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Duelo de supervivientes

Jueves, 29 de marzo de 2012 04:19

Fue un partido eléctrico, tenis bajo los focos en la noche de Miami: Rafael Nadal tumbó 6-2, 5-7 y 6-4 al francés Jo-Wilfried Tsonga y se citó en semifinales con el británico Andy Murray, pero antes tuvo que derrotar a otros dos demonios, enemigos sin cara y ojos pero tan temibles como la peor de las pesadillas. Primero, el número dos combatió una dolorosa tendinitis en la rodilla izquierda que impidió sus agresivos apoyos y le obligó a disparar con decisión y riesgo. Luego, como le ocurrió ante Nishikori en tercera ronda, perdió el servicio cuando sacaba por el partido, lo que a punto estuvo de costarle la derrota: Tsonga se llevó el duelo hasta la tercera manga, donde rugió (“Allez!”) convencido del triunfo. “Las victorias en estas circunstancias cuentan más”, dijo Nadal sobre sus dolores, sufridos, penados y superados durante 2h49m .
 

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Fue un partido eléctrico, tenis bajo los focos en la noche de Miami: Rafael Nadal tumbó 6-2, 5-7 y 6-4 al francés Jo-Wilfried Tsonga y se citó en semifinales con el británico Andy Murray, pero antes tuvo que derrotar a otros dos demonios, enemigos sin cara y ojos pero tan temibles como la peor de las pesadillas. Primero, el número dos combatió una dolorosa tendinitis en la rodilla izquierda que impidió sus agresivos apoyos y le obligó a disparar con decisión y riesgo. Luego, como le ocurrió ante Nishikori en tercera ronda, perdió el servicio cuando sacaba por el partido, lo que a punto estuvo de costarle la derrota: Tsonga se llevó el duelo hasta la tercera manga, donde rugió (“Allez!”) convencido del triunfo. “Las victorias en estas circunstancias cuentan más”, dijo Nadal sobre sus dolores, sufridos, penados y superados durante 2h49m .
 

Las semifinales enfrentarán a dos supervivientes. Igual que el mallorquín debió competir entre muecas de dolor, dispuesto a morir empuñando su raqueta y sobre la pista, Murray empezó a sentir arcadas mientras competía bajo el sol y contra el serbio Tipsarevic. Para cuando el número cuatro mundial pidió la atención del médico, que le dio un par de pastillas, ya había perdido la primera manga y había entregado un break en la segunda. Sentado en el banquillo, Murray, un peligro a tres sets que se diluye en la larga distancia de los cinco, dejó síntomas de mareo, mientras abría la boca y echaba el cuerpo hacia adelante, avisando de la vomitona. Luego, remontó 4-6, 6-3 y 6-4 y citó a Nadal en un partido de físicos renqueantes y corazones duros.
 

“Cada vez que bebía me entraban ganas de eructar”, explicó el escocés. “Antes del partido hice un test de hidratación y quizás jugué con demasiados líquidos en el estómago. Hacía tanto calor y tanta humedad…”
"Tengo que asegurarme de que me recupero", dijo Nadal; "porque Andy es un jugador que te empuja del primer al último minuto del partido".
Antes de ese cruce entre el número dos y el número cuatro, David Ferrer se medirá esta madrugada el serbio Novak Djokovic, el número uno mundial, en su duelo de cuartos de final.
 

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