había visto obligado a renunciar, luego de haber elaborado un cuestionado dictamen en contra de la Provincia, a la cual debía defender.
Ya renunciado, muy ufano el exfiscal declaró a la prensa: “No me di cuenta”, y san se acabó.
Recordando semejante justificación, Leguizamón dijo: “Este versado fiscal ya se había acogido al salteñísimo ‘Estatuto del opa’...”.
Y así fue que desde aquella tarde otoñal, quedó en plena vigencia el curioso estatuto, conjunto de normas que, al parecer, los municipales de Campo Santo acaban de exhumar.
Un buen día, todos comenzaron a cobrar, incluso el alcalde, abultadísimos sueldos sin que nadie diga nada, incluso el alcalde.
Pero ahora, al unísono, todos repiten “No m’i da’u cuenta”, “no m’i da’u cuenta...”.
Ayyy, Cuchi Leguizamón, por qué te habrás ido antes de tiempo...
No sabés qué operías te estás perdiendo...