Para el artesano Walter Bali, quien desde hace 15 años está en la zona, “el dique está pasando a ser la cloaca de Salta”. Bali afirma que 200 personas trabajan en el dique durante la temporada turística, pero en forma desorganizada y sin la estructura necesaria. “No hay casilla de turismo o salita de emergencias. Los baños públicos están reventados y hay feo olor, porque hay dos pozos ciegos abiertos, sin ninguna señalización”, afirmó.
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Para el artesano Walter Bali, quien desde hace 15 años está en la zona, “el dique está pasando a ser la cloaca de Salta”. Bali afirma que 200 personas trabajan en el dique durante la temporada turística, pero en forma desorganizada y sin la estructura necesaria. “No hay casilla de turismo o salita de emergencias. Los baños públicos están reventados y hay feo olor, porque hay dos pozos ciegos abiertos, sin ninguna señalización”, afirmó.
“La basura no tiene contención. El camping no está preparado para recibir a 2.000 personas. El lugar es un paraíso, pero da vergenza verlo tan sucio”, dijo. Cristian Alvarez vive a metros del espejo de agua y a centímetros de un pozo cloacal abierto.
“Hace un año que están estos pozos, pero nadie hace nada y está a la vista de las miles de personas que vienen los fines de semana. Es una vergenza, nos hacen quedar mal con el turismo”, dijo.
Ricardo Tin vive hace 30 años en el dique y trabaja reparando embarcaciones. “El dique se va ensuciando y eso se nota. Cuando baja el agua quedan todas las orillas llenas de basura. Ahora con las lluvias el dique está alto, el problema es cuando baja el agua. La mayoría de la basura entra por los ríos y se va quedando acá. Todos contaminamos, la gente que viene o los catamaranes; todos tenemos en parte una responsabilidad”, dijo.
Tin es dueño de un catamarán y asegura que hasta el momento no se topó con ningún control de la Policía Lacustre. “Voy a invertir en un baño químico para la embarcación. Lo mismo los visitantes deberían tomar conciencia y no dejar la basura desparramada. Nadie va a limpiar lo que ensucia el otro, por eso todos tenemos que colaborar”, opinó. “Ayuda cuando viene mucha gente de la Municipalidad a levantar la basura, pero no lo hacen muy seguido”, agregó.
Carmen Espinoza, vecina de Moldes, trabaja en la confitería El Balcón y piensa que los visitantes no son muy educados. “Los tachos están ahí, pero la gente no los usa. Pienso que no es tanto responsabilidad del municipio sino de cada uno. Hay gente de todos lados en el dique y no podemos depender del basurero que pasa los martes y los sábados. Hay que colaborar”, insistió.
Ariel y su familia son de Metán y aprovecharon las pocas horas de sol de estos días para ir a conocer el dique y sacar algunas mojarras desde la orilla. “Hace mucho que no venía, pero no lo encuentro muy sucio”, dijo.
Fernando Bazán también llegó al dique con su familia desde Tucumán. Pasó tres días en el camping municipal. “Yo veo que está limpio y acondicionado para acampar con toda la familia. Es la primera vez que vengo y me pareció muy lindo”, opinó.
Ana tiene una casa de veraneo desde hace ocho años. “Yo creo que el gran problema son los fines de semana. Da bronca que nadie haga nada con la basura. La Municipalidad limpia solo en el camping y en las orillas queda un montón de basura. La gente ensucia mucho”, dijo.
“La basura del dique es responsabilidad de todos los municipios que tiran todo al río Arenales”, dijo Jorge Martínez, quien navega el Cabra Corral desde hace 32 años.
“Es una lástima, porque esto tiene el mismo potencial que Córdoba, pero la gente no tiene dónde hospedarse y el camping está destruido. Todos vemos que cada vez hay más basura porque todo se sigue tirando en los ríos que mueren en el dique”, agregó.