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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Esa pasión por el béisbol que nació en Salta y se disfruta en Irlanda

Nico y Diego Corvalán se formaron en Los Cachorros y encontraron un nuevo hogar en Ashbourne, una ciudad a 30 minutos de Dublín, donde viven nuevas costumbres sin olvidarse del amor por el juego.
Domingo, 27 de septiembre de 2020 02:19

A 30 minutos al noreste de Dublín, Irlanda, se encuentra Ashbourne, una ciudad de casi 13.000 habitantes. Tiene algunas atracciones turísticas, pero no mucho más. Lo que si tiene es un equipo de béisbol, los Ashbourne Giants, y donde hay un bate, una pelota y un guante puede haber uno o varios salteños. No se da en todos los casos pero sí en este, puesto que es el lugar de residencia de los hermanos Diego y Nicolás Corvalán, peloteros surgidos en el club Los Cachorros, que hoy siguen disfrutando esa pasión que adquirieron desde chicos en un país que no es mundialmente conocido por el nivel de su béisbol, pero lo tiene. 
La historia de los hermanos Corvalán jugando al béisbol en Irlanda se divide en dos. La primera parte la protagonizó Diego llegando a Ashbourne hace dos años y la otra es la de Nico instalándose hace escasos dos meses. 
“Mi hermano (Diego) vino hace casi dos años a vivir ya que aquí viven unos primos. Él antes de venir ya se había puesto averiguar si había béisbol ya que toda la vida practicamos ese deporte. En ese entonces yo estaba viviendo en Mallorca, donde no hay béisbol. Yo llegué hace dos meses gracias a mi hermano que me pedía que venga. Y bueno así se dieron la cosas y me sumé al equipo. Estamos viviendo en Ashbourne, una ciudad que está a 30 minutos de Dublín y estamos jugando para el equipo de la ciudad”, contó Nicolás a El Tribuno.
No están solos en la lejana Ashbourne para los salteños. Como contó Nico, tiene la compañía de sus primos, pero también la de sus esposas y en el caso de Diego la de una hija. La familia encontró su lugar en el mundo en Irlanda, pero sin olvidarse de los afectos y recuerdos que tienen de Salta. Extrañan como todo aquel que deja su pago para vivir otro tipo de desafíos.
Adaptarse a un nuevo ambiente, un nuevo clima, costumbres distintas llevan tiempo. Diego no lo sufre tanto a esta altura por sus dos años radicado en Irlanda y Nico va por la misma vía. “Diego ya está readaptado, ya lleva casi dos años aquí. Yo voy en ese camino, un poco complicado con el idioma pero le pongo mucha actitud”, contó Nico. 
El irlandés o gaélico es el idioma nativo de la isla, aunque no es el idioma más usado. El inglés es el idioma oficial descripto constitucionalmente como idioma oficial secundario y es hablado por todos los irlandeses a diario, con escasas excepciones en zonas rurales. Pero la mayor diferencia entre el inglés británico y el inglés en Irlanda radica en el lenguaje coloquial, en la pronunciación y en la gramática.
Una de las sorpresas que Nico y su hermana se llevaron fue en el trato recibido por parte de los irlandeses. “Nos sorprendió que no es una sociedad tan fría como nos imaginábamos, al contrario son muy amables y amigables. Y toman mucha cerveza eso sí, hasta en el desayuno en vez de café”, describió el salteño.
La llegada del menor de los Corvalán coincidió con toda las restricciones que existen a causa de la pandemia de coronavirus. Nico vivió la etapa de aislamiento en España, pero apenas se abrieron las fronteras pudo partir hacia Irlanda, donde también hubo cuarentena pero algunas actividades siguieron su curso normal. 
“En un momento se suspendió la actividad deportiva pero a medida que se fueron presentando los protocolos la actividad volvió y se retomó la Liga. Es una liga semiprofesional, no nos pagan pero si nos dan una casa cerca del club y nos consiguieron un trabajo”, dijo Nico, pitcher del Aushburne Baseball; su hermano Diego ocupa el puesto de outfield y también de primera base. 
El béisbol volvió con protocolo de seguridad, cada jugador maneja sus propios elementos para evitar el contagio y el contacto con el equipo rival se limita exclusivamente a las acciones en la cancha. “No hay restricciones para hacer deportes, pero si cada uno tiene su protocolo. Por ejemplo en el béisbol cada equipo maneja su pelota de juego, en cada inning se la desinfecta y no tenemos contacto con el otro equipo”, detalló el salteño.
Irlanda no esquivó la curva de contagio de COVID-19; según las últimas estadísticas, la isla esmeralda suma un total de 34.560 casos, 1.802 personas fallecidas y 24.000 pacientes recuperados. Hay restricciones, especialmente en Dublín, pero una parte de la actividad diaria se mantiene, entre ellas la práctica deportiva.
Superado el parate el equipo de los salteños logró clasificar a la final de la Liga Irlandesa donde desde hoy enfrentará a los Mariners Wizards de Dublín. El campeón se definirá a la mejor de tres partidos. “El desafío deportivo que perseguimos es ganar la gran final”, contó el salteño. Debido a un rebrote de casos de coronavirus el torneo se hizo más corto y eso incidió también en la extensión que tendrá la final entre los Giants y Wizards. 
La pasión por el béisbol no entiende de fronteras, se puede sentir lo mismo jugando en cualquiera de los diamantes de Salta, Cuba, Estados Unidos y hasta en la lejana Irlanda, donde deportes como el rugby o el fútbol tienen una mayor popularidad. Pero la fuerza del béisbol es imparable, como ese jonrón que se va de la cancha. 
 

