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Los riesgos del esoterismo político

Jueves, 22 de febrero de 2024 02:02

Acompáñenme en este pequeño ejercicio intelectual, especulativo por completo. Imaginemos que, dos meses después de haber sido elegido Papa, el Sumo Pontífice brinda una entrevista a un importante programa de televisión italiano y dice: "filosóficamente hablando, yo soy marxista-leninista y por tanto siento un profundo desprecio por la religión y por la Iglesia. La religión es el opio de los pueblos y la Iglesia es una organización criminal que lucra con la esperanza de la gente. Sus cardenales, obispos y sacerdotes no son más que un grupo de mercaderes que han decidido lucrar con el vacío existencial de sus creyentes loteando un "más allá" imaginario e inexistente, haciéndose de sus bienes y sus ingresos terrenales, hoy. La religión te roba día a día. Por eso, mi misión en la Tierra era entrar en el sistema para dinamitarlo desde adentro".

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Acompáñenme en este pequeño ejercicio intelectual, especulativo por completo. Imaginemos que, dos meses después de haber sido elegido Papa, el Sumo Pontífice brinda una entrevista a un importante programa de televisión italiano y dice: "filosóficamente hablando, yo soy marxista-leninista y por tanto siento un profundo desprecio por la religión y por la Iglesia. La religión es el opio de los pueblos y la Iglesia es una organización criminal que lucra con la esperanza de la gente. Sus cardenales, obispos y sacerdotes no son más que un grupo de mercaderes que han decidido lucrar con el vacío existencial de sus creyentes loteando un "más allá" imaginario e inexistente, haciéndose de sus bienes y sus ingresos terrenales, hoy. La religión te roba día a día. Por eso, mi misión en la Tierra era entrar en el sistema para dinamitarlo desde adentro".

¿Es siquiera imaginable algo así? ¿Cómo creemos que reaccionaría la comunidad católica global? ¿Qué diría? ¿Qué haría? ¿Cómo reaccionaría o cómo creemos que reaccionaría la propia Iglesia ante la acusación de ser mercaderes de la esperanza?

¿Cómo reaccionaría la comunidad ortodoxa si Cirilo de Moscú -líder de la Iglesia ortodoxa rusa y de la Iglesia ortodoxa, en general- se pronunciara de esa forma? ¿Cómo reaccionaría el judaísmo si sus rabinos repitieran estas palabras en sus sinagogas? ¿Cuál sería la reacción de la comunidad musulmana si sus Imanes vocearan estas blasfemias en sus mezquitas; o en Al-Jazeera?

Por suerte, es algo que nunca va a suceder. Ningún líder religioso estaría tan mal cableado como para pensar ni decir algo así. Ningún líder religioso sería tan cínico y amoral como para, luego de haber dedicado toda su vida a la vida contemplativa y espiritual, decir algo tan hiriente que atenta tanto contra las creencias más afirmadas de la feligresía a su cargo.

Claro que, en la arena política, pareciera que las reglas son otras. Es que en lo que párrafos más arriba fue un ejercicio de la más pura imaginación; en la realidad, el presidente de la Nación Argentina, a apenas dos meses de haber sido investido como jefe del Estado Argentino, hizo las siguientes declaraciones en una cadena televisiva italiana: "Filosóficamente soy un anarcocapitalista y por tanto siento un profundo desprecio por el Estado. Creo que el Estado es el enemigo, una asociación criminal. (…) Son un grupo de políticos que se ponen de acuerdo y deciden usar el monopolio para robar los recursos del sector privado". "Lo hacen a través de la inversión, el comercio y el robo, por lo tanto el Estado es también el ladrón estacionario más grande del mundo. El Estado te roba a través de impuestos todos los días. El Estado tiene el poder de detener a la gente, pero los políticos no se ven afectados ni ven los poderes en juego". "Por eso me di cuenta de que la única forma que había para entrar al sistema era dinamitarlo".

Cuesta creer que un jefe de Estado diga algo más violento y grave sobre el propio Estado del cual él es cabeza y que lidera; reafirmando "que vino a dinamitarlo". Me encantaría poder pensar que ese día estuvo mal aconsejado y que no fue capaz de medir nada de lo que dijo pero no, no es así. Estas declaraciones de Milei son Milei en estado puro; eso es él. Eso es lo que de manera mayoritaria el país votó: un presidente de la Nación que afirma en los foros internaciones que lidera una organización delictiva coercitiva que roba a la gente. Un jefe de Estado que afirma que su misión es dinamitar al Estado.

¿Cómo deberían reaccionar, ante esto, las instituciones democráticas? ¿Cómo, la sociedad que somos? ¿Lo dejamos correr y hacemos oídos sordos; o tomamos cartas en el asunto exigiéndole que medite un poco lo que dice, al menos, antes de decirlo? ¿Vale iniciarle un juicio político? Después de todo, Milei se auto incriminó al declarar que es cabeza de una sociedad criminal delictiva. ¿No le cabe ninguna responsabilidad por dichos de este tenor? Si Milei de veras creyera cada palabra que dijo; ¿debió haberse postulado como presidente, entonces? O, una vez elegido, quizás hasta en contra de sus expectativas, ¿debió haber aceptado la presidencia?

A pesar de todo esto, algo raro pasa. Al final del día, la gente que viajaba junto a él en el avión que lo trajo de su viaje por Israel e Italia, corrió a sacarse fotos con él celebrando todos sus dichos y exabruptos. Siento que la sociedad argentina, tan desilusionada, herida y aturdida como está, le está extendiendo un cheque en blanco con la única condición de que baje la inflación; ni siquiera le exigimos que arregle la economía; la educación; la falta de desarrollo social; la indigencia o la pobreza; que sigue subiendo. Nada de eso, la vara está bien baja; sólo que "arregle" el problema de la inflación. La fantasía dice que todo lo demás se arreglará, después, por sí solo.

Me pregunto si el fin justifica los medios. Si se puede instalar este "todo vale" y bajar la inflación vale a cualquier costo; incluso a riesgo del más extraño esoterismo político que implica "dinamitar el Estado Argentino", lo que sea que esto signifique o que resulte de ello.

Entiendo que el vértigo que impone Milei aturde. Entiendo que no somos capaces de darnos cuenta de que lo que dice no son cosas sanas ni para él ni para la sociedad que quiero creer que buscamos ser. "Fingimos locura y seguimos adelante" parece ser la única manera de lidiar con todo esto. No sé. Quizás.

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