Alumnos del colegio Fray Mamerto Esquiú de Pichanal se dedicaron a la tarea de recolectar 3 mil botellas plásticas, limpiarlas y pintarlas para luego armar un toldo que cubra parte del inmenso patio donde el sol cae a plomo y la temperatura ronda los 40º.
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Alumnos del colegio Fray Mamerto Esquiú de Pichanal se dedicaron a la tarea de recolectar 3 mil botellas plásticas, limpiarlas y pintarlas para luego armar un toldo que cubra parte del inmenso patio donde el sol cae a plomo y la temperatura ronda los 40º.
Cerca de 30 alumnos trabajaron con material reciclable para armar el techo ecológico.
Este proyecto nació de la siempre presente necesidad de tener sombra en el patio de la escuela, donde la temperatura supera los 40§, por estar ubicado por donde pasa el Trópico de Capricornio.
Así fue que un grupo de estudiantes decidieron hacerle frente al problema con una idea creativa y de bajo costo.
Los jóvenes trabajaron por varias semanas en la construcción de un techo para su patio.
El Fray Mamerto Esquiú es una institución, que, a pesar del contexto socioeconómico desfavorable, se destacó por realizar grandes trabajos.
Elizabeth Jiménez, directora de la institución, contó que "lo pensamos como un proyecto interdisciplinario, donde se articularon varias materias. Le pusimos el nombre de Eco Tinglado, y su objetivo era construir un techo con botellas de plástico, que primeramente eran trabajadas y tratadas con pintura y luego colocadas", resaltó la docente.
Al inicio los chicos realizaron una campaña de recolección de envases descartables de tres litros. "Salieron a los barrios y la respuesta de los vecinos fue muy positiva, rápidamente nos llenamos de botellas, y los chicos lograron llenar un depósito completo", contó la directora.
El colegio alberga unos 600 alumnos y con más de 25 años de vida, recién en 2017 tuvo edificio propio.
"El establecimiento tiene más de 25 años, pero hace poco que tenemos casa propia. Y como el patio no tenía techo, en esta época de mucho calor no podemos usar el lugar para actos, o actividades deportivas. Por eso, ante la necesidad, nació la iniciativa de los estudiantes", aseveró Jiménez.
El trabajo en equipo
Quien lideró el proyecto, la docente Micaela Juárez, contó que "el techo mide 10 metros de largo por 6 de ancho. Para cubrir eso los chicos necesitaron 3.600 botellas. Por suerte, todos los vecinos colaboraron con la colecta".
"Fueron 32 alumnos los que trabajaron, lavaron las botellas, las escurrieron, luego las pintaron, con pintura látex, fueron semanas de intenso trabajo", dijo Juárez.
Y remarcó que el techo ecológico, podría llegar a tener una vida útil de 2 años. "La realidad es que no va cubrir todo el patrio, pero será de una gran ayuda. Está en nuestros planes hacerlo completo, pero necesitamos más tiempo".
Por último, la directora Jiménez se mostró entusiasmada por el efecto positivo que provoca en los adolescentes trabajar en equipo, y afrontando las problemáticas reales de una sociedad.
"Hemos visto tanto esmero, tantas ganas de lograr el objetivo... estos jóvenes tienen mucha fuerza y ponen todo de sí a pesar de las altas temperaturas que soportan o los escasos recursos de los que disponen".
Días pasados la institución tuvo una exposición y allí se oficializó el tan ansiado techo ecológico. "Estamos orgullosos del trabajo y el empeño que pusieron los alumnos", finalizó la directora Elizabeth Jiménez.