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24 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Cómo disfrutar de un verano seguro

Martes, 10 de enero de 2017 01:30
Hay que cuidar a los más chicos de eventuales accidentes. 
Con el acuciante calor de los últimos días, ir a la pileta o al río es uno de los planes más recurrentes de los salteños. No obstante, los riesgos dicen presente: desde contagio de enfermedades, golpes de calor hasta muerte por ahogamiento.
Por eso es preciso tener presente ciertas medidas de precaución que permitan disfrutar de un verano sin sobresaltos.
La supervisión adulta permanente, enseñarles a nadar a los chicos y saber primeros auxilios son las medidas más importantes, según señalaron varios profesionales consultados por El Tribuno, quienes brindaron una serie de recomendaciones.
Los lugares más elegidos por los salteños en estos días de calor son los natatorios Carlos Xamena, Juan Domingo Perón y el complejo Nicolás Vitale. Los ríos son otra de las opciones para las familias, que eligen el Vaqueros, el Wierna y el río Blanco, en Campo Quijano.
Según la Organización Mundial de la Salud, los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo. Se calcula que por esta causa fallecen cada año 372.000 personas alrededor del planeta.
El riesgo aumenta cuando se trata de niños de entre 1 y 4 años, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años.
Para disfrutar del calor y del agua de forma segura, la principal medida, tanto en el río como en la pileta (pública, privada o doméstica), es fundamental la supervisión de un adulto. "Un adulto debe vigilar todo el tiempo. Hay que turnarse entre varios y el que cuida no debe distraerse: nada de leer, charlar o ver el celular. En la pileta pública", afirmó Inés Ruski, instructora acuática y profesora de Educación Física.
"Si en algún momento perdemos de vista a un niño, lo primero que hay que hacer es revisar la piscina", señalan desde la Sociedad Argentina de Pediatría.
Aprender a nadar
Hoy en Salta existen cursos de natación para niños desde edades tempranas. Es conveniente que se familiaricen con el agua para desenvolverse correctamente en el medio acuático.
"Hay una mayor concientización. Son cada vez más los padres que los anotan a sus hijos. Algunos vienen desde los seis meses, junto a sus papás, y disfrutan un montón", dijo Ruski.
Pero no hay que dormirse en los laureles. Que un chico sepa nadar, aminora los riesgos, pero no los elimina. "Un niño de 3 años nada solo 1,5 metros, ya que no tiene mucha resistencia, por eso los padres no se deben fiar. Menos si los chicos no le tienen miedo al agua, porque son más audaces y se exponen a más riesgos. Bajo ningún concepto los chicos pueden estar solos. Sea en el dique, en el río o en la pileta, incluso si es pública. Te puede dar un calambre o llevarte la corriente, aún si sabés nadar", afirmó la docente.
Saber primeros auxilios.
Si ocurre algún accidente los adultos deben estar preparados para saber cómo actuar. "Es fundamental que padres y maestros sepan reanimación cardiopulmonar (RCP), ya que se pueden salvar muchas vidas hasta que llegue la ambulancia", sentenció Ruski.
Además, hay que enseñarles a los chicos que, ante cualquier problema, recurran inmediatamente a un adulto. Puede pasar que los niños se queden bloqueados y traten de resolver solos situaciones para las que no están preparados, perdiendo tiempo que puede ser vital.

­Ojo con los bebés!

