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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El secreto para seducir inversores

Viernes, 01 de diciembre de 2017 21:28

Tiempo de cambios, dicen unos. Ahora es el tiempo de mejores cambios, dicen los últimos recién llegados. Analicemos entonces que instancia del cambio hemos logrado y donde radican los desafíos para el futuro inmediato.
En primer lugar tenemos que cuestionarnos si comprendemos que el cambio nos convoca a todos y solo será exitoso si todos lo enarbolan como bandera. Esto involucra al Estado, al empresariado, al gremialismo rural y al sindicalismo.
Es relevante que el gobierno se constituya en un articulador para ese cambio y un facilitador cuando encuentra voluntad de todas las partes. 
Hubo cambio de gabinete en Salta. Ahora veremos hasta dónde cambia la realidad provincial.

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Tiempo de cambios, dicen unos. Ahora es el tiempo de mejores cambios, dicen los últimos recién llegados. Analicemos entonces que instancia del cambio hemos logrado y donde radican los desafíos para el futuro inmediato.
En primer lugar tenemos que cuestionarnos si comprendemos que el cambio nos convoca a todos y solo será exitoso si todos lo enarbolan como bandera. Esto involucra al Estado, al empresariado, al gremialismo rural y al sindicalismo.
Es relevante que el gobierno se constituya en un articulador para ese cambio y un facilitador cuando encuentra voluntad de todas las partes. 
Hubo cambio de gabinete en Salta. Ahora veremos hasta dónde cambia la realidad provincial.

Liderazgo y vecindario

El liderazgo será para aquellos que interpreten cuáles son los cambios que impactan en forma más universal y qué barreras o paradigmas hay que romper. Aquí vale el concepto del buen vecino: saber pararnos en la vereda de enfrente para ajustar el volumen de la música. Entonces debemos empezar a definir o reacomodar los roles que cada uno debe cumplir, cuáles son las indelegables responsabilidades de cada quien y que debemos exigir enérgicamente del otro. Pero para todo necesitamos recursos, porque sin ellos y con voluntarismo y buenas intenciones no lograremos salir adelante.
Entonces como se dice en el campo: “ vayamos al grano”. 

La necesidad perentoria

El tema más urgente es la búsqueda de inversores y tecnología. 
En una economía como la nuestra con un déficit fiscal acumulado para el 2017 del 2,5% del PBI y una balanza comercial negativa para septiembre último de 765 millones según el INDEC, del Estado no podemos esperar mucho. 
Solamente endeudamiento que aún sigue siendo caro.
¡Que vengan los inversores! 
Y empezamos entonces con las preguntas: ¿Estamos preparados para seducir a los inversores? 
La respuesta es “No”.
En primer lugar, porque no está bien claro que es lo que realmente queremos; en segundo lugar, porque debemos corregir y mejorar la dialéctica y los interlocutores o voceros. 
Ante un mundo muy exigente es vital que los “vendedores” sean los más capacitados y los más convencidos del producto. 
No basta con todas nuestras virtudes, nuestro potencial productivo, nuestras riquezas y las “evidentes” oportunidades que brindan nuestro país y nuestra región. Esas cualidades están desde siempre y ya no podemos echar culpas a unos y otros, o a los políticos de tal o cual partido. 
El mundo, en particular aquel que ha mostrado evidente voluntad de ser socio nuestro y nos quiere exitosos, demanda mucho más. 

