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El heladero con alma de niño que imita las voces de “Hijitus”

Antonio "Puchito" Flores recorre las calles céntricas y de los barrios, ofreciendo dulzuras congeladas.
Miércoles, 06 de septiembre de 2023 00:18

Con el "tilín-tilín" de la campanita que lo acompaña desde hace cincuenta y cinco años y la sonrisa anticipada sin cansarse de andar, llegaba a la plaza Gral. Manuel Belgrano y vestido de blanco sobre su caballito de hierro, Antonio Flores.

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Con el "tilín-tilín" de la campanita que lo acompaña desde hace cincuenta y cinco años y la sonrisa anticipada sin cansarse de andar, llegaba a la plaza Gral. Manuel Belgrano y vestido de blanco sobre su caballito de hierro, Antonio Flores.

Él vive a través de la motivación diaria y prolonga su alegría vendiendo helados de palito y bombones de chocolate, repartiendo la felicidad a niños y adultos. A su oficio -que definió como el "mejor del mundo"- lo lleva adelante gracias a un don de entrega, reluciendo con simpatía otra faceta de su personalidad como imitador de los personajes de "Las aventuras de Hijitus".

Muestra de su histriónico entusiasmo, se estaciona en la plaza -o en cualquier espacio público- para ofrecer sus dulces en estado frío; sin descuidar dentro de sí, el manojo estelar de protagonistas que supo crear Manuel García Ferré en los años 70. Y, trayéndolos al presente, los mantiene vivos mientras cumple su rol ambulante. "Me siento bien de vender helados y de volver a la niñez, con 'El profesor Neurus', 'Pucho', 'Larguirucho', 'Cachavacha', 'El Comisario' y más", reveló.

Prodigiosa es su memoria, donde los capítulos se proyectan en HD y cobran vida en pequeños fragmentos que propone a los clientes de ocasión. "Antes era tiempo de 'Hijitus' y me gustaba mucho ver sus caricaturas que daban en blanco y negro. Como no tenía televisión en la casa de mi papá, iba a la casa de mi prima Ernestina Tinte que vivía en Cuyaya, y ahí veía el resumen semanal. Ella me decía: 'Hacé como hace la 'Cachavacha' o 'Neurus' o como 'Larguirucho' y sacaba un 'Hola Titina, ¿Có' te va?'", imitó entre risas.

Con sesenta y ocho años cumplidos, este jujeño recordó así sus raíces, eligiendo compartirlas a través de su alma de niño. "Fui a la escuela '23 de Agosto' y ahí terminé mi séptimo grado y no hice más. Me fui a Buenos Aires donde fui lavacopas, pasé de confitería en confitería. Era muy sacrificado ser del interior y vivir en el sur. No llegué a ser mozo", expresó Flores que en su primera juventud regresó a la "Tacita de Plata" para trabajar con su hermano. Entonces una nueva ocupación le llamó la atención y su espíritu inquieto lo incentivó a dejar de pintar. "Recuerdo el primer día como heladero, fue muy especial para mí porque no tenía un trabajo seguro. Estaba de moda el picolé y mi patrón de ese momento me dijo que para llegar a más lugares, era necesaria una bicicleta y, con esfuerzo, la conseguí", relató Flores. La aventura comenzaría para él mediante una labor que lo hizo -y hace- feliz en distintas heladerías como Halley, Sei Tu y Venecia. "Sigo trabajando porque me siento vivo, porque es lindo. Si lo sabés cuidar, es un trabajo que te da algo más que dinero: te hace conocer gente y compartir", reflexionó este personaje urbano que fue bautizado por el fotógrafo Héctor Condorí como "El heladero más famoso de Jujuy".

Y es que desde su amor por los dibujitos animados, le salió usar su "íSombrero, sombreritus!" para convertirse en "Súper Hijitus" y llegar con su voz a un sinfín de lugares, por ejemplo, al hogar de ancianos de Tilcara. "Siempre es lindo el contacto con la gente y así a los amigos los voy haciendo en el camino. Con los personajes me invitaron para salir en la tele y en la radio", destacó. Las criaturas de la industria nacional permanecen en su corazón y le recuerdan como ecos, la infancia que vivía a la par de ellas; en aquél mundo de fantasía que trae a este presente en un "íFu fuuú y chuku chuku chuku chuku!".

No obstante, es un convencido de que hay personas que no lo conocen y se escudan en la burla. Entonces, Flores simplemente sigue su rumbo sin darle mayor importancia; sea otoño, verano o primavera; porque con el invierno sucede algo particular.

"Busco la manera y salgo a vender alfajores, pero hay mucha competencia y hasta he tenido problemas con otros vendedores, entonces prefiero decir: 'Ya vendrán tiempos mejores'", expresó, acordándose de septiembre como el mes que más espera para vender helados.

¿Por dónde va? Por cada rincón de la ciudad. A "Puchito" Flores se lo puede encontrar en la vereda de colegios y escuelas, como así también en las calles de los barrios Mariano Moreno, Cuyaya, Norte, San Cayetano, 18 de Noviembre, Coronel Arias, Chijra, Yala, San Pablo, Villa Belgrano, Los Nogales, Volcán y Tumbaya, entre tantos lugares. Miles de kilómetros recorridos en años de esfuerzo, hicieron que por más dificultades que afrontara, seguir adelante sea una premisa fundamental en su vida. "Hace tiempo me pusieron un clavo en mi pierna, pasó cuando lijaba una pared alta. Estaba en la escalera y me resbalé sobre el cerámico. Me llevaron al hospital y a traumatología donde me atendió el médico Armando Bergese. Tenía hinchado el pie, pensaba que me lo iban a cortar, pero no fue así. Con el pie enyesado andaba en muletas", explicó este vendedor que conoce un montón de personas a través del oficio de heladero.

Superó la caída y siguió, cumpliendo con su deber de vender helados. Así como los tiempos cambian, varía también la elección por los gustos. "Cuando hace mucho calor vendo bombones que es lo que eligen ahora y para la fiesta del estudiante es cuando mejora. Trato de vender lo más que puedo porque ahora la competencia es con los juguitos que venden en bolsas de plástico, por eso ya no compran tanto el palito de agua y me voy directamente a los barrios", aseguró "Puchito", afirmando que los jugos no tienen una garantía que los respalde como la fecha de vencimiento porque es sólo colorante y agua. Con una sonrisa y siendo optimista, se ganó el cariño de niños que hoy son adultos que salieron del secundario y que lo encuentran en la calle. Entonces el diálogo se manifiesta en recordar las anécdotas cuando les vendía heladitos a la salida del colegio. "Mamá Clara Segovia y papá Paulo Flores están en mi corazón, así como mi hermano y mis colegas 'El Gringo', Hugo Vargas o 'El Galleguito'", dijo este jujeño que dejó un consejo para los estudiantes y es que agradezcan que pueden vivir esta época de amistad para compartir.