Un enorme litigio por una propiedad abandonada durante 50 años en el microcentro salteño -hoy convertida en una moderna playa de estacionamiento- terminó en un escandaloso fallo judicial que no respetó las escrituras exhibidas por quien pagó bajo escribano a los herederos de la sucesión la parte indivisa del bien inmueble. También se hizo cargo de impuestos y tasas municipales de décadas, para finalmente convertir el terreno baldío en una fuente laboral.
inicia sesión o regístrate.
Un enorme litigio por una propiedad abandonada durante 50 años en el microcentro salteño -hoy convertida en una moderna playa de estacionamiento- terminó en un escandaloso fallo judicial que no respetó las escrituras exhibidas por quien pagó bajo escribano a los herederos de la sucesión la parte indivisa del bien inmueble. También se hizo cargo de impuestos y tasas municipales de décadas, para finalmente convertir el terreno baldío en una fuente laboral.
En un juicio por restitución de dominio el juez Civil y Comercial actuante falló en favor de un tercero, quien alegó sin título alguno ni parentesco con la antigua propietaria y sin habitar en el lugar por todo el tiempo que este se encontró baldío la posesión del mismo.
Obviamente, que el beneficiado por el fallo tampoco se hizo presente cuando limpiaban el lugar y menos cuando construyeron la playa de estacionamiento, obra que duró casi dos años, sino cuando todo estaba en marcha ya. Llama la atención también que el inmueble en litigio jamás estuvo conectado a los servicios básicos, como para que el lugar pudiera ser habitable en la segunda década del siglo XXI.
Los actuales poseedores dijeron ayer a El Tribuno que el juez no solo falló a favor de aquella persona, sino que "habilitó un día domingo para proceder al desalojo de nuestra familia, la que adquirió a través de sucesivas compras los derechos de los sucesores legítimos, todas documentadas bajo escritura pública y rubricadas por una escribana habilitada. Esas escrituras fueron inscriptas definitivamente -dijeron- en la Dirección General de Inmuebles en el año 2017".
A partir de allí, "los nuevos propietarios derribaron con topadoras la pared que separaba el baldío de la vereda de calle Lerma 75. Desmalezaron y poco después tapiaron parte de la propiedad con los colindantes.
Solicitaron la habilitación de los servicios y lograron el libre deuda municipal".
Más tarde, lo que durante 40 años fue un baldío repleto de alimañas paso a ser una playa de estacionamiento y es cuando aparece un tercero reclamando el título de posesión.
Allí comienza el litigio que concluyó a favor del tercero y que amenaza con cárcel para quienes compraron de manera lícita los derechos de la sucesión de Irene Bellone, una anciana que murió en soledad hace medio siglo.
Damnificado
Víctor Jurado, esposo de la propietaria actual, dijo y mostró todas las escrituras que avalan la propiedad del inmueble. Incluso el libre deuda de la Municipalidad. Jurado aseguró estar "sobrepasado" por el fallo de la Justicia salteña, que niega los derechos reales escriturados y a la vez desautoriza a la escribanía que dio fe del acto público.
También deja de lado el dictamen de la Dirección General de Inmuebles, que 180 días después de la presentación de las escrituras las valida de forma definitiva.
Más todavía cuando la posesión del inmueble está siendo ejercida ajustada a derecho por el poseedor de los títulos.
Para explicar, el perjudicado Víctor Jurado no anduvo con pequeñeces: "Esto demuestra que en Salta no hay seguridad jurídica. Todo es amiguismo y favores. Esto es una prevaricación". Para muestra dijo: "El abogado que defiende la postura de un tercero que jamás tomó posesión del inmueble es justamente quien dicta o dictó por años la cátedra de derechos reales en una universidad. Fue también director en Inmuebles. Más allá de esto, sabemos que detrás de este despojo del que somos víctimas hay empresas constructoras que tienen desde hace años en sus carpetas todos los inmuebles de la Salta de antes con los datos precisos de las sucesiones y sus juicios, las factibilidades de servicio y toda la inteligencia para el despojo o la expropiación, incluso con ayuda de quienes debieran velar por la ley y la justicia".
"Nosotros compramos ajustados a la ley, con fondos lícitos, pagamos los impuestos y por eso esperamos que la Justicia sea independiente", dijo.
La posesión y la propiedad
La posesión es un hecho jurídico que produce consecuencia jurídica y consiste en que una persona tenga en su poder una cosa como dueño.
Es una situación de hecho, más no de derecho como la propiedad, derecho real por excelencia.
La posesión requiere dos elementos para configurarse: el corpus, que es la cosa en sí, y el animus rem sibi habendi, que es la intención de tener la cosa como propia, de comportarse respecto a ella como lo haría su dueño. El estado del baldío por años mostró siempre lo contrario.