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"Es horrible que los médicos te digan que no vas a vivir"

A Florencia Galdo la desahuciaron por cáncer, pero una cirugía le salvó la vida. Pese al daño en su rostro, sigue adelante.
Miércoles, 30 de agosto de 2023 01:01

Una cirugía le salvó la vida, pero la secuela fue un impacto funcional y estético que espera revertir con otra intervención.

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Una cirugía le salvó la vida, pero la secuela fue un impacto funcional y estético que espera revertir con otra intervención.

Según María Florencia Galdo, tardó en consultar por algunos síntomas y cuando lo hizo se desató una pesadilla: no solo no llegaban a diagnóstico, sino que también la acusaban de tener algo por el consumo de estupefacientes. Con el cáncer que le detectaron no había nada por hacer. Una derivación y posterior cirugía le salvaron la vida. Siguió quimioterapia, radioterapia, debilidad y un gran cambio en su rostro, pero con altibajos sigue y hoy espera su próxima cirugía, esta vez reconstructiva.

Aún se transitaba la pandemia cuando su labor en un área de Niñez era tan intensa que siempre postergaba la consulta, al comenzar a tener dolor y secreciones en la nariz.

Para cuando quiso consultar se enfrentó con una serie de profesionales de una clínica céntrica de esta ciudad, quienes lejos de avanzar con el diagnóstico teorizaban un origen de la patología, estigmatizándola sin razón. "Todos creían que yo me drogaba con cocaína, eso me decían todos los médicos y yo nunca la había probado, así que insistí hasta que me hicieron la biopsia y me dolió mucho porque me la hicieron despierta. Me tendrían que haber dormido, pero era como que estaban enojados y pensaba que mentía, pero me dio positivo para carcinoma", explicó con pesar Galdo.

El resultado fue desolador, el carcinoma en el maxilofacial superior le afectaba la parte superior de la boca, el paladar y los ganglios. Fue por el accionar de su hermano que la llevó a otro profesional, el doctor Esteban Carrizo, que pudo indagar nuevamente, con otra biopsia, esta vez sedada y sin sufrir, con la que se confirmó el diagnóstico cancerígeno y la derivó a una oncóloga. También le dijo que no había nada por hacer y que sólo quedaba esperar el peor final, porque se trataba de un cáncer muy invasivo, que en una semana tomó todo su paladar.

ANTES DEL CÁNCER | GALDO CUANDO LA ENFERMEDAD NO LA HABÍA INVADIDO.

Afortunadamente el médico otorrino Carrizo la derivó al doctor Gabriel Damiano, cirujano del hospital Pirovano de Buenos Aires, y aunque tardó la aprobación de la obra social provincial le hicieron la cirugía. "Salí viva. Ahí empecé con la fe porque sabía que me estaba muriendo, pesaba 35 kilos. Empecé a rezar, no podía hablar, ni beber agua, y me hicieron transfusiones, eso también me salvó la vida", relató con la voz quebrada.

Transitó luego una dura internación pero valoró haber logrado el alta. "Me llevó mucho tiempo salir, volver a masticar, estaba a papilla, muchas veces no comía, seguía bajando de peso, tomaba Ensure y eso me hizo aumentar un poco", detalló.

Una vez que estuvo en Jujuy tuvo otro duro trance, quimioterapia, radioterapia y su cuerpo debió resistir cada embate, que significó también ver su rostro cambiar a raíz de la operación que la salvó. "Sigo con la boca deforme, no me saco fotos casi nunca porque sufro cada vez que me veo, sigo sin poder masticar todo lo que puedo", explicó Galdo.

Sin embargo, luego de varios estudios llegó una gran noticia: ya no había cáncer, algo que agradeció a Dios. Fue un respiro para Galdo, quien recientemente viajó a Córdoba derivada, donde le anunciaron que la próxima cirugía será de reconstrucción de la cara que le permitirá recuperar lo funcional, masticar y alimentarse, y lo estético. Espera que el ISJ le habilite el expediente.

Galdo aspira poder avanzar a una nueva etapa de recuperación porque quedó con dolores en las piernas además de la boca, aparte de su salud mental, producto del rechazo que encuentra en la mirada del otro en su vida cotidiana. "Ya pasé por tanto y tengo que seguir. Es horrible que los médicos te digan que no vas a vivir", expresó optimista en el nuevo paso a seguir.

La esperanza está en recuperar su bienestar físico como mental, agradecida de tener una nueva oportunidad de vida. Su fe y el entorno de contención familiar fueron clave. En ello agradeció a su esposo Alejandro Figueroa, quien la acompaña en cada paso y a su familia que colabora de diversas maneras.

Anhela la totalrecuperación

GALDO ANTES DEL CÁNCER.

Antes del diagnóstico, Florencia Galdo trabajaba en la Secretaría de Niñez como responsable de los hogares, de adolescentes y familias sustitutas, una labor que fue ardua en plena pandemia, junto a sus compañeros de labor. Actualmente está de licencia para ocuparse de su salud, la que espera recuperar a cada paso, luego de haber logrado superar arduas etapas de tratamiento.

"Estoy esperanzada pero no dejo de tener miedo. Pasé por tanto pero sé que estoy en buenas manos y en un buen sanatorio", expresó optimista por un buen resultado de la próxima cirugía que le permitirá reconstruir su rostro.

LA PRIMERA ETAPA

Tenía cuarenta años y tres hijos de 10, 13 y 14 años, cuando un síntoma que dejó pasar resultó en el severo cáncer que la alejó de ellos y que ahora disfruta, al tiempo que se cuida también con asistencia psicológica.

Agradeció a su familia, su esposo, su hermano, quien insistió en el diagnóstico, y también el apoyo e interés brindado por la Fundación Nueva Vida, a través de Natalia Lezcano, quien siempre se mostró atenta.