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Ciudades que matan

Miércoles, 07 de noviembre de 2012 06:07

La de mayor concentración es hoy Tokio, que suma 34 millones, y le siguen México, Mumbai, San Pablo y Nueva York.

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La de mayor concentración es hoy Tokio, que suma 34 millones, y le siguen México, Mumbai, San Pablo y Nueva York.

Hace cuatro meses, los alcaldes de 59 grandes ciudades del mundo, reunidos en Río de Janeiro, acordaron reducir las emisiones de gas que producen, entre otras causas, el temible y devastador efecto invernadero. La promesa de los intendentes fue la de eliminar, de aquí hasta 2030, 1.300 millones de toneladas para que la población mundial conviva con una atmósfera más saludable y, por consiguiente, con menor cantidad de enfermedades .

En la ocasión estuvieron presentes las ciudades que reúnen el 8 por ciento de la población de nuestro planeta, es decir unas seiscientas millones de personas. Además suman, nada menos, que el 20 por ciento del PBI global, unos quince billones de dólares.

Las “59 grandes” decidieron no esperar alguna iniciativa de los líderes mundiales, siempre proclives a grandes promesas, pero atados, casi siempre, a intereses económicos que los superan, como el caso de las multinacionales que están, muchas veces, más allá de las necesidades y pedidos de los habitantes.

¿A quién no le encantaría tener la chance de conocer Londres, Roma, París o El Cairo? Son parte de las ciudades más hermosas y atractivas del mundo, que resumen belleza, historia y cultura. Son las megalópolis de nuestro tiempo, es decir, una gran concentración de varias metrópolis que ocupan decenas de kilómetros a lo largo y a lo ancho.

Por ejemplo, Los Ángeles, en California, es una de las más extensas del planeta, ya que de sur a norte se prolonga unos 100 kilómetros, y de este a oeste, unos 70. No es la ciudad más poblada de los Estados Unidos, pero su disposición es, quizás, única en el mundo. La entrecruzan más de cuarenta autopistas, la forman cinco condados y más de cien ciudades, varias de las cuales como Pasadena, Long Beach o Santa Mónica, tienen de por sí millones de habitantes y una vida autónoma.

Pero, en el futuro, a estas inmensidades de cemento les esperan graves problemas. Por ejemplo: uno de cada tres habitantes de la Tierra ya no tiene agua potable y el inconveniente será aún mayor, ya que se calcula, según datos de las Naciones Unidas, que dentro de treinta años el 50% de la población mundial dispondrá de agua dulce. Ya sabemos que el Amazonas, el gran pulmón del planeta, continúa siendo desvastado para el aprovechamiento de sus maderas, en un suicidio ambiental que el hombre ejecuta sin remordimientos.

De no creer

En apenas cincuenta años, un tiempo mínimo en la historia de la humanidad, los que habitan las ciudades, sin contar la población rural, pasaron a ser de 800 millones a 2.900 millones.

En el año 1.000, la ciudad más poblada era Córdoba, en Andalucía, con 450.000 habitantes. Hoy, la de mayor concentración es Tokio, que suma 34 millones, y le siguen México, Mumbai, San Pablo y Nueva York.

Quien tuvo la oportunidad de sobrevolar de noche la costa este de los Estados Unidos, habrá observado que desde Washington a Boston las luces no se interrumpen nunca. Es un ejemplo cabal de concentración de población y, además, de desarrollo económico, ya que es el mayor del país y por lo tanto del orbe.

 

Las más contaminadas

Cualquier ciudad que supere el millón de habitantes -hay actualmente más de 500- será una muestra de contaminación: a mayor riqueza, mayor cantidad de basura. Está comprobado que por cada millón de personas, hay unas 500 toneladas de desechos por día.

Los que pudieron ver “¿Quién quiere ser millonario?”, la película india ganadora del Oscar, apreciaron atónitos las condiciones de vida de Mumbai. La explotación infantil, la prostitución y la venta de drogas son sólo algunos de los elementos que conforman la vida de esta gran capital. Estas condiciones se repiten en México, San Pablo, El Cairo o Yakarta, la capital de Indonesia. En éstas la esperanza de vida de los menos afortunados, en promedio, apenas sobrepasa los cuarenta años, y la contaminación sin límite está dada por el monóxido de carbono y por los metales pesados como el plomo.

 

Triste récord

La más contaminada del mundo es Chernobyl, en Ucrania, epicentro de la catástrofe nuclear de 1986, con la explosión del reactor que liberó 500 veces más radiación que la bomba de Hiroshima. Este accidente todavía afecta a los pobladores situados hasta 150 kilómetros, que suman 5,5 millones. La segunda más contaminada es Dzernik, en Rusia, donde estuvo instalada durante la larga Guerra Fría una fábrica de armamentos.

En América latina, la triste distinción se la lleva La Oroya, en Perú, a 4.000 mts de altura, debido a una planta de fundición que funciona desde 1922.

Lamentablemente las migraciones internas y externas no se detienen. Nunca en la historia de la humanidad hubo tanta gente que, huyendo de la pobreza, deja el campo para vivir en las megalópolis, incluso bajo condiciones misérrimas. El mejor ejemplo lo constituye China: en los últimos veinte años, más de 200 millones dejaron sus trabajos en las zonas rurales para trasladarse hacia Pekín, Shangai y Hong Kong. Resulta que aquí los salarios son mejores, pero pretender alquilar un departamento aunque sea pequeño es casi una utopía, por lo cual, muchos viven sin agua potable y sin las condiciones sanitarias mínimas.

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