Juan Carlos Molina era un cura villero santacruceño. En 2013 fue nombrado titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico (Sedronar). En ese momento, la Secretaría pasó a tener solamente un rol social, el de la rehabilitación, cediendo la lucha contra el narcotráfico al Ministerio de Seguridad.
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Juan Carlos Molina era un cura villero santacruceño. En 2013 fue nombrado titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico (Sedronar). En ese momento, la Secretaría pasó a tener solamente un rol social, el de la rehabilitación, cediendo la lucha contra el narcotráfico al Ministerio de Seguridad.
En 2003, creó la Fundación Valdocco que se dedica al cuidado de chicos en situación de riesgos.
Es el asesor ad honorem de la ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner con quien tiene una estrecha amistad desde hace años.
Molina estuvo en Salta la semana pasada en el marco de la Federación Argentina de Municipio (FAM) para hablar sobre un problema que crece cada vez más y que ningún municipio está exento: las adicciones en los jóvenes. Además, recorrió distintas instituciones dedicadas a la rehabilitación de adictos.
El narcotráfico es la otra cara del problema y Salta integra la “frontera caliente” siendo vecina del tercer productor de cocaína del mundo y primero de hojas de coca, Bolivia.
El titular de Sedronar aseguró, en consonancia con el secretario de Seguridad Sergio Berni, que la Argentina “no es productora de cocaína” sino que “es un lugar de transito”. Aceptó, sin embargo, que existen cocinas pero que son de uso interno.
El sacerdote estuvo a solas con El Tribuno y habló sobre la drogadicción y el narcotráfico en el país.
¿Por qué dice que la drogadicción es un problema de salud social?
Porque destruye y rompe las redes sociales que hacen a la vida cotidiana: la familia, la escuela, el trabajo, el deporte. Si lo encaramos solamente desde la seguridad, terminamos con chicos presos por tenencia o utilizamos la fuerza para algo que no corresponde. Si lo miramos solo desde la salud mental, terminamos internando a los chicos y ahí se corta el proceso.
¿Por qué se corta el proceso?
Porque con una desintoxicación no alcanza. A lo que nosotros apuntamos es a un proyecto de vida, queremos una verdadera inclusión. Tiene que haber seguridad, control, justicia y también es fundamental que esté todo el sistema sanitario a disposición.
Desde Sedronar buscamos rescatar los tres pequeños mundos del adicto: fortalecer a las madres, a la familia y a los amigos.
¿Cómo se debe actuar con un chico con adicciones?
Nosotros no ganamos nada internando a un chico que después de 6 o 7 meses, o cuando la obra social deja de pagar el tratamiento, vuelve a su mismo ámbito y recae. Y si lo miras desde una óptica empresarial, es hasta desperdiciar un presupuesto.
Tenemos que apuntar mucho más lejos y debemos incluirlo. Pero hablamos desde dos aspectos: incluir a los que están afuera, pero tenemos que hacerlo con el problema.Tenemos que volver hacia ese que está descartado y volver a mirarlo.
Entonces, ¿por dónde se empieza a tratar a un adicto?
El tratamiento de las adicciones comienza por un abrazo y un mate, que vuelva a sentir que es importante, que es valioso, después viene el resto del proceso. Este no es un problema solo del Estado, sino de toda la sociedad civil. Indudablemente que el Estado debe estar presente, sobre todo, en aquellos que se encuentran en situaciones más vulnerables. El pibe que tiene obra social está cubierto, pero para el que no la tiene, es el Estado que debe responder.
Nosotros nos pusimos como meta para este año entregar 2.000 becas, que incluye todo el gasto de internación. En mayo tenemos 2.200 entregadas, con lo cual hasta diciembre vamos a llegar a muchas más. Esto quiere decir que había una necesidad y un Estado que no estaba respondiendo a esto.
¿Le pidió a los intendentes que salgan a la calle?
