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El duelo no siempre se da ante la muerte

Jueves, 08 de agosto de 2013 02:10

Estamos acostumbrados a escuchar hablar de duelo en relación a la muerte de un ser querido, quién no escucho la frase: “está de duelo porque falleció el abuelo”, o bien, “no voy a la fiesta porque estoy de duelo”.

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Estamos acostumbrados a escuchar hablar de duelo en relación a la muerte de un ser querido, quién no escucho la frase: “está de duelo porque falleció el abuelo”, o bien, “no voy a la fiesta porque estoy de duelo”.

En este sentido, cabe decir que el duelo es la respuesta normal ante un fallecimiento, pero el duelo no es exclusivo frente a la muerte. Hay otras situaciones de la vida cotidiana que también nos confrontan con la tristeza típica del duelo como por ejemplo: el enfrentar un proceso de separación o divorcio, irse del país, perder el trabajo, pelearse con un amigo, caída del nivel social, cambio de escuela para un chico, mudanzas, pérdida de alguna función vital (vista, audición) o alguna amputación física.

Se debe pensar el duelo no únicamente como respuesta a una muerte sino como respuesta adaptativa a una pérdida o a un cambio. Digo respuesta adaptativa porque pasar por un duelo es lo normal y esperable ante una pérdida y en este sentido lo esperable en estas situaciones es encontrarse con mucha tristeza y desgano.

Una persona puede tener diferentes síntomas o manifestaciones que pueden ocurrir y que son indicadores de estar en medio del proceso de duelo. Cabe destacar que el duelo es un proceso y no un hecho aislado. Pueden darse más de un síntoma o bien uno solo pero sí es importante pensar que esto se da en un tiempo a transcurrir y no en un día.

Las reacciones del duelo se pueden ver reflejadas en diferentes áreas.

Qué síntomas pueden percibirse
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Cuando se está procesando un duelo a nivel de síntomas físicos suele aparecer dolores o molestias de estómago, opresión de pecho, hipersensibilidad al ruido, falta de aire, debilidad muscular, falta de energía. Pueden aparecer trastornos en el sueño o en la alimentación así como llantos repentinos, suspiros y/o mucho cansancio, entre otros.

A nivel emocional puede aparecer: tristeza, dolor, enojo, rabia, culpa, reproches, impotencia y también alivio. Este último muchas veces cuesta reconocerlo, tanto en público como en privado por la culpa y la vergüenza que reconocer este sentimiento conlleva. Pero es importante aclarar que la finalización de situaciones que generaban estrés, tensión, preocupación y tristeza suelen estar acompañadas de este alivio.

A nivel cognitivo, la persona suele sentirse abatida, agobiada, confundida, cansada, con muchas preocupaciones, con dificultad para concentrarse, para prestar atención, para pensar. Esto les sucede tanto a los niños como a los adultos y se observa en tareas cotidianas como dificultad para terminar una tarea tanto laboral como escolar, la imposibilidad de leer un libro aunque sea por elección, la dificultad de retener datos en la memoria, etc.

Todas estas son características del proceso normal de duelo.
 

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