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Guillermo Francella: “La sociedad es prejuiciosa, por eso la película conmueve”

Jueves, 15 de agosto de 2013 01:46

 Hoy se estrena en los cines del país “Corazón de León”, una película que revaloriza el amor por sobre todo y pone la lupa sobre los prejuicios ante lo diferente. Su elenco, encabezado por Guillermo Francella, dialogó con la prensa la semana pasada, El Tribuno estuvo allí.

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 Hoy se estrena en los cines del país “Corazón de León”, una película que revaloriza el amor por sobre todo y pone la lupa sobre los prejuicios ante lo diferente. Su elenco, encabezado por Guillermo Francella, dialogó con la prensa la semana pasada, El Tribuno estuvo allí.

“Cuando (Marcos Carnevale) llegó a mi casa a contarme la historia, empezó con el comienzo de la película: hay alguien que está en un lugar determinado, tiene una discusión con otro, tira un celular y alguien lo encuentra. Los dos se encuentran en el bar.
A mí me empezó a gustar como una comedia romántica. Y Marcos me dijo: lo único que no te conté es que él es así (y hace un gesto sobre la estatura del personaje) No podía creerlo, me encantó”, señaló Francella sobre el film y agregó: “Lo que quería era que no fuera burdo, así que hicimos pruebas con efectos y cuando vimos cómo quedó, fuimos para adelante. Después tuve que trabajar todo lo corporal: los movimientos, la mirada, una postura diferente porque obviamente tenía otra estatura. Saltar de los sillones, toda una cosa minuciosa, pero todo estuvo muy bien llevado por Marcos y fue muy placentero todo el proceso”.
 
¿Te ayudó a comprender mejor a las personas con estas diferencias?
 
Por supuesto que lo entendés. Lo que más se entiende es cómo alguien, como en el caso de Julieta, se enamora de alguien diferente. ¿Qué gana, qué siente realmente su corazón y qué le da felicidad?. O el mandato social que le dice: por qué te metiste ahí habiendo tantos hombres, ¿estás loca?, ¿Por qué no puede disfrutar a pleno? La sociedad es prejuiciosa. Por eso conmueve la película, porque muestra esa lucha. También él ha logrado toda una tenacidad. Ha sido un exitoso, pero siempre ha sufrido. En este sentido, creo que eso tiene que ver con la sensibilidad de Marcos: ha hecho películas del amor en la vejez, otra de una chica con síndrome de Down en Anita, de lo bipolar en Viudas. Por eso me sentí parapetado y contenido desde ese lugar. No es poca cosa trabajar de ese modo. Ha venido la Fundación Creciendo, vino con chicos con esa discapacidad que, si la agarrás a tiempo, con medicina se resuelve. Y estaban felices del tratamiento que le habíamos dado en la película.

 
 
En la película trabajás con tu hijo Nicolás, ¿en qué momento abandonaste tus temores y lo viste como un colega?
 
Cuando Marcos me propone que esté Nicolás, tuve todos los recaudos del mundo. Porque era un estudiante de teatro, nunca había tenido un texto en la mano, nunca había interpretado nada. Le dije que estaba un poco dubitativo, pero conversé con Nicolás y obviamente dijo que le agradaría siempre y cuando él sintiera que servía, si hacía una audición con Marcos. Y parece que salió todo fantástico. Después vi un rigor muy grande en los ensayos. Antes de llegar al set yo ya estaba muy relajado. Sabía lo que Marcos quería, sabía lo que Nicolás podía devolver y dar. 
 
¿Qué tenés en común con León, el protagonista del filme?
 
>La tenacidad. Siempre fui muy tenaz en lo mío, sin las adversidades de él. Él es mucho más valiente que yo. Lograr los objetivos que logró, teniendo ese flagelo de nacimiento, no es tan fácil. Haber conformado una familia linda, haber tenido el hijo que tiene, como tengo. Hay algunos puntos de contacto, pero la diferencia sustancial es lo que él padeció que yo no.
 
 
¿Te sentís un león de la actuación?
 
Me siento muy seguro cuando interpreto, pero tiene que ver mucho primero lo que tengo en la mano, la historia para contar, los textos para decir. Una vez que tengo algo que me haga sentir bien, que me fluyan palabras en la boca, que no sea algo retorcido ni rebuscado, me siento muy seguro. Me siento observado y contenido por un director que me protege y si algo no está bien, lo dice y da su punto de vista, me hace crecer mucho.
 
Hace un tiempo hiciste un casting para una coproducción en Méjico, cuando ya eras consagrado. ¿Qué te motivó a hacerlo? 
 
Una necesidad personal. Me parecía que no estaba bien trabajar de lo mismo a los 20 y a los 50. Tenía una necesidad como actor de tener textos más profundos, de que otros directores tengan la mirada en mí, de animarme a otras cosas, de confiar en mí.
 

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