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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Freno en la construcción

Sabado, 14 de abril de 2012 21:34

Hace unos pocos días el Indec dio a conocer el nivel de actividad de la construcción, que, según el último dato relevado por el instituto, exhibe una caída interanual del -0,5% en febrero de este año, luego de mostrar una marcada desaceleración desde septiembre del año pasado. Además, esta reducción del nivel de actividad medida a través del ISAC se corrobora con los datos publicados por índice Construya y los despachos de cemento destinados al mercado interno, que muestran una merma del -7,5% y del -6,2% en febrero si se lo compara con el mismo mes del año anterior.

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Hace unos pocos días el Indec dio a conocer el nivel de actividad de la construcción, que, según el último dato relevado por el instituto, exhibe una caída interanual del -0,5% en febrero de este año, luego de mostrar una marcada desaceleración desde septiembre del año pasado. Además, esta reducción del nivel de actividad medida a través del ISAC se corrobora con los datos publicados por índice Construya y los despachos de cemento destinados al mercado interno, que muestran una merma del -7,5% y del -6,2% en febrero si se lo compara con el mismo mes del año anterior.


Según las mediciones públicas y privadas, la construcción estaría mostrando signos de debilitamiento que hay que seguir de cerca, ya que este sector ha sido uno de los más dinámicos de la oferta agregada durante los últimos ocho años, representando más de la mitad de la inversión bruta interna fija. La construcción puede servir de anticipador de lo que sucederá con el nivel de actividad global de nuestra economía en 2012, ya que ha sido una de las actividades claves para la recuperación de nuestra economía luego de la salida de la convertibilidad, funcionando como sector canalizador de los dólares provenientes desde el exterior en general y de la soja en particular. Desde 2003, gran parte de la entrada de capitales provenientes de los precios récord de nuestras exportaciones se volcaron a la construcción, generando un fuerte repunte de la inversión y del empleo a lo largo de todo el país. A diferencia de otros períodos de auge de nuestra historia, el boom de la soja, trasladado a la construcción y derramado hacia el resto de las actividades, forjó una “federalización” del crecimiento y del consumo, beneficiando principalmente las regiones vinculadas a la producción sojera. Por lo tanto, si la soja fue el combustible de nuestra economía, la construcción fue uno de los principales motores del crecimiento de los últimos años.
En este contexto, a partir del 2007, con aumento de la inflación, con tasas de interés bancarias reales negativas, con distintos brotes de incertidumbre y sin alternativas seguras de inversión, gran parte del ahorro de los agentes económicos se destinó al ladrillo, potenciando el círculo virtuoso anterior. Es por eso que la construcción suele considerarse como uno de los termómetros de nuestro nivel de actividad, dado que anticipa la dinámica del resto de los sectores.
Un análisis destaca: sube la soja, entran más dólares del exterior que se canalizan a la construcción y ese mayor dinamismo luego se canaliza hacia el resto de la economía.
 

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