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La enfermedad invisible que afecta a millones de mujeres

Sabado, 30 de septiembre de 2023 00:39

Según la Organización Mundial de la Salud, casi 1 de cada 10 mujeres en edad reproductiva en todo el mundo se ve afectadas por una enfermedad tan dolorosa como riesgosa para la fertilidad, que además puede generar otras complicaciones en el cuerpo femenino. Parece difícil de creer que una patología con esta dramática incidencia en tantas mujeres pueda ser prácticamente una desconocida para la medicina en el 2023, pero es lo que sucede con la endometriosis, una dolencia silenciosa hasta hace muy poco tiempo.

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Según la Organización Mundial de la Salud, casi 1 de cada 10 mujeres en edad reproductiva en todo el mundo se ve afectadas por una enfermedad tan dolorosa como riesgosa para la fertilidad, que además puede generar otras complicaciones en el cuerpo femenino. Parece difícil de creer que una patología con esta dramática incidencia en tantas mujeres pueda ser prácticamente una desconocida para la medicina en el 2023, pero es lo que sucede con la endometriosis, una dolencia silenciosa hasta hace muy poco tiempo.

Aunque cada vez hay mayores avances científicos sobre esta enfermedad que, asimismo, gana terreno en la conversación pública, al día de hoy resulta difícil establecer cabalmente las causas que la producen. Ni siquiera puede ser diagnosticada por otro mecanismo que no sea el "descarte". Una vez diagnosticada -algo que muchas veces ocurre gracias a la insistencia de pacientes por conseguir una respuesta precisa a sus intensos pero confusos síntomas-, tampoco existe forma de curarla; en el mejor de los casos, se busca hacer más soportables sus efectos en la salud.

La endometriosis se produce cuando se encuentra endometrio (tejido que se encuentra en la capa interna del útero) en algún lugar fuera del mismo, con la particularidad de crecer y alojarse en su exterior o en distintas partes del cuerpo. Este tejido comienza a crecer y con el tiempo cicatrizar de alguna manera donde sea que se aloje (por ejemplo, órganos del abdomen o el aparato intestinal), lo que genera un problema para el funcionamiento del órgano y del sistema en general, ya que, al no desprenderse como lo haría normalmente en el ciclo menstrual desde el útero, este tejido endometrial crece donde no debe de forma indeseada. El resultado es una inflamación dolorosa y una cicatrización que finalmente puede terminar derivando en la formación de quistes, nódulos y fibrosis que pueden evolucionar aún más. La endometriosis es una patología crónica, y se caracteriza por causar dolores muy agudos en distintas partes del cuerpo durante la menstruación, pero también puede aparecer durante las relaciones sexuales e incluso al ir al baño. Además, afecta el período menstrual con grandes sangrados y, por fuera de estas situaciones, causa dolor pélvico crónico, distensión abdominal, náuseas y fatiga.

De este panorama de dolor crónico y difícil identificación, junto con la falta de estudios específicos para identificarla, se desprende que en muchas ocasiones esta patología no se asocia naturalmente a una condición ginecológica. Así, la enfermedad puede evolucionar de tal manera que incluso se clasifica en estadíos de 1 al 4 dependiendo de dónde se manifiesta y qué tan desarrollado se encuentra en el cuerpo. Como toda condición crónica, la endometriosis afecta indefectiblemente la calidad de vida, lo que genera repercusiones sociales, económicas y de salud pública para quienes la padecen. Las pacientes amoldan sus actividades para convivir y mitigar caseramente dolores intensos, la fatiga y la ansiedad, ya que, al no tratarse de dolores esperables en el período menstrual sino de episodios verdaderamente debilitantes, no ceden con analgésicos comunes ni reposo. Es así que el dolor pasa a transformarse en un compañero inevitable e imposible de ignorar en la vida de las mujeres sin diagnosticar. No solo eso: se ha demostrado que la endometriosis es responsable de casi la mitad de los casos de mujeres con problemas de fertilidad.

Hasta hoy, el escenario para quienes sufren de endometriosis es desalentador y frustrante. En primera instancia, resulta muy difícil encontrar especialistas y profesionales para darle diagnóstico y seguimiento, lo que representa una verdadera barrera inicial. Aún dentro del área de la ginecología, el proceso que se sigue al sospechar una endometriosis implica una gran inversión de tiempo y de paciencia para quienes la padecen, ya que no hay forma de diagnosticarla mediante análisis o estudios específicos, lo que implica que puedan tardar hasta 7 años en ponerle nombre y, por lo tanto, tratarla. A esta situación se agrega que, en ocasiones, se banalizan los síntomas al ligarse al dolor de la regla.

Por fortuna, existen esfuerzos concretos, esperanzadores y valiosos, de la comunidad médica para dar pronta respuesta a pacientes que atraviesan esta situación de vulnerabilidad. Para que las mujeres tengan acceso a la mejor atención posible, la Sociedad Argentina de Endometriosis confeccionó y publicó un mapa digital interactivo llamado Mapa Federal de Endometriosis, que ofrece información de contacto de profesionales capacitados para tratar y diagnosticar la patología a lo largo de todo el país. Esta nueva herramienta se integra a otros esfuerzos en los que la Sociedad Médica Argentina comenzó a trabajar, con la esperanza de facilitar el acceso, en primera instancia, a la información, y luego a tan necesario tratamiento.

Asimismo, este año se inauguró el primer departamento especializado que ofrece un Servicio Integral para la Endometriosis en el país, en el Hospital Universitario Austral. Se trata de un punto de inflexión a la hora del estudio completo y rápido de la enfermedad, ya que cuenta con un grupo interdisciplinario de profesionales que otorga turnos específicos para estudios de imágenes, y ofrece seguimiento con especialistas que pueden contar con resultados en hasta 48 horas.

Como con otras enfermedades crónicas, se trata de abordar la enfermedad desde todos los ángulos, en el menor tiempo posible, en un mismo lugar. Tratándose de una patología de difícil abordaje que demanda mucho de los profesionales para hacer frente a la aún mayor dificultad diaria de quienes la sufren, este enfoque integral es la muestra del gran impacto positivo que puede traer en la vida diaria de las mujeres el abordaje serio de un problema serio: mejora su calidad de vida, mejoran sus posibilidades de planificación familiar y mejora su salud integral.

(*) Gustavo Rebagliati es jefe de Cirugía Endoscópica Ginecológica en el Hospital Universitario Austral