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Benedetto y todo este circo no son bienvenidos

Viernes, 07 de diciembre de 2018 01:59

Indignante. Las palabras de Darío Benedetto y la impunidad con la que gozan los barras como Di Zeo. Irrita ver a los protagonistas coquetear con los violentos y a los hinchas idolatrarlos como sucedió en la despedida del plantel de Boca cuando Di Zeo y su socio Mauro Martín despejaban el camino del colectivo. Ya no nos podemos bancar a estos indeseables (léase todos los barras de todos los clubes) que circulan como quieren, nunca pierden la protección de “alguien”, son millonarios de sucios negociados como el que habría hecho el jefe de la barra de River atrapado con más de 300 entradas y 7 millones de pesos. 
Benedetto no debió guiñarle el ojo a Di Zeo. Fue repugnante. Solo ratifica la amistad de los barras también con los jugadores. Es que nos ilusionamos con que un día no suceda más. Meses y años pidiendo lo mismo. Páginas enteras. 
Benedetto aprobó la existencia de un ser repudiable. Y no es bienvenido en el fútbol, ni Di Zeo ni las declaraciones del delantero. Y vamos más allá. En estos tiempos de una locura que nadie puede dominar nada de lo que está pasando es bienvenido. Tampoco la permanente guerra dialéctica de los jugadores y dirigentes de Boca y de River. Falsos. Por un lado hablan de “paz”, por el otro meten bomba. Caretas. Tevez insiste en hacer quedar a los jugadores de River como inescrupulosos. D’Onofrio le recuerda a Angelici todos los días su deslealtad. Todos falsos. Los de Boca se quejan de jugar en Madrid y añoran, dicen ahora, la posibilidad de levantar la Copa en el Monumental cuando hicieron todo para ganarla sin jugar. 
No es bienvenido el “tirapiedra” falso arrepentido de Firpo, no es bienvenida la negligencia policial que provocó esta locura con un pésimo operativo. Ni los políticos y legisladores (postergaron el tratamiento de la ley antibarra) que siguen mirando para otra parte, como los jueces. Ninguno es bienvenido.    
 

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Indignante. Las palabras de Darío Benedetto y la impunidad con la que gozan los barras como Di Zeo. Irrita ver a los protagonistas coquetear con los violentos y a los hinchas idolatrarlos como sucedió en la despedida del plantel de Boca cuando Di Zeo y su socio Mauro Martín despejaban el camino del colectivo. Ya no nos podemos bancar a estos indeseables (léase todos los barras de todos los clubes) que circulan como quieren, nunca pierden la protección de “alguien”, son millonarios de sucios negociados como el que habría hecho el jefe de la barra de River atrapado con más de 300 entradas y 7 millones de pesos. 
Benedetto no debió guiñarle el ojo a Di Zeo. Fue repugnante. Solo ratifica la amistad de los barras también con los jugadores. Es que nos ilusionamos con que un día no suceda más. Meses y años pidiendo lo mismo. Páginas enteras. 
Benedetto aprobó la existencia de un ser repudiable. Y no es bienvenido en el fútbol, ni Di Zeo ni las declaraciones del delantero. Y vamos más allá. En estos tiempos de una locura que nadie puede dominar nada de lo que está pasando es bienvenido. Tampoco la permanente guerra dialéctica de los jugadores y dirigentes de Boca y de River. Falsos. Por un lado hablan de “paz”, por el otro meten bomba. Caretas. Tevez insiste en hacer quedar a los jugadores de River como inescrupulosos. D’Onofrio le recuerda a Angelici todos los días su deslealtad. Todos falsos. Los de Boca se quejan de jugar en Madrid y añoran, dicen ahora, la posibilidad de levantar la Copa en el Monumental cuando hicieron todo para ganarla sin jugar. 
No es bienvenido el “tirapiedra” falso arrepentido de Firpo, no es bienvenida la negligencia policial que provocó esta locura con un pésimo operativo. Ni los políticos y legisladores (postergaron el tratamiento de la ley antibarra) que siguen mirando para otra parte, como los jueces. Ninguno es bienvenido.    
 

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