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Después de las PASO, ¿cambiarán el libreto?

Sabado, 19 de agosto de 2017 23:56

A una semana de la votación, sigue sin respuesta la pregunta que se formula la mayoría: ¿Sirven para algo las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas? ¿Se justifica un costo económico de semejante envergadura? ¿Es legítimo obligar a la gente a elegir candidatos entre personas de las que sabe poco y nada?

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A una semana de la votación, sigue sin respuesta la pregunta que se formula la mayoría: ¿Sirven para algo las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas? ¿Se justifica un costo económico de semejante envergadura? ¿Es legítimo obligar a la gente a elegir candidatos entre personas de las que sabe poco y nada?

Para el gobernador Juan Manuel Urtubey, cuyo frente Unidad y Renovación presentó seis precandidatos a diputados nacionales e infinidad de postulantes para las categorías locales, es “una forma de participación ciudadana”.

Una forma. Podría haber otras.

Los salteños, en su mayoría, reconocen que eligen personas y no proyectos. Los 247.212 votos que lograron los seis precandidatos, ¿son de Urtubey o son de cada uno de ellos?.

Pensando en el posicionamiento del gobernador a nivel nacional, ese número le ha permitido recuperar oxígeno. Pero Andrés Zottos, cabeza de lista y el único que entraría, hasta ahora, quedó muy por debajo de Martín Grande (52 mil votos de diferencia) y de Sergio Leavy (48 mil votos sobre Zottos). Si los votos son de Urtubey, y prosigue su buena estrella, el ex vicegobernador no tendría problema. Pero si la gente vota personas, nada le garantiza que quienes optaron por Matías Posadas, Sonia Escudero o los tres que quedaron fuera de carrera migren al sobre de Zottos. Y ahí, Urtubey tendría un problema.

Martín Grande tampoco puede contar con los 34 mil votos de Rubén Correa, que se definió antimacrista, pero puede sumar los de otros desencantados. Leavy, que fue solo, también puede sumar de varios canastos.

En resumen, persona por persona, quedaron primero Grande (119.585), Leavy (115.022) y Zottos (77.262). 

En la categoría de diputados nacionales, las Paso funcionaron como una eliminatoria, de final más incierto que antes.

Hacia adentro

El mismo interrogante: ¿el frente o la persona? quedó en las elecciones de la capital salteña. El triunfo del periodista Adrián Valenzuela en la categoría de senador provincial fue contundente con 84.161 votos sobre el candidato de Un Cambio Para Salta, Guillermo Durand Cornejo con 50.408 votos.

Comparando con la categoría nacional, Cornejo logró 42 mil votos menos que el macrista Grande, mientras que Valenzuela estuvo apenas 7 mil votos debajo de la coalición urtubeicista encabezada por Zottos.

Dentro de la categoría Diputado provincial, Manuel Santiago Godoy (PJ), Isabel De Vita (Frente Ciudadano) y Bettina Romero (Un Cambio para Salta, individualmente la más votada), parecen tener aseguradas sus bancas, aunque más abajo, la distribución va a depender del arrastre personal.

Los límites difusos 

En octubre, Urtubey querrá ratificar su triunfo personal en la provincia y en la Capital salteña. Como están las cosas, será necesario un artilugio discursivo para presentar ese eventual éxito como patrimonio justicialista, que es lo que requieren sus aspiraciones de liderazgo. 

Ni Zottos ni Valenzuela responden al estereotipo de “los muchachos”. De todos modos, aún quedan diez semanas y una elección.

El peronismo, sin dudas, sobrevive, pero nadie puede considerarse su dueño en la provincia. Las precandidaturas y los resultados muestran una formidable heterogeneidad. Es decir, reflejan que, efectivamente, las ideologías en el sentido clásico del término han muerto.

Proyección de Urtubey 

El goberandor celebró el escrutinio con gestos de euforia, abrazado a Zottos y a Valenzuela. Después siguió paso a paso su campaña personal en los medios porteños. El macrismo le hizo un favor al reivindicar el voto electrónico dejando a Cristina de Kirchner como defensora del voto en papel.

De todos modos, el peronismo no solo está acéfalo, sino que está dividido. En ese espacio, el gobernador salteño logra mostrarse como un líder distante de las groserías de la década ganada, sin perder identidad partidaria. En sus incursiones mediáticas salió airoso como figura emergente, pero trastabilló frente a preguntas duras y concretas. Sobre el debate acerca de la enseñanza religiosa y luego, sobre la aparición de falsos calchaquíes que se apropian de fincas en los valles de Cachi y Cafayate, el gobernador eludió una definición personal y transfirió la responsabilidad al Estado nacional.

Ese hándicap durará hasta el momento en que la política deje de lado la ficción creativa y la reemplace por los objetivos a futuro y los proyectos de gestión. Urtubey ya dio muchas muestras de ductilidad.

Los candidatos, en la campaña que ya se lanza, deberán hablar de enseñanza religiosa, aborto, generación de empleo, seguridad, femicidios, desarrollo rural, reforma escolar, crisis en la frontera.

A menos que opten por seguir hablando de “solucionar los problemas de la gente” lo repiten todos- sin explicar cómo... y en muchos casos, de quienes buscan la reelección, sin informar por qué no se les ocurrió hacerlo hasta ahora.

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