Gabriela Recagno es antropóloga especializada en arqueología y actualmente directora del Museo de Arqueología y Alta Montaña (MAAM), dialogó con El Tribuno sobre su gestión y sobre las actividades que realiza el prestigioso museo salteño que alberga a los niños de Llullaillaco. Dirige el MAAM. casi desde su inauguración en el 2005. Rosarina de nacimiento, pero salteña por adopción, hace 15 años que vive en la ciudad.
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Gabriela Recagno es antropóloga especializada en arqueología y actualmente directora del Museo de Arqueología y Alta Montaña (MAAM), dialogó con El Tribuno sobre su gestión y sobre las actividades que realiza el prestigioso museo salteño que alberga a los niños de Llullaillaco. Dirige el MAAM. casi desde su inauguración en el 2005. Rosarina de nacimiento, pero salteña por adopción, hace 15 años que vive en la ciudad.
"Para mí es un honor estar acá, el equipo con el cual trabajo increíble, brinda un trato personalizado al público y eso nos hace especiales". Agregó: "La investigación interna es uno de los proyectos que estamos cumpliendo en este 2018, hay un potencial de investigación bien grande, pero aún hay mucho por descubrir".
Con respecto al museo dijo que "estar al frente de este ícono fantástico, cultural y turístico, único en el mundo, para mí es un honor inmenso".
"Yo tenía una idea de museo que hoy la veo ya germinada, un museo que sea muy vivo, interactivo, donde la gente sienta, opine, vuelva, polemice o critique, pero participando, en fin un museo que no sea un depósito de cosas viejas, sino que genere ideas y enseñanzas, creo que eso se ha logrado con creces".
Según la directora del MAAM el museo se ha posicionado a nivel nacional e internacional, turístico, cultural y académico.
"Todo esto lo vemos en la gente que aprende a respetar la diversidad cultural y también a admirar una cultura ancestral".
"Con la llegada de los niños de Llullaillaco, Gabriel Miremont, diseñó el MAAM para dar a conocer al público una cultura ancestral. Mostrar la geografía sagrada de la montaña del Llullaillaco, dar a conocer el imperio incaico, su extensión y manera de conquistar territorio a través de la religión y la cultura; y también las ceremonias que se realizaban en esta cultura, cómo vivían su religión, la vida y la muerte".
"Lo principal del museo son los niños del Llullaillaco y el ajuar que los acompañaba, entonces todo el diseño del museo está hecho en base a la cultura incaica y a lo que ha sido la capacocha como ceremonia o como ritual de ofrenda de estos niños a la madre tierra o a los dioses".
Destacó también que en las instalaciones del museo, más precisamente en el 1´ piso, se puede observar a la Reina del Cerro, que es otra capacocha, otra niña ofrendada a los dioses desde el cerro de Chuscha, cerca de Cafayate y la sala de Qhapaq Ñan, camino principal andino o camino del Inca, que recientemente fue declarado patrimonio de la humanidad, que si bien son tres temáticas asociadas con la cultura incaica.
Con respecto al Museo y su trabajo desde 2005, Recagno remarcó: "Siempre fue polémico. El hecho de presentar o no a los niños, si estuvo bien bajarlos de la montaña o no, siempre consideré que estaba de acuerdo con presentar a los niños a la sociedad porque creo que, una vez bajados de la montaña, lo más interesante y ético era presentarlos a la sociedad".