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Esa chica llamada Charlotte

Lunes, 09 de julio de 2012 19:50

Charlotte Chantal es, solo por su nombre, diferente en estas tierras. Pero tiene un cúmulo de (si se quiere) atributos que la hacen singular.
Veamos: es hija de Claudio Paul Caniggia, uno de los ídolos de la historia del fútbol argentino, el apodado “hijo del viento” y compañero de ruta de Diego Maradona. Una dupla de nombres recargados de fama, dinero, mujeres, viajes, triunfos... Pero esta faceta paterna no sería llamativa si no fuera por el aporte de su madre, Mariana Nannis. Pequeño detalle. Excéntrico personaje cuya conversación se centra en marcas de ropa y de carteras y zapatos, en la palabra dólar, en sus hábitos casi reales. Esto, sumado a una catarata de desatinos verbales que seguramente luego tendrán la repercusión que busca y necesita. Con esos dos modelos de sostenes en su vida, la pequeña Charlotte Chantal -que vivió en Argentina solo 45 días- es lo que es, formada en el colegio Swans de Marbella, considerado uno de los siete mejores de España.

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Charlotte Chantal es, solo por su nombre, diferente en estas tierras. Pero tiene un cúmulo de (si se quiere) atributos que la hacen singular.
Veamos: es hija de Claudio Paul Caniggia, uno de los ídolos de la historia del fútbol argentino, el apodado “hijo del viento” y compañero de ruta de Diego Maradona. Una dupla de nombres recargados de fama, dinero, mujeres, viajes, triunfos... Pero esta faceta paterna no sería llamativa si no fuera por el aporte de su madre, Mariana Nannis. Pequeño detalle. Excéntrico personaje cuya conversación se centra en marcas de ropa y de carteras y zapatos, en la palabra dólar, en sus hábitos casi reales. Esto, sumado a una catarata de desatinos verbales que seguramente luego tendrán la repercusión que busca y necesita. Con esos dos modelos de sostenes en su vida, la pequeña Charlotte Chantal -que vivió en Argentina solo 45 días- es lo que es, formada en el colegio Swans de Marbella, considerado uno de los siete mejores de España.

En la pantalla

El hecho de ser la hija de Nannis y Caniggia ya predisponía especial cuando fue presentada en “Bailando por un sueño” por Marcelo Tinelli.
La chica salió de las respuestas monosilábicas y fue suficiente para que el “aguzado ojo” del conductor viera la punta del ovillo de lo que sería uno de los programas más vistos de la televisión nacional en los últimos tiempos. Se tomó de la mano de un personaje (la joven), abandonó el formato tradicional y decidió suspender el concurso de baile. Charlotte fue el centro de la escena por casi dos horas, las que estuvieron amenizadas por un improvisado desfile gay. Inaudito, pero real. Y con eso superó los 35 puntos para finalmente cerrar un estupendo negocio en 26,6.
“No creo que haya sido yo. El rating lo hace Marcelo, yo lo acompañé y me divertí muchísimo. Y estoy asombrada con lo que está pasando”, dijo Charlotte en una entrevista concedida al diario Perfil. Opinó que su presencia en la televisión atrae tanto porque “soy un poco diferente. No estoy desesperada detrás de la fama ni del dinero. Quiero divertirme”.
En la misma nota de Perfil, el diseñador Claudio Cosano, el argentino que más conoce a la joven, apunta a la espontaneidad: “En algún punto Charlotte es igual a Mariana, movilizan porque son tal cual se muestran: espontáneas, enérgicas y frontales. Viene de una cultura tan distinta que parecería que hace un personaje, pero no”. En el mismo artículo, opina el productor artístico de Endemol Rubén Vivero. “Charlotte tiene el encanto de Paris Hilton, pero de cabotaje. Es luminosa, no viene a venderse por sus atributos, sino como la hija de una mujer rica y excéntrica de finales de los 90. Y creo que pegó porque estamos cansados de botineras, lolas, colas y peleas”.


 

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