Afirman que el cohete de largo alcance “dificulta” nuevas conversaciones sobre el programa nuclear.
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Afirman que el cohete de largo alcance “dificulta” nuevas conversaciones sobre el programa nuclear.
Una condena unánime recibió el lanzamiento, finalmente fallido, por parte de Corea del Norte de un cohete de largo alcance. Tras el repudiado hecho por un gran sector de la comunidad internacional, ante la controversia que genera el desarrollo del programa nuclear, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas advirtió ayer que la operación militar del régimen comunista viola dos resoluciones previas.
El misil de largo alcance que se lanzó, y que finalmente se desintegró por causas que hasta el momento se desconocen, generó mucha polémica también en otras potencias mundiales.
Desde la Unión Europea condenaron el movimiento de Pyonyang, que fue considerado una violación de las obligaciones internacionales del país.
“Independientemente del propósito, el lanzamiento frustrado de ayer supone una clara violación de sus obligaciones internacionales establecidas en particular bajo la resolución 1.874 del Consejo de Seguridad de la ONU”, apuntó la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, en un comunicado de prensa.
Estados Unidos no fue menos y tampoco bajó los términos de la critica. La Casa Blanca tildó la acción del “régimen estalinista de provocación que amenaza la seguridad regional”.
Por su parte, el ministro de Exteriores surcoreano, Kim Sung-hwan, declaró que el “lanzamiento es una clara violación de la resolución de la ONU que prohíbe cualquier lanzamiento con tecnología de misiles balísticos”.
Desde Moscú, el Gobierno ruso coincidió con las críticas del resto de la comunidad internacional, y advirtió al régimen liderado por Kim Jong-un de que con el lanzamiento “dificulta considerablemente” nuevas conversaciones sobre su controvertido programa nuclear. Y Japón, que había amenazado con responder si parte del cohete caía en su territorio, apuntó que considera tomar sanciones adiciones contra Pyonyang.
Por el momento, únicamente China mantuvo una posición más tibia. Su portavoz sostuvo que las partes deben actuar con “tranquilidad”.