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Detienen a una exmonja por el caso del cura Rosa Torino

Viernes, 30 de diciembre de 2016 01:30
Imagen de Alicia Pacheco publicada por TN.
Las denuncias por abusos sexuales, malos tratos, discriminación, malversación de fondos y otros delitos denunciados contra el cura Agustín Rosa Torino y otros miembros de su congregación religiosa se ha convertido en una bola de nieve que no para de rodar. Ayer al mediodía fue detenida una exmonja que se desempeñó como colaboradora del sacerdote fundador del Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista. Se trata de María Alicia Pacheco, quien fue acusada de abuso sexual reiterado por María Gracia Ramia Damario, una exmonja que renunció a sus hábitos por el calvario que sufrió durante años.
En una entrevista concedida a El Tribuno, la joven comentó que a partir de los 10 años comenzó a asistir a la congregación que había instalado su convento en la iglesia de la Santa Cruz, en la calle Santa Fe al 1200 y que a los 13 fue víctima de abuso de los ultrajes por parte de la nombrada Pacheco, cuyo nombre religioso era "hermana Micaela". Esta mujer fue detenida alrededor de las 13 por orden de la jueza de Garantías N§ 1, Ada Zunino, la misma que el martes último dispuso que el padre Rosa Torino sea alojado en la unidad carcelaria de Villa Las Rosa. La policía allanó el domicilio de Pacheco, en el barrio 25 de Mayo de la ciudad de General Gemes, de donde fue conducida a la alcaidía de Tribunales, en la Ciudad Judicial, y hoy será indagada por la fiscal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero.
La detención de la exmonja se realizó a partir del dramático relato que hizo María Gracia el 21 del corriente cuando declaró ante Sodero. La joven de 24 años contó con lujo de detalles de qué manera fue abusada en forma sistemática por la entonces hermana Micaela, entre 2004 y 2005, tanto en las instalaciones de la parroquia de la Santa Cruz como en su propio domicilio. Dijo que su calvario comenzó a los 13 años cuando concurría al templo donde había logrado un estrecho vínculo con Pacheco a la que eligió como madrina de confirmación. "La primera vez fue en una habitación de la parroquia donde me hizo entrar con la excusa de buscar unas cosas. Allí intentó besarme y luego se puso a llorar diciendo que se había enamorado de mi, que conmigo le pasaban cosas y yo me quedé helada", reveló.
Dijo que a partir de ese momento comenzó su calvario, del que no podía salir por la fuerte presión que ejercía sobre ella la entonces religiosa. "Me tocaba las piernas, me acosaba con llamadas telefónica a mi casa, me controlaba los mensajes que los chicos me hacían al celular y me repetía que estaba enamorada de mi", comentó. María Gracia sostuvo que los abusos se fueron incrementando con el correr del tiempo y que se potenciaron el día que Pacheco le pidió que tuvieran relaciones sexuales. "Al terminó de un programa en la radio de la parroquia cerró la puerta con llave y me pidió que me quedara almorzar y luego comenzó a besarme, se subió encima mío y comenzó a moverse, mientras me pedía que la tocara", dijo. Y agrego: "De allí en más los encuentros fueron similares, me repetía que me amaba y se alteraba cuando yo no le decía que la amaba".
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Las denuncias por abusos sexuales, malos tratos, discriminación, malversación de fondos y otros delitos denunciados contra el cura Agustín Rosa Torino y otros miembros de su congregación religiosa se ha convertido en una bola de nieve que no para de rodar. Ayer al mediodía fue detenida una exmonja que se desempeñó como colaboradora del sacerdote fundador del Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista. Se trata de María Alicia Pacheco, quien fue acusada de abuso sexual reiterado por María Gracia Ramia Damario, una exmonja que renunció a sus hábitos por el calvario que sufrió durante años.
En una entrevista concedida a El Tribuno, la joven comentó que a partir de los 10 años comenzó a asistir a la congregación que había instalado su convento en la iglesia de la Santa Cruz, en la calle Santa Fe al 1200 y que a los 13 fue víctima de abuso de los ultrajes por parte de la nombrada Pacheco, cuyo nombre religioso era "hermana Micaela". Esta mujer fue detenida alrededor de las 13 por orden de la jueza de Garantías N§ 1, Ada Zunino, la misma que el martes último dispuso que el padre Rosa Torino sea alojado en la unidad carcelaria de Villa Las Rosa. La policía allanó el domicilio de Pacheco, en el barrio 25 de Mayo de la ciudad de General Gemes, de donde fue conducida a la alcaidía de Tribunales, en la Ciudad Judicial, y hoy será indagada por la fiscal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero.
La detención de la exmonja se realizó a partir del dramático relato que hizo María Gracia el 21 del corriente cuando declaró ante Sodero. La joven de 24 años contó con lujo de detalles de qué manera fue abusada en forma sistemática por la entonces hermana Micaela, entre 2004 y 2005, tanto en las instalaciones de la parroquia de la Santa Cruz como en su propio domicilio. Dijo que su calvario comenzó a los 13 años cuando concurría al templo donde había logrado un estrecho vínculo con Pacheco a la que eligió como madrina de confirmación. "La primera vez fue en una habitación de la parroquia donde me hizo entrar con la excusa de buscar unas cosas. Allí intentó besarme y luego se puso a llorar diciendo que se había enamorado de mi, que conmigo le pasaban cosas y yo me quedé helada", reveló.
Dijo que a partir de ese momento comenzó su calvario, del que no podía salir por la fuerte presión que ejercía sobre ella la entonces religiosa. "Me tocaba las piernas, me acosaba con llamadas telefónica a mi casa, me controlaba los mensajes que los chicos me hacían al celular y me repetía que estaba enamorada de mi", comentó. María Gracia sostuvo que los abusos se fueron incrementando con el correr del tiempo y que se potenciaron el día que Pacheco le pidió que tuvieran relaciones sexuales. "Al terminó de un programa en la radio de la parroquia cerró la puerta con llave y me pidió que me quedara almorzar y luego comenzó a besarme, se subió encima mío y comenzó a moverse, mientras me pedía que la tocara", dijo. Y agrego: "De allí en más los encuentros fueron similares, me repetía que me amaba y se alteraba cuando yo no le decía que la amaba".
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