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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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?La Iglesia debe cambiar, adaptarse a los tiempos actuales?

Domingo, 08 de abril de 2012 14:13

El sacerdote ha venido desarrollando un trabajo profundo en las comunidades del sur de la ciudad de Salta, creando espacios de encuentro donde los vecinos hallan un tratamiento distinto de ser católico. De esta manera, todos los vecinos saben que pueden acceder a talleres, deportes y otras actividades. También se ha fundado la escuela Bicentenario en el terreno de la iglesia, también la escuela polideportiva y en el barrio Araoz un centro para niños en situación de riesgo.

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El sacerdote ha venido desarrollando un trabajo profundo en las comunidades del sur de la ciudad de Salta, creando espacios de encuentro donde los vecinos hallan un tratamiento distinto de ser católico. De esta manera, todos los vecinos saben que pueden acceder a talleres, deportes y otras actividades. También se ha fundado la escuela Bicentenario en el terreno de la iglesia, también la escuela polideportiva y en el barrio Araoz un centro para niños en situación de riesgo.

“Nuestra intención es crear un polo educativo del sur, para que los jóvenes de la zona no abandonen el terciario ni la universidad”, dice.

A los 50 años, pertenece a una nueva generación de sacerdotes que proponen un acercamiento atento a las necesidades de las comunidades cristianas cruzadas por los condicionamientos del nuevo milenio. Su iglesia, la María Reina de barrio El Tribuno, tiene las puertas abiertas para todos. “En nuestra feligresía recibimos a todos. Porque así debe ser. La hija de una pareja conformada por dos mujeres decidió tomar la comunión y nosotros recibimos a su familia como a cualquier otra”, cuenta.

“Para toda nuestra tarea tomamos la declaración de los obispos de marzo de 2012. En el marco del bicentenario el lema de la declaración es La patria es un don, la Nación una tarea. el don, el regalo de Dios es haber nacido en la Argentina. Nosotros queremos hacerle un regalo a la Patria. ¿Y qué le vamos a regalar en su Bicentenario? ­Una escuela! Para hacer mejores ciudadanos argentinos. Y así nació la escuela Bicentenario, que ahora tenemos hasta tercer año”, dice el sacerdote.

“Hace seis años que estoy aquí. Y tengo 23 años de sacerdote. Pasé muchos años en la zona este de la ciudad. Siempre con los barrios, en la periferia. En villa 20 Junio, El Sol, 6 de Setiembre, Constitución, Floresta, Chamical, La Quesera, hasta La Troja, Cabildo, Manjón. Son zonas difíciles. Ahí también trabajamos mucho, siempre con la iglesia en el barrio, trabajando con la gente más necesitada, con los más pobres”.

Cuando se habla del trabajo misionero de los sacerdotes, siempre se piensa en territorios como la selva o la montaña, pero el de la ciudad es igual de exigente...

El trabajo misionero más convencido es el trabajo en las villas y los barrios, en donde hay muchas necesidades. En esos sectores la gente necesita contención. Hay muchas situaciones de riesgo, como las adicciones. Y otras que están golpeando más profundamente en sectores vulnerables como la ancianidad. La gente de la tercera edad se encuentra desamparada. Tenemos también a nuestros matrimonios que necesitan ayuda espiritual para estos momentos difíciles. Entonces la clave está en entender a los barrios, a nuestras villas. Allí está el desafío. Y el marco del bicentenario es un marco hermoso para trabajar el presente, pero más unidos. Unidos sobre todo por el trabajo por los más necesitados de justicia social. Ahí debe estar la iglesia. Tenemos buenas respuestas de la gente. En la zona sur se necesita mucho trabajo de comunión, de equipo. Y cuando la propuesta se hace, la gente responde.

Siempre hay mucha gente joven en la María Reina. ¿Cómo se logra llevar el cristianismo a los jóvenes de esta época?

Nosotros hacemos la propuesta de evangelizar a los jóvenes para que ellos sean los que lleven a sus hermanos la palabra de Cristo. Para ellos, el trabajo es ir a buscar a su hermano, hacer una evangelización de tú a tú. La zona sur ha crecido muchísimo en estos últimos años. Somos muchos barrios y en general están llenos de familias jóvenes y con muchos niños. Con las familias tenemos pilares que son importantes. La espiritualidad es clave, no solo por la Iglesia, sino porque queremos entenderlo al hombre en su vida cotidiana. Hay muchos matices, la realidad es mucho más compleja. Tenemos que marchar hacia la realidad de hoy. En la catequesis familiar, viene un niño de una mamá soltera, son padres de un segundo matrimonio o están juntos pero sin sacramento del matrimonio, pero son familias bien constituidas. A todos debe llegar la palabra de Dios, no se puede exceptuar a nadie. Ahí está la piedra fundamental del trabajo espiritual.

Desde el Evangelio nosotros trabajamos mucho la palabra de Dios, es una fuerza que nos ayuda a mirar a los otros.

Usted habla de acercarse a la comunidad, pero ¿qué haría si viniese una pareja gay a la iglesia?