Las seguridades

Debemos entender que nadie quiere arriesgar su dinero, que los inversores nos son ONGs y que tienen en particular más responsabilidad social que la que nosotros mostramos. Esto es así porque quienes nos aventajan condicionan a los capitales a ser respetuosos del ser humano, de la identidad y del ambiente.
Las principales potencias económicas de Occidente, EEUU y Alemania han dado muestras claras y gestos inequívocos para transformarse en nuestros principales socios. Entiéndase, apuestan a nuestro éxito; pero como bien dijera Angela Merkel en su visita de junio pasado, son exigentes y demandan trabajo y seriedad. 
Lo mismo requieren los mercados a los cuales ambicionamos conquistar pero es vital reconocer que tienen otras alternativas en otras latitudes.
No desaprovechemos este momento.
Sirve señalar como ejemplo que antes de la caída del muro de Berlín ( y la de la Cortina de Hierro) a fines del siglo pasado muchos capitales apuntaban a nuestro país. No pudimos o no supimos conquistarlos y luego migraron a toda Europa del este, Asia y Brasil.
La enseñanza de la historia
 Nuestro gran vecino supo capitalizar nuestros errores y se posicionó en espacios que eran históricamente nuestros, la carne es el mejor ejemplo. Tras la crisis de aftosa de inicio de siglo nunca más recuperamos el espacio de privilegio del mercado cárnico, que sin dudas fue el estandarte de nuestro potencial agroalimentario.
Es aquí importante destacar la estrecha y muy fructífera relación comercial y cultural de Alemania con nuestro país al cual se lo reconoce como el más Europeo de Latinoamérica pero más aún el que con mayor respeto, generosidad y solidaridad ha tratado a los alemanes a lo largo de sus 160 años de relaciones bilaterales. Tenemos, al igual que con EEUU más cosas en común que diferencias, al menos en la letra y esto no es menor en el escenario mundial. La cultura, el federalismo (en nuestro caso más declarativo que real), las libertades, derechos individuales y el respeto por la propiedad privada son por mencionar algunos de los factores que nos acercan a esos países, que no dudarlo, siguen siendo fundamentales en nuestra perspectiva de desarrollo.
El lenguaje
Por ello la segunda pregunta que “a priori” se me ocurre. ¿Hablamos el mismo idioma que aquellas potencias de quienes esperamos inversiones? No. Ni tampoco el idioma de todos los países que se han desarrollado en los últimos treinta años. No solo hablan inglés y alemán, sino que en su dialéctica son palabras de uso corriente la descentralización, el desarrollo local, la construcción de las capacidades locales, estrategias de comercio regional, integración de las cadenas, sociedad público privada y economía de desarrollo de mercados.
Después podemos adentrarnos en tecnicismos que forman parte del idioma con el que debemos interiorizarnos en forma urgente. Y ahí tenemos la tecnología aplicada a la creación de energía descentralizada y toda la aplicada al desarrollo agroindustrial, alimenticio, químico, energético, logístico, minero, entre otros. Se trata de familiarizarnos con la tecnología descentralizada de “Blockchain o DLT”, los “Smart Contracts”; como también con una visión realista de la capacidad de expansión y diversificación de nuestra producción primaria y agroindustrial, motor histórico de nuestra economía, en la trama de mercados actuales. 
El manejo de la dialéctica es vital para conquistar no solo los mercados sino fundamentalmente a los inversores. 
Por ello debemos revitalizar las agregadurías agrícolas y toda organización pública, privada o mixta que trabaje detrás de esta consigna, o bien prefiero llamarla, de esta imperiosa obligación. Otro capítulo es sin dudas el análisis visceral y descarnado de nuestro deteriorado Estado, nuestras instituciones públicas y privadas, que como se dijo antes, todas ameritan cambios inmediatos.
Saber lo que queremos
Para obtener recursos y seducir inversores debemos tener claro que deseamos y donde queremos llegar. Radica aquí el mayor desafío. Desde hace muchos años escuchamos y repetimos el potencial productivo de Salta, en el terreno agroindustrial, ganadero, minero, turístico y mucho más. Por favor, seamos más ambiciosos porque podemos serlo.
Los inversores buscan socios ambiciosos y con una gimnasia arrolladora para adentrarse en un mundo de cambios y constantes desafíos. 
Salta puede ser el epicentro del desarrollo cultural y tecnológico de la región, puede autoabastecerse de energía, puede desarrollar industrias nuevas y tener superávit de empleo, debe importar tecnología de punta que apuntale las industrias locales. ¿Por qué no ser la Silicon Valley de la región?
Los inversores quieren escuchar un idioma distinto al de los últimos años. Digámosle qué necesitamos para cumplir nuestros sueños y los tendremos de socios. Claro que tenemos que hacer las tareas, achicar, modernizar y capacitar el estado, nada fácil con pocos recursos. 
Depende de nosotros
También debe el Estado, junto al empresariado, impulsar políticas y estrategias para abrir nuevos mercados y pelear enérgicamente para que el Gobierno nacional sea un pilar y no un obstáculo al desarrollo regional. Esto último significa, importante es decirlo, invertir en logística, en infraestructura aeroportuaria, en un trabajo muy serio con Chile para la salida al pacífico y la tan mentada integración que los devotos de la Zicosur seguimos esperando. 
También tendremos socios para lograrlo, pero aprendamos su idioma y creamos en su dialéctica.
Si logramos responder positivamente a las preguntas que respondimos negativamente estaremos en el camino correcto y obtendremos los recursos necesarios para tener un país, una región y una provincia más próspera y el bienestar llegará a cada uno de los habitantes de esta bendita tierra, de lo contrario habremos desaprovechado esta única oportunidad que nos brinda la coyuntura global.

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