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Vecinos agobiados por las necesidades vuelven al trueque

Esta forma de intercambio comercial, que fue furor hace un poco más de 15 años, volvió a distintos barrios y localidades de Salta.
Martes, 22 de mayo de 2018 00:00

El encuentro es a las 15, y durante dos horas y media, las mujeres junto a sus hijos y nietos van de un puesto a otro en busca de artículos necesarios para pasar la semana o el mes. Llevan lo que tienen en casa o lo que producen para vivir y lo trocan por alimentos, vestimenta y artículos de limpieza.

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El encuentro es a las 15, y durante dos horas y media, las mujeres junto a sus hijos y nietos van de un puesto a otro en busca de artículos necesarios para pasar la semana o el mes. Llevan lo que tienen en casa o lo que producen para vivir y lo trocan por alimentos, vestimenta y artículos de limpieza.

"Este centro del trueque surgió hace 15 años. Primero estuvimos en un salón al lado de la comisaría y después la escuela nos prestó un espacio", contó una de las puesteras.

El intercambio se da todos los sábados en la escuela Nuestra Señora del Milagro, en el barrio Limache, al sur de la ciudad.

Carlos Ríos es uno de los organizadores de este movimiento, que ya lleva 17 años de existencia. El hombre destacó que puede ir cualquier persona, con los productos que tenga para cambiar por lo que necesita. En algunas ocasiones no se logra que el trueque sea directo, ya sea por la diferencia de valor real en los productos o porque no se logra acordar sobre el costo.

Es por eso que el centro de trueque de Limache cuenta con bonos a los que llaman mangos. Los mangos son vales que van de 10 a 20 mil unidades. "Buscamos que el trueque sea equitativo y que nadie venda en mangos con costos elevados", destacó Ríos.

Los productos que se pueden encontrar en el trueque son bebidas, jugos, ensaladas de frutas, tartas, bollos, ropa de niños, rollos de cocina, fideos, yerbas y azúcar, además de calzado.

En el salón de trueque de la escuela, en Limache, se congregan entre 120 y 150 personas, algunos del barrio y otros de villa Mitre, Solidaridad, Valdivia, ampliación parque La Vega, e incluso de localidades cercanas como Cerrillos, Rosario de Lerma, La Silleta y Guachipas.

Cualquiera puede vender o trocar sus productos y luego debe hacer un depósito de 1.000 mangos en la administración del grupo. No se cobra por el puesto ni hay espacios específicos para cada uno.

Al depósito lo utilizan los organizadores para adquirir entre los mismos puesteros los artículos de limpieza para dejar los espacios de la escuela limpios y ordenados.

La crisis los hizo volver

Si bien este centro del trueque cumple en unos meses 17 años, tuvo épocas en las que no contaba con tanta concurrencia. Según los organizadores, hace cinco años la gente había dejado de asistir y apenas una veintena de personas se reunía en la escuela a cambiar sus productos.

Sin embargo, las vueltas de la economía hicieron que las familias vuelvan a hacer uso de este recurso. Rosa es una de las organizadoras del movimiento, que advierte que este grupo surgió gracias al apoyo de la, ahora concejal Virginia Cornejo.

"En aquellas épocas ella impulsó la producción de pan casero para que se trabaje en el trueque, y una vez que nos organizamos seguimos solos adelante", recordó la mujer.

Dora hace dos años que participa del trueque. "Esto es una ayuda, porque como están las cosas hay que darse maña. Si no vendo las cosas por mangos las cambio por algo que necesito", contó la mujer que lleva mercadería, alimentos e incluso plantas.

"Ahora traje cereales y las chicas me los quitaron de las manos", dijo feliz. Aunque no se llevaba nada a su casa, sí recibió mangos, con los que piensa negociar el próximo sábado.

Viviana César hace 10 años que circula por los distintos trueques de la ciudad. "Gracias a una amiga que me trajo a los trueques puede criar mis hijos", expresó esta mujer que se quedó sin trabajo cuando sus niños eran aún pequeños y tuvo que salir en busca de alimentos y ropa. Hoy, Viviana sigue en el trueque para ayudar a una de sus hijas, que tuvo mellizos.

"Acá consigo la ropa para los chiquitos, que crecen todas las semanas", expresó. El sábado llevó artículos de bazar, alpargatas, medias escolares y algo de mercadería. Al final de la tarde trocó sus productos por artículos de higiene para los nietos, que esperan en casa.

Andrea López es de Solidaridad y llegó al trueque de la mano de su cuñada. Junto a sus cuatro hijos, esta mujer de 26 años llevó ropa de medio uso para trocar y se fue con cajas de leche en polvo y verduras.

En medio de una torre de poleras de lana, El Tribuno se encontró con Silvia López. Ella llegó desde villa Mitre y contó que no asiste todos los fines de semana. "Tengo un nene chiquito y a veces no tengo quién lo vea para poder venir", contó. El sábado llevó productos de cartilla para trocar por ropa para sus hijos. Con la llegada de los días fríos su preocupación es renovarle la ropa a su hija de 12, que creció y quedó sin poleras ni calzas.

Desde Guachipas, Gloria Burgos llegó con cayotes, sal y mercadería, y volvió a su casa con calzado y ropa de abrigo que le servirá en invierno a su familia.

Alimentos y abrigo

Alimentos y ropa de abrigo son algunos de los productos con mayor demanda en estos días en los clubes de trueque.
Desde hace varios años, Gloria, de 47 años, logra salir adelante con este sistema. Cuando puede asiste al grupo de trueque de Rosario de Lerma, que se reúne los martes, y los jueves se acerca al Centro de Jubilados en Cerrillos. 
Su situación es parecida a la de muchos que se encuentran para cambiar lo que pueden vender por lo que necesitan, ante el aumento constante de los precios.
El pan es uno de los productos que se viene encareciendo y que muchos buscan en los espacios de intercambio comercial.
A partir de ayer el precio del kilo de pan “chanchito” es de 60 pesos. Así lo informaron los panaderos. El aumento se explica porque, en menos de 5 meses, la bolsa de harina de 50 kilos sufrió un incremento de un 300 por ciento. 
 

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