Sí, absolutamente. Estoy convencido de que el intendente es el territorio, porque vive en el lugar donde está el problema y tiene que hacerse cargo.
¿Cómo ve a Salta en este tema?
Yo no puedo hablar de todo Salta porque sería injusto.
Recorrí varios lugares de la ciudad y vi que hay muchos dispositivos trabajando. Esto sucede en todo el país, el problema es que están todos desarticulados. Nuestro trabajo es coordinarlos para que funcionen mejor. Salta tiene muchos recursos, los CIC y playones deportivos, que hay que reforzarlos para que tengan un trabajo de contención. Las callejeadas me parece importante, porque hoy tenemos que crear conciencia.
También visité el Tribunal de Tratamiento de Drogas que es una experiencia muy interesante para replicar, aunque es una prueba piloto. Yo la presenté los otros días en Naciones Unidas, como una experiencia válida, donde la pena es la recuperación y la inclusión. Este es un paso muy importante para nuestro país, porque el delito está, es condenable y punible. Pero atrás del delito también hay una persona y si la mandás a la cárcel potencias todo lo malo.
¿Por qué aumentó tanto el consumo en este último tiempo?
Debemos hacer una diferencia fundamental para hablar de esto: una cosa es el uso, otra el abuso y otra es el uso problemático de adicción. Si hacemos esta distinción podremos encarar el problema, porque no todos son adictos, ni narcos, ni criminales.
Una persona puede consumir drogas, pero no lo hace frecuentemente sino de vez en cuando. Otro, un fin de semana se revienta tomando droga, pero durante la semana sigue su vida normal, es peligroso, pero no sos adicto por eso. Por último, está el que tiene el problema serio que no le permite hacer una vida normal. No todos son adictos, sino caemos en el error de decir que el 70% de la ciudad de Salta lo es.
El narcotráfico es uno de los problemas de la drogadicción.
Por supuesto. Pero no todos son narcotraficantes. Un pibe que se fuma un porro no lo es. Existe y está clarísimo que somos un país de tránsito.
¿Pero en el país hay cocinas?
Hay que distinguir dos cosas. Una es la producción y otra la cocina. Nosotros tenemos cocinas, y lo sé porque soy el responsable de los precursores químicos del país, de lo que sale y lo que entra. Nosotros tenemos cocinas con productos de mala calidad. No tenemos pymes de droga. Las cocinas están ubicadas, sobre todo, en los centros urbanos para consumo interno. No mandamos cocaína a Europa. Y eso no lo digo yo, sino los organismos internacionales.
¿Chile era un país con alto transito de cocaína y en los últimos tiempos lo ha bajado?
Chile sigue teniendo problemas con el tránsito y Michelle Bachelet lo dijo en su visita a la Argentina.
Es verdad que lo ha disminuido, Argentina también lo ha hecho. Si miran en las noticias, no hay un solo día en el que no aparezca el secretario de Seguridad, Sergio Berni, frente un operativo de allanamiento o incautación.
El problema es que nosotros tenemos una justicia lenta. Ahora salen alrededor de 200 jueces subrogantes para atacar el problema, porque los juzgados federales no dan abasto.
Me parece bien la decisión de provincializar el microtráfico, que hoy la venta al menudeo sí es un problema en nuestro país, porque está instalada en los barrios y está destruyendo estas redes sociales.
¿Por qué la Sedronar dejó de ocuparse del narcotráfico?
Porque si no todos hacíamos todo y nadie hacía nada. A la lucha contra el narcotráfico la han puesto en el ámbito que corresponde, el de Seguridad.
Hoy está dividido en 4 grandes áreas la lucha: Ministerio de Seguridad, que se dedica a desbaratar bandas; el de Justicia, que debería actuar pronto. La UIF (Unidad de Información Financiera) que controla el lavado de dinero porque lo que moviliza al negocio es la plata y la Sedronar que se dedica a la prevención, capacitación y asistencia.