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A 30 minutos al noreste de Dublín, Irlanda, se encuentra Ashbourne, una ciudad de casi 13.000 habitantes. Tiene algunas atracciones turísticas, pero no mucho más. Lo que si tiene es un equipo de béisbol, los Ashbourne Giants, y donde hay un bate, una pelota y un guante puede haber uno o varios salteños. No se da en todos los casos pero sí en este, puesto que es el lugar de residencia de los hermanos Diego y Nicolás Corvalán, peloteros surgidos en el club Los Cachorros, que hoy siguen disfrutando esa pasión que adquirieron desde chicos en un país que no es mundialmente conocido por el nivel de su béisbol, pero lo tiene. 
La historia de los hermanos Corvalán jugando al béisbol en Irlanda se divide en dos. La primera parte la protagonizó Diego llegando a Ashbourne hace dos años y la otra es la de Nico instalándose hace escasos dos meses. 
“Mi hermano (Diego) vino hace casi dos años a vivir ya que aquí viven unos primos. Él antes de venir ya se había puesto averiguar si había béisbol ya que toda la vida practicamos ese deporte. En ese entonces yo estaba viviendo en Mallorca, donde no hay béisbol. Yo llegué hace dos meses gracias a mi hermano que me pedía que venga. Y bueno así se dieron la cosas y me sumé al equipo. Estamos viviendo en Ashbourne, una ciudad que está a 30 minutos de Dublín y estamos jugando para el equipo de la ciudad”, contó Nicolás a El Tribuno.
No están solos en la lejana Ashbourne para los salteños. Como contó Nico, tiene la compañía de sus primos, pero también la de sus esposas y en el caso de Diego la de una hija. La familia encontró su lugar en el mundo en Irlanda, pero sin olvidarse de los afectos y recuerdos que tienen de Salta. Extrañan como todo aquel que deja su pago para vivir otro tipo de desafíos.
Adaptarse a un nuevo ambiente, un nuevo clima, costumbres distintas llevan tiempo. Diego no lo sufre tanto a esta altura por sus dos años radicado en Irlanda y Nico va por la misma vía. “Diego ya está readaptado, ya lleva casi dos años aquí. Yo voy en ese camino, un poco complicado con el idioma pero le pongo mucha actitud”, contó Nico. 
El irlandés o gaélico es el idioma nativo de la isla, aunque no es el idioma más usado. El inglés es el idioma oficial descripto constitucionalmente como idioma oficial secundario y es hablado por todos los irlandeses a diario, con escasas excepciones en zonas rurales. Pero la mayor diferencia entre el inglés británico y el inglés en Irlanda radica en el lenguaje coloquial, en la pronunciación y en la gramática.
Una de las sorpresas que Nico y su hermana se llevaron fue en el trato recibido por parte de los irlandeses. “Nos sorprendió que no es una sociedad tan fría como nos imaginábamos, al contrario son muy amables y amigables. Y toman mucha cerveza eso sí, hasta en el desayuno en vez de café”, describió el salteño.
La llegada del menor de los Corvalán coincidió con toda las restricciones que existen a causa de la pandemia de coronavirus. Nico vivió la etapa de aislamiento en España, pero apenas se abrieron las fronteras pudo partir hacia Irlanda, donde también hubo cuarentena pero algunas actividades siguieron su curso normal. 
“En un momento se suspendió la actividad deportiva pero a medida que se fueron presentando los protocolos la actividad volvió y se retomó la Liga. Es una liga semiprofesional, no nos pagan pero si nos dan una casa cerca del club y nos consiguieron un trabajo”, dijo Nico, pitcher del Aushburne Baseball; su hermano Diego ocupa el puesto de outfield y también de primera base. 
El béisbol volvió con protocolo de seguridad, cada jugador maneja sus propios elementos para evitar el contagio y el contacto con el equipo rival se limita exclusivamente a las acciones en la cancha. “No hay restricciones para hacer deportes, pero si cada uno tiene su protocolo. Por ejemplo en el béisbol cada equipo maneja su pelota de juego, en cada inning se la desinfecta y no tenemos contacto con el otro equipo”, detalló el salteño.
Irlanda no esquivó la curva de contagio de COVID-19; según las últimas estadísticas, la isla esmeralda suma un total de 34.560 casos, 1.802 personas fallecidas y 24.000 pacientes recuperados. Hay restricciones, especialmente en Dublín, pero una parte de la actividad diaria se mantiene, entre ellas la práctica deportiva.
Superado el parate el equipo de los salteños logró clasificar a la final de la Liga Irlandesa donde desde hoy enfrentará a los Mariners Wizards de Dublín. El campeón se definirá a la mejor de tres partidos. “El desafío deportivo que perseguimos es ganar la gran final”, contó el salteño. Debido a un rebrote de casos de coronavirus el torneo se hizo más corto y eso incidió también en la extensión que tendrá la final entre los Giants y Wizards. 
La pasión por el béisbol no entiende de fronteras, se puede sentir lo mismo jugando en cualquiera de los diamantes de Salta, Cuba, Estados Unidos y hasta en la lejana Irlanda, donde deportes como el rugby o el fútbol tienen una mayor popularidad. Pero la fuerza del béisbol es imparable, como ese jonrón que se va de la cancha. 
 

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