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13 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Viajó diez años de mochilero por Latinoamérica tras su pasión: el fútbol

Lunes, 24 de junio de 2013 09:38

Juan “Chilavert” Mamaní (41) es protagonista de una verdadera historia de pasión y de lucha por hacer realidad los sueños. Actualmente trabaja de barrendero para la empresa Agrotécnica Fueguina de la ciudad de Salta, pero en su corazón vive un entrañable amor por el fútbol que lo llevó por más de una década a recorrer toda la Argentina y gran parte de Latinoamérica.
“Chilavert”, como lo llaman sus amigos, se crió en una familia humilde de trabajadores rurales en finca Los Pinos, de la localidad de Cerrillos. De pequeño se sintió atraído por el espectáculo que brinda el fútbol y soñaba con conocer los estadios que veía por televisión, rara vez, cuando los fines de semana visitaba el pueblo y podía ver los partidos en el histórico bar El Molino o en el comedor Maku 70, frente a la plaza principal.
Cuando cumplió 15 años decidió no postergar más sus anhelos y emprendió viaje. Contaba sólo con una mochila, una muda de ropa y unas pocas monedas en el bolsillo. “No puedo explicar con palabras lo que sentí aquel día de febrero de 1987, cuando decidí emprender viaje de mochilero para conocer los clubes de los que sólo había escuchado hablar a través de la radio o había visto por televisión. Fue un impulso que me llevó a dejar a mi familia, que no supo de mí hasta que regresé diez años después. Emprender esa aventura que no fue nada fácil, pero que valió infinitamente la pena”, contó Juan.
Su primera parada fue en Tucumán, donde tuvo contacto con el club San Martín. Luego Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, entre otras provincias. Caminó una y otra vez por las gradas de la Bombonera, del Estadio Mundialista, la cancha Independiente y de Vélez, entre otras tantas. Respiró fútbol en los pasillos de las instituciones más importantes del país. Disfrutó de grandes partidos e hizo innumerables amigos, entre dirigentes y aficionados. “Y por sobre todas las cosas me llené de fútbol” asegura “Chilavert”, como lo llaman cariñosamente quienes lo conocen.

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Juan “Chilavert” Mamaní (41) es protagonista de una verdadera historia de pasión y de lucha por hacer realidad los sueños. Actualmente trabaja de barrendero para la empresa Agrotécnica Fueguina de la ciudad de Salta, pero en su corazón vive un entrañable amor por el fútbol que lo llevó por más de una década a recorrer toda la Argentina y gran parte de Latinoamérica.
“Chilavert”, como lo llaman sus amigos, se crió en una familia humilde de trabajadores rurales en finca Los Pinos, de la localidad de Cerrillos. De pequeño se sintió atraído por el espectáculo que brinda el fútbol y soñaba con conocer los estadios que veía por televisión, rara vez, cuando los fines de semana visitaba el pueblo y podía ver los partidos en el histórico bar El Molino o en el comedor Maku 70, frente a la plaza principal.
Cuando cumplió 15 años decidió no postergar más sus anhelos y emprendió viaje. Contaba sólo con una mochila, una muda de ropa y unas pocas monedas en el bolsillo. “No puedo explicar con palabras lo que sentí aquel día de febrero de 1987, cuando decidí emprender viaje de mochilero para conocer los clubes de los que sólo había escuchado hablar a través de la radio o había visto por televisión. Fue un impulso que me llevó a dejar a mi familia, que no supo de mí hasta que regresé diez años después. Emprender esa aventura que no fue nada fácil, pero que valió infinitamente la pena”, contó Juan.
Su primera parada fue en Tucumán, donde tuvo contacto con el club San Martín. Luego Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, entre otras provincias. Caminó una y otra vez por las gradas de la Bombonera, del Estadio Mundialista, la cancha Independiente y de Vélez, entre otras tantas. Respiró fútbol en los pasillos de las instituciones más importantes del país. Disfrutó de grandes partidos e hizo innumerables amigos, entre dirigentes y aficionados. “Y por sobre todas las cosas me llené de fútbol” asegura “Chilavert”, como lo llaman cariñosamente quienes lo conocen.

Una largo camino


También recorrió Bolivia, Paraguay, Brasil, Perú y Chile. En cada lugar buscaba trabajo en los mercados de abasto, donde se ofrecía para realizar “changas” y ganar algún dinero que lo ayudara a solventar su estadía. La idea era permanecer lo suficiente para embeberse del fútbol local, conocer íntimamente a las hinchadas, los clubes, los equipos y gozar de los clásicos de cada región.
Juan destacó, que lejos de lo que pueda llegar a pensarse comúnmente, la pasión en las provincias es mucho más profunda que en las grandes ciudades. Y en Argentina, más que en cualquier otro lugar de sudamérica. “Lo que se siente en las tribunas del interior es algo incomparable. Yo tuve la oportunidad de ver muchos Boca-River, definiciones de campeonatos y partidos de la selección, pero nunca sentí tanta adrenalina como en el histórico partido del Nacional B entre Newl’s-Central en 1990, en Rosario de Santa Fe; o en el clásico de ese mismo año en el que Atlético Tucumán se impuso 2 a 1 ante San Martín.

“Siempre estuve en el tablón”

En sus sueños, “Chilavert” nunca se vio como jugador, sino que siempre ocupó orgulloso un lugar de privilegio como espectador. “Siempre estuve en el tablón. Me gusta disfrutar del espectáculo”, manifestó este hincha apasionado que asegura no ser hincha de un equipo en particular.
Sin embargo, no son pocos en el Valle de Lerma los que ven en Juan un futuro dirigente. Es conocedor, como pocos, de la cocina del fútbol local y trabaja incansablemente en favor de los pequeños clubes de las ligas del interior. A pesar de su trabajo, que le insume gran parte del día, recorre los fines de semana cada potrero de Chicoana, Cerrillos, La Merced y El Carril. A pesar de su bajo perfil y de su trabajo silencioso, se ha transformado en una figura emblemática del fútbol del interior.
Juan es autor de la bandera más grande de una hinchada en el Valle de Lerma, la de Chicoana, que mide unos 50 metros de largo por más de 15 de altura. Confesó tímidamente que tal vez en un futuro no muy lejano, le gustaría volcar toda su experiencia futbolera dirigiendo los semilleros de algún club rural. Seguramente, su espíritu de lucha lo llevará a concretar nuevamente otro de sus grandes sueños.

Un gran espíritu solidario

“Chilavert” asegura que conoce la necesidad en todas sus formas. “Me crié en una finca, con todas las carencias que eso implica. En mis viajes también supe de la necesidad y el sacrificio”, comentó. Por ese motivo, desde hace ocho años que encabeza en el Valle de Lerma campañas solidarias, que tienen como finalidad acercar una ayuda a los chicos más necesitados. Sin ir más lejos, durante el fin de semana pasado entregó un importante donativo de ropa de vestir y libros de estudio de nivel secundario, a los pequeños jugadores del club chicoanense El Carmen, de Campo Alegre, perteneciente a la Liga Tabacalera.
“Mucho de lo entregado el domingo pasado en Chicoana lo recibí de amigos de Caseros, Buenos Aires. En este sentido, quiero agradecer la colaboración de Nilda Vázquez, de su hijo Cristian y de la señora Norita, que tanto se preocupan por ayudar a los chicos salteños. También a Juan Carlos Córdoba y a Jorge Guaymás, quienes tanto me colaboran en cada campaña y que me impulsan a seguir adelante. Toda esta gente la fui conociendo a través del fútbol y hoy se convirtieron en un puente para ayudar a los demás”, contó “Chilavert”.

 

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