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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La política metió el dedo en la yaga

Viernes, 07 de abril de 2017 00:00

La archiconocida frase "divide y vencerás", atribuida a Julio César, no por ser antigua deja de cobrar vigencia cuando se trata de graficar que alguien desde el poder se encarga de generar divisiones para debilitar a un ocasional adversario. Ejemplos de este método sobran y lo que se advierte es que esta situación se acentúa sobremanera en tiempos electorales.

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La archiconocida frase "divide y vencerás", atribuida a Julio César, no por ser antigua deja de cobrar vigencia cuando se trata de graficar que alguien desde el poder se encarga de generar divisiones para debilitar a un ocasional adversario. Ejemplos de este método sobran y lo que se advierte es que esta situación se acentúa sobremanera en tiempos electorales.

Todo indica que la estrategia de la división que tanto éxito le dio al emperador romano, se utilizó en Salta para producir la fractura de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas. La conducción que se eligió el miércoles en el sindicato estatal de UPCN, con Gustavo Soto y Pedro Cruz a la cabeza, fue recibida de inmediato por dos ministros, Parodi y Costello, quienes les trasmitieron un mensaje de felicitaciones y de buenos augurios enviado por el gobernador Juan Manuel Urtubey. Para lograr su cometido, los 53 gremios que le dieron la espalda al conductor nacional del brazo político de la central obrera, Gerónimo Venegas, no solo se rebelaron a su autoridad sino que recurrieron al clásico refrán: "El que pega primero, pega dos veces". Convocaron a un plenario en horas de la mañana, de manera tal que cuando el Momo arribó a Salta, pasado el mediodía, se encontró con la ingrata novedad de que las 62 de Salta ya habían elegido sus autoridades.

El dirigente peronista alineado con el macrismo desconoció a los elegidos por los 53 gremios díscolos y redobló la apuesta haciendo honor a la frase "el que ríe último, ríe mejor". Fue así que concurrió al plenario en la cancha de básquet del club Libertad donde lo aguardaba una nutrida concurrencia y bendijo con todos los honores al camionero Jorge Guaymás, quien fue elegido secretario general por 52 sindicatos. "Esta es la verdadera conducción de las 62 de Salta", expresó Venegas con mucha enjundia y determinación, como para no dejar dudas acerca de quién tendrá el auténtico sello de la organización.

Intereses políticos

Los sectores en pugna atribuyeron la fractura del movimiento a intereses políticos. Los que eligieron a Soto culpan a Momo Venega con el argumento de que el conductor de las 62 y líder del Partido Fe vino a Salta con la firme intención de imponer a Jorge Guaymás como secretario general en el marco de un acuerdo político. "No estamos de acuerdo con los candidatos elegidos a dedo", dijo Soto. Y remató: "Los gremios de Salta debemos ser los artífices de nuestro destino y no necesitamos que nadie nos venga a decir quién nos va a conducir".

Los guaymasistas, en tanto, sostienen que en toda esta movida estuvo la mano de Urtubey y como prueba de ello subieron a las redes sociales una foto de una reunión que los sotistas mantuvieron en los días previos con José Urtubey, hermano del gobernador. En ese sentido reforzaron esta teoría cuando tomaron conocimiento de que los elegidos en UPCN fueron recibidos inmediatamente por dos miembros del gabinete y que el mandatario les había expresado sus felicitaciones. ¿Alguien tiene duda de que en todo esto no está Urtubey?, respondió a los medios el salteño José Ibarra, el segundo de Venegas en las 62.

¿Y la CGT?

Cuando el 17 de febrero pasado unos 50 dirigentes gremiales se reunieron en el Sindicato Gastronómico, convocados por su anfitrión Pablo López, nada hacía suponer que el movimiento obrero iba a terminar fracturado. De ese encuentro participaron los mismos que hoy están enfrentados. En esa oportunidad Jorge Guaymás anunció que dejaría la conducción de la CGT y se fijó para el 27 de abril la elección de las nuevas autoridades.

Todos coincidieron en la necesidad de que la central obrera saliera de su letargo y que comenzara a marcar la cancha para lograr las reivindicaciones salariales y laborales de los trabajadores. Los dirigentes del sector privado plantearon la necesidad de que los gremios estatales se pongan los pantalones largos para sacarse de encima el yugo del poder de turno. Aludían concretamente al Gobierno de la Provincia y a los municipios.

La candidatura de Guaymás en las 62, un massista archienemigo político de Urtubey, fue lo que movió el avispero y desató la hecatombe. El municipal Adrián Amén graficó en estos término la situación: "El gobernador, con Pedro Cruz a la cabeza, tenía asegurado el apoyo eterno de las 62 y no podía darse el lujo de perder esta ganga con la elección de una conducción adversa y por eso hicieron esta movida".

La gran incógnita que se plantea ahora es qué pasará con la elección de la nueva CGT. Con la cancha marcada por dos sectores antagónicos, hay quienes creen que todo se resolverá como en las 62. Es decir con dos centrales obreras, como en los tiempo de Triaca y Ubaldini. Una oficialista y otra opositora.

 

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