Los bebés menores de un año requieren de cuidados especiales para evitar que sufran golpes de calor, quemaduras solares y otros accidentes.
Los expertos aseguran que un menor puede ahogarse en menos de 3 minutos en tan solo 20 cm de agua, sin que sus padres se percaten del accidente. Por eso, hay que evitar dejarlos solos o al cuidado de otros menores.
Por su parte, al no tener todas las defensas desarrolladas, su piel es mucho más frágil que la de un adulto. "Los bebés menores de doce meses no pueden estar expuestos al sol, usar protectores solares ni estar en agua con cloro, ya que su piel absorbe mucho más las sustancias químicas y la radiación solar. Deben estar siempre a la sombra, con sombrero y ropa fresca", afirmó a El Tribuno la Dra. Silvina Monje.
Agregó que recién a partir de los cuatro años los chicos se pueden unir al grupo familiar para estar al sol. "Hasta esa edad deben usar protectores infantiles y evitar el horario pico de radiación de 10 a 16".
Aclimatarse de a poco
El agua suele estar unos grados más fría que el ambiente. Por eso, contrariamente a lo que se cree, lo mejor es meterse poco a poco para que el cuerpo se vaya habituando al cambio de temperatura, asevera la Sociedad Argentina de Pediatría.
"Los padres deben probar la temperatura del agua antes de que los chicos entren. El agua muy fría puede traer problemas respiratorios y calambres. En el caso de los bebés, la temperatura del agua debe estar entre 28§ y 30§".
Los cuidados en los ríos
En el caso de ir al río, hay que tener presentes más resguardos. En primer lugar, que el agua no esté contaminada por desechos cloacales u otros elementos. En segundo lugar, ver cómo está el clima, ya que el curso de agua puede presentar crecidas peligrosas.
Tampoco hay que alejarse de la orilla, por las modificaciones constantes que sufre el cauce y el terreno en general. "Hay que vigilar que el agua no esté contaminada, que las aguas sean tranquilas y el clima. Si llovió, el río siempre crece. Nunca hay que ir solo", señaló Ruski.
Los cuidados en la pileta
En el caso de contar con piscina particular, ésta debe tener el acceso restringido a los niños, mediante cerramientos. La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda un cerco de no menos de 1,50 m de altura, con barrotes con 10 cm de distancia entre sí, para que el niño no pueda pasar por ese espacio.
Las puertas de acceso deben tener picaportes de autocerrado, lejos del alcance del menor.
Los bordes y escaleras de las piscinas pueden ser muy resbaladizos. Los chicos no deben correr cerca de la piscina y deben usar chancletas o zapatillas.
A su vez, los saltos desde el exterior solamente deben realizarse en piscinas con cierta profundidad, para evitar traumatismos y quebraduras. "Lamentablemente, se dan muchos casos de traumatismo porque los chicos, e incluso algunos adultos, se tiran en la parte plana", señaló Inés Ruski.
Los niños deben ir equipados con una tabla, chaleco flotador o manguitos homologados y según su tamaño. "Pero incluso el mismo chaleco se puede aflojar. Las tablas y los flotadores no reemplazan la mirada atenta del adulto", dijo Ruski.
Se recomienda también no dejar juguetes en la pileta cuando los chicos están fuera de ella. Así se evita que quieran lanzarse al agua a buscarlos.
Hidratación y alimentación
En los días de calor, es imperante hidratarse de manera continua. "Esto es fundamental, ya que en verano se produce una perspiración, una transpiración invisible, y las personas se deshidratan sin darse cuenta", señaló la Dra. Monge.
Para evitar dicha deshidratación, la nutricionista Fabiana Lobo afirmó: "Hay que tomar, como mínimo, dos litros de agua por día y evitar las gaseosas, que fuerzan la eliminación de líquidos".
Sobre la alimentación, señaló: "Se deben ingerir alimentos ricos en potasio y magnesio, presentes en la gran mayoría de frutas y verduras. Con la transpiración no solo perdemos agua, sino también minerales. Hay que evitar los condimentos y las comidas pesadas, porque son difíciles de digerir".
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Con el acuciante calor de los últimos días, ir a la pileta o al río es uno de los planes más recurrentes de los salteños. No obstante, los riesgos dicen presente: desde contagio de enfermedades, golpes de calor hasta muerte por ahogamiento.
Por eso es preciso tener presente ciertas medidas de precaución que permitan disfrutar de un verano sin sobresaltos.
La supervisión adulta permanente, enseñarles a nadar a los chicos y saber primeros auxilios son las medidas más importantes, según señalaron varios profesionales consultados por El Tribuno, quienes brindaron una serie de recomendaciones.
Los lugares más elegidos por los salteños en estos días de calor son los natatorios Carlos Xamena, Juan Domingo Perón y el complejo Nicolás Vitale. Los ríos son otra de las opciones para las familias, que eligen el Vaqueros, el Wierna y el río Blanco, en Campo Quijano.
Según la Organización Mundial de la Salud, los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo. Se calcula que por esta causa fallecen cada año 372.000 personas alrededor del planeta.
El riesgo aumenta cuando se trata de niños de entre 1 y 4 años, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años.
Para disfrutar del calor y del agua de forma segura, la principal medida, tanto en el río como en la pileta (pública, privada o doméstica), es fundamental la supervisión de un adulto. "Un adulto debe vigilar todo el tiempo. Hay que turnarse entre varios y el que cuida no debe distraerse: nada de leer, charlar o ver el celular. En la pileta pública", afirmó Inés Ruski, instructora acuática y profesora de Educación Física.
"Si en algún momento perdemos de vista a un niño, lo primero que hay que hacer es revisar la piscina", señalan desde la Sociedad Argentina de Pediatría.
Aprender a nadar
Hoy en Salta existen cursos de natación para niños desde edades tempranas. Es conveniente que se familiaricen con el agua para desenvolverse correctamente en el medio acuático.
"Hay una mayor concientización. Son cada vez más los padres que los anotan a sus hijos. Algunos vienen desde los seis meses, junto a sus papás, y disfrutan un montón", dijo Ruski.
Pero no hay que dormirse en los laureles. Que un chico sepa nadar, aminora los riesgos, pero no los elimina. "Un niño de 3 años nada solo 1,5 metros, ya que no tiene mucha resistencia, por eso los padres no se deben fiar. Menos si los chicos no le tienen miedo al agua, porque son más audaces y se exponen a más riesgos. Bajo ningún concepto los chicos pueden estar solos. Sea en el dique, en el río o en la pileta, incluso si es pública. Te puede dar un calambre o llevarte la corriente, aún si sabés nadar", afirmó la docente.
Saber primeros auxilios.
Si ocurre algún accidente los adultos deben estar preparados para saber cómo actuar. "Es fundamental que padres y maestros sepan reanimación cardiopulmonar (RCP), ya que se pueden salvar muchas vidas hasta que llegue la ambulancia", sentenció Ruski.
Además, hay que enseñarles a los chicos que, ante cualquier problema, recurran inmediatamente a un adulto. Puede pasar que los niños se queden bloqueados y traten de resolver solos situaciones para las que no están preparados, perdiendo tiempo que puede ser vital.

