Para comenzar a abordar este tema debemos mencionar que, aunque hay diferentes tipos de consumos, la ingesta ya sea en menor o mayor grado, altera sobre dimensionalmente la vida del sujeto en cada uno de los aspectos que hacen a su integridad ya sea física, emocional y espiritual.
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Para comenzar a abordar este tema debemos mencionar que, aunque hay diferentes tipos de consumos, la ingesta ya sea en menor o mayor grado, altera sobre dimensionalmente la vida del sujeto en cada uno de los aspectos que hacen a su integridad ya sea física, emocional y espiritual.
Además de que lo incapacita para ser un sujeto activo en términos de establecer relaciones interpersonales, pierde el sentido de la vida misma, no le encuentra un propósito a su caminar diario.
Entendamos que el consumo de alguna sustancia vuelve altamente dependiente a la persona. Pierde el sentido de la voluntad, se encuentra imposibilitado para tomar decisiones que afecten positivamente su salud, su vida y su familia.
La droga va consumiendo a su vez todas las realidades familiares, abortando proyectos de familia, consume el bienestar del hogar. Un hogar que comienza a accionar en torno a la realidad del adicto en todos los aspectos de su mirada.
Esta problemática de adicción conlleva en sus orígenes una realidad que trasciende las barreras del consumo. El término "adicción" presenta una connotación que no es evidenciada y tiene sus raíces en el lenguaje mismo, es decir, "lo no hablado".
Cuando el individuo percibe o vive en un primer plano una realidad en la que se ve imposibilitado de expresarse libremente o bien posee la ausencia de herramientas humanizantes, se propicia un camino alternativo, viable por parte del sujeto, el cual se encuentra regido en principio por la experimentación, la inmediatez de la búsqueda del placer como así también la falsa necesidad de bienestar de la que es víctima. Pero cabría preguntarse ¿qué provoca la acción en respuesta al estímulo externo?
Los trastornos conductuales que traen aparejado consecuencias de toda índole comienzan en la mente del sujeto ya que la misma está condicionada por la capacidad del sistema nervioso de adaptarse en forma consciente a sus propios procesos y a la toma de decisiones. Por lo tanto el adicto es consciente de sus decisiones con respecto al consumo de una sustancia. Entonces podríamos decir que el problema no radica en la sustancia aditiva sino en la adicción a las drogas.
El individuo comienza a canalizar en el desarrollo del hábito reiterativo los diferentes pilares correspondientes a las motivaciones por el consumo. En principio, como ya se mencionó, lo asociado al bienestar del momento. Luego, por motivación negativa puesto que con el transcurso del proceso de consumo incrementan las incapacidades de tolerancia a la angustia, frustración, presión impositiva en entornos sociales y familiares, entre otros.
Siendo de este modo impulsado por el reflejo conductual y emocional del consumo, proporcionándole una dependencia física notable. Por ende la expansión de la dependencia al consumo afecta todo el sistema integral del individuo.
Definitivamente el problema original no son las sustancias ingeridas sino un problema del sujeto con la vida originado por su entorno de desarrollo. Un adicto llega a ser un esclavo de las sustancias y son múltiples las posibles causas: carencias afectivas en su infancia, pérdidas, ausencias, abandono, maltrato, abusos, traumas no resueltos, familias disfuncionales, separación, etc.
Los corazones se ven tan dañados por todo esto que buscan en las drogas un poco de placer, escape o alivio de esa realidad. Hay distintos estadíos de consumo, todo suele comenzar como consumidores ocasionales, luego habituales hasta llegar a la dependencia total.
A medida que avanza el consumo, el problema se agudiza cuando se ve afectado lo "integral" del individuo. Aparece de esta forma el término drogadependencia conocido como un desorden crónico reincidente en el cual la búsqueda compulsiva y el comportamiento del consumo persisten con fuerza, pese a las consecuencias. En este plano se pierde la total libertad pues la persona queda supeditada o esclavizada por dicha sustancia, lo cual absorbe en forma determinante los niveles de su personalidad.
Cabe mencionar que el sujeto en adicción no ha sido preparado en la resolución de sus emociones manifiestas dentro de la célula de la familia y en situaciones externas. Lo cual contribuye a la hipersensibilidad de sus pensamientos y a la escasa adaptación social. La conducta de todos los miembros de la familia fluctúa debido al conocimiento de esta problemática. Van generando que se pierdan bajo las necesidades del adicto e incluso facilitan dichos procesos.
Esta dependencia enferma a toda la familia. Su ataque es a dimensiones integrales. Por consiguiente es imprescindible la reeducación de los pensamientos y acciones conductuales tanto del adicto como de la familia. He aquí la importancia del acompañamiento familiar en el proceso de rehabilitación del adicto a través de la ayuda de distintos medios viables de motivación