Jovial, apacible, solidaria, así se la ve a Beatriz Villaroel, una mujer de 63 años, que llegó a la ciudad de Salta desde Aguaray, como lo hace desde hace diez años: andando en bicicleta y sola. Acude a la catedral todos los años en septiembre motivada por su fe y su amor al Señor y la Virgen del Milagro. Beatriz cuenta que recorrió el camino desde el norte salteño en cinco días. Son casi 380 kilómetros de pedaleo. Y comentó que fue muy tranquila la peregrinación, "la gente es muy solidaria, la policía espectacular, los bomberos de Embarcacion me acompañaron".
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Jovial, apacible, solidaria, así se la ve a Beatriz Villaroel, una mujer de 63 años, que llegó a la ciudad de Salta desde Aguaray, como lo hace desde hace diez años: andando en bicicleta y sola. Acude a la catedral todos los años en septiembre motivada por su fe y su amor al Señor y la Virgen del Milagro. Beatriz cuenta que recorrió el camino desde el norte salteño en cinco días. Son casi 380 kilómetros de pedaleo. Y comentó que fue muy tranquila la peregrinación, "la gente es muy solidaria, la policía espectacular, los bomberos de Embarcacion me acompañaron".
Comenzó con el periplo porque tiene un hijo que tuvo problemas graves de salud y que tras una promesa que hizo a sus santos, él se salvó. Beatriz no anda mucho en bicicleta, lo hace solo diarimente para asistir a un hogar de niño que creó hace 26 años.
Es ama de casa pero dedica su tiempo al hogar. "Pido a Dios y la Virgen para que no le haga falta nada a los niños, especialmente la comida que últimamente escasea". Relató que tiene la colaboración del municipio, del la Iglesia de Aguaray, de los vecinos.
Sus rezos son por su familia, especialmente por un hermano que busca trabajo, pide también salud para poder volver el año que viene, otra vez en bicicleta.