­Ojo con los bebés!

Los bebés menores de un año requieren de cuidados especiales para evitar que sufran golpes de calor, quemaduras solares y otros accidentes.
Los expertos aseguran que un menor puede ahogarse en menos de 3 minutos en tan solo 20 cm de agua, sin que sus padres se percaten del accidente. Por eso, hay que evitar dejarlos solos o al cuidado de otros menores.
Por su parte, al no tener todas las defensas desarrolladas, su piel es mucho más frágil que la de un adulto. "Los bebés menores de doce meses no pueden estar expuestos al sol, usar protectores solares ni estar en agua con cloro, ya que su piel absorbe mucho más las sustancias químicas y la radiación solar. Deben estar siempre a la sombra, con sombrero y ropa fresca", afirmó a El Tribuno la Dra. Silvina Monje.
Agregó que recién a partir de los cuatro años los chicos se pueden unir al grupo familiar para estar al sol. "Hasta esa edad deben usar protectores infantiles y evitar el horario pico de radiación de 10 a 16".
Aclimatarse de a poco
El agua suele estar unos grados más fría que el ambiente. Por eso, contrariamente a lo que se cree, lo mejor es meterse poco a poco para que el cuerpo se vaya habituando al cambio de temperatura, asevera la Sociedad Argentina de Pediatría.
"Los padres deben probar la temperatura del agua antes de que los chicos entren. El agua muy fría puede traer problemas respiratorios y calambres. En el caso de los bebés, la temperatura del agua debe estar entre 28§ y 30§".
Los cuidados en los ríos
En el caso de ir al río, hay que tener presentes más resguardos. En primer lugar, que el agua no esté contaminada por desechos cloacales u otros elementos. En segundo lugar, ver cómo está el clima, ya que el curso de agua puede presentar crecidas peligrosas.
Tampoco hay que alejarse de la orilla, por las modificaciones constantes que sufre el cauce y el terreno en general. "Hay que vigilar que el agua no esté contaminada, que las aguas sean tranquilas y el clima. Si llovió, el río siempre crece. Nunca hay que ir solo", señaló Ruski.
Los cuidados en la pileta
En el caso de contar con piscina particular, ésta debe tener el acceso restringido a los niños, mediante cerramientos. La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda un cerco de no menos de 1,50 m de altura, con barrotes con 10 cm de distancia entre sí, para que el niño no pueda pasar por ese espacio.
Las puertas de acceso deben tener picaportes de autocerrado, lejos del alcance del menor.
Los bordes y escaleras de las piscinas pueden ser muy resbaladizos. Los chicos no deben correr cerca de la piscina y deben usar chancletas o zapatillas.
A su vez, los saltos desde el exterior solamente deben realizarse en piscinas con cierta profundidad, para evitar traumatismos y quebraduras. "Lamentablemente, se dan muchos casos de traumatismo porque los chicos, e incluso algunos adultos, se tiran en la parte plana", señaló Inés Ruski.
Los niños deben ir equipados con una tabla, chaleco flotador o manguitos homologados y según su tamaño. "Pero incluso el mismo chaleco se puede aflojar. Las tablas y los flotadores no reemplazan la mirada atenta del adulto", dijo Ruski.
Se recomienda también no dejar juguetes en la pileta cuando los chicos están fuera de ella. Así se evita que quieran lanzarse al agua a buscarlos.
Hidratación y alimentación
En los días de calor, es imperante hidratarse de manera continua. "Esto es fundamental, ya que en verano se produce una perspiración, una transpiración invisible, y las personas se deshidratan sin darse cuenta", señaló la Dra. Monge.
Para evitar dicha deshidratación, la nutricionista Fabiana Lobo afirmó: "Hay que tomar, como mínimo, dos litros de agua por día y evitar las gaseosas, que fuerzan la eliminación de líquidos".
Sobre la alimentación, señaló: "Se deben ingerir alimentos ricos en potasio y magnesio, presentes en la gran mayoría de frutas y verduras. Con la transpiración no solo perdemos agua, sino también minerales. Hay que evitar los condimentos y las comidas pesadas, porque son difíciles de digerir".

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