Nosotros estamos atendiendo esta situación. Hoy estamos preparando para la catequesis a una niña que está en una familia de dos mujeres. Bueno, esa es la realidad, no puedo decirle “no, ustedes no entren”. Acompaño a la madre para que le enseñe la religión. Desde la Iglesia acompañamos a jóvenes homosexuales en sus problemas. La Iglesia es cercana a estas realidades. Existe un tabú que dice que en la Iglesia estamos lejos de estas realidades, pero en la práctica no estamos tan lejos. Propiciamos el acercamiento. A mí, esto también me parece importante como experiencia pastoral en la zona.

Pero una propuesta así, ¿no encontrará resistencia en sectores más conservadores de la misma Iglesia?

Puede ser, digamos. Pero creo que hoy más que nunca la Iglesia debe asumir la realidad como un desafío. Días pasados, el Papa habló con los obispos de México, pero en realidad cabe para todos los sacerdotes latinoamericanos. El Papa nos dijo que la Iglesia debe atender al pobre. ­Trabajar con el pobre! Era lo que estábamos esperando. Le agradecí tanto a Dios por haber escuchado eso, porque por ahí está. Esa es la clave, atender a los necesitados.

Y si hay estructuras que se resistan a esto, tienen que cambiar, tienen que renovarse. Sobre todo hay que comprenderlo en estas Pascuas. Hoy es un día especial, en el que Cristo nos habla de renovación. ¿Cómo olvidar que los sacerdotes nacimos un Jueves Santo de la última cena? ¿Y qué hizo Jesús en esa oportunidad?: Lavó los pies de sus discípulos, nos mostró la máxima humildad. Hay cosas que se deben mejorar, la Iglesia debe mejorar, eso lo reconocemos. Hoy es un día especial porque se trata del Jueves Santo, una oportunidad que Jesús nos da todos los años para cambiar. ¿Cómo no mirarnos desde ahí? La Iglesia tiene cosas que mejorar. Tenemos que reconocer que hay cosas que nos cuesta cambiar.

La Iglesia debe pedir perdón a nuestro pueblo y comprometernos con el servicio de la gente. Ése es el gesto, como Jesús lavando los pies de sus discípulos. Así nació nuestro servicio, con la humildad. La religión que no está al servicio del hombre, no sirve. Ahí, nosotros vemos la clave, la oportunidad. El cristianismo no puede ser una experiencia intimista, guardada dentro. No se es cristiano solamente para ir a la misa del domingo. La nuestra es una fe práctica, protagonista de las posibilidades de construir la Nación que Dios nos dio. Debemos agradecer la gracia de nacer en Argentina. Es un desafío nuestro ser mejores ciudadanos argentinos, construir la Nación. Ese es el tema de haber creado la escuela, para acompañar la parte formativa de la comunidad. Es un aporte pequeño pero significativo. Mejorar es un deseo de nuestras comunidades que tenemos que acompañar.

Hoy discutimos temas trascendentales como el aborto no punible, la enseñanza de religión en Salta, la sexualidad, el matrimonio igualitario.

Son temas muy importantes por los que la Iglesia seriamente debe compartir sus criterios, ser responsables para defender la dignidad de toda persona humana. Debemos ver la realidad de la familia. Necesitamos no solo hablar, sino hacer. Y cuando la Iglesia lo hace, lo hace desde el punto de vista de Jesús. Debemos buscar las respuestas para las grandes dificultades de este momento. Por eso los obispos nos dan el mensaje de trabajar en comunión, no enfrentados. Es un desafío hermoso en este bicentenario.

Usted habla del cristianismo como una religión de la acción.

Hay mucha gente que solamente habla. Tengo amigos a los que les pregunto: “¿Qué hacen por los pobres?”. Y sabemos que no hacen nada. El desafío es transformar la realidad con Jesús. Él es el ejemplo que ha transformando la realidad. Nosotros estamos en ese camino. Desde ese punto de vista, hace un par de años nació la escuelita parroquial, este año hicimos la escuela polideportiva donde tenemos ocho disciplinas (fútbol, básquet, vóley, ajedrez, gimnasia rítmica, rubgy). Tratamos de generar la recreación, tan necesaria. Hay que enseñar a los chicos a ocupar su tiempo en algo concreto. Por eso nuestras puertas deben estar abiertas, no podemos preguntar a los que vienen si creen o no creen en Dios. Y esto tiene una respuesta hermosa.


Los festivales que organizan desde la Iglesia le han dado otras características al sur.

La zona se conoce por el festival que hacemos. Son acciones muy importantes. Por suerte contamos con apoyo de folkloristas de la talla de Los Nocheros, Los Tekis, Abel Pintos... Con estas acciones lo que cambia es la percepción de los vecinos de su propia vida, porque están figuras como Catherine Fulop caminando por su barrio. Aquí vinieron los muchachos de Fox Sport a jugar al fútbol, vino el Chaqueño. Son cosas que cambian la percepción de la vida de la gente. Algo positivo que ayuda a ir mejorando la calidad de vida del vecino. Esas son cosas que los enaltecen.

¿De dónde viene la fuerza para hacer tantas cosas?

Nuestra fuerza viene de Dios y de la gente. Sobre todo del que está necesitado. Eso me da más fuerza. La última misa de los domingos es a las 21.30 y muchas veces estoy cansado pero cuando comienzo la misa ya estoy como nuevo y en general es la mejor misa. Siento el contacto con la gente y el trabajo es mutuo con la comunidad. Y sería difícil hacerlo sin el laicado. Todo esto se puede hacer solo porque hay buenos laicos, comprometidos con ser cristianos.

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