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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Renunció un funcionario de la Cancillería

Lunes, 09 de septiembre de 2013 03:49

Los comentarios discriminatorios son sancionados y muchas veces hasta castigados con severas penas. Sucede que la Cancillería informó ayer que le aceptó la renuncia a Hugo Merlo, un funcionario acusado de efectuar comentarios discriminadores contra empleados de esa cartera.

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Los comentarios discriminatorios son sancionados y muchas veces hasta castigados con severas penas. Sucede que la Cancillería informó ayer que le aceptó la renuncia a Hugo Merlo, un funcionario acusado de efectuar comentarios discriminadores contra empleados de esa cartera.

La medida se impone con la rigurosidad de la ley que sanciona todas las manifestaciones discriminatorias, ya sea por aspecto físico, condición sexual, nacionalidad, color de piel, clase social y otros aspectos que hacen a la relación entre miembros de una misma sociedad.

“En el día de la fecha presentó, y fue aceptada, la renuncia el Sr. Hugo Merlo a su cargo temporario en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto luego de las denuncias formuladas por algunos delegados gremiales del Ministerio”, dice el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.

El texto oficial señala también que el canciller, Héctor Timerman, ordenó una investigación y la apertura de un sumario administrativo que determine la veracidad de las denuncias por abuso de autoridad y discriminación y las acciones legales que sean pertinentes.

Reunión

“Timerman se reunirá una vez más, esta misma semana, con todos los sindicatos con representación en el Ministerio para continuar la implementación de las medidas que sean necesarias a fin de impedir que sucedan hechos que lesionen la dignidad de los trabajadores en particular y de los seres humanos en general”, según se informó a través del comunicado.

El diario La Nación publicó que empleados de la Cancillería denunciaron que Merlo pagaba las delaciones entre los empleados, daba órdenes como jefe de áreas que se encuentran fuera de su órbita y categorizaba a sus subalternos como “el viejo”, “el cuestionador” o “la judía”, entre otros.

Cabe recordar que estos calificativos figuran en una libreta de anotaciones que el propio Merlo había olvidado en su escritorio, en apuntes escritos donde escribía sobre sus colegas en forma despectiva e incluso con notables errores de ortografía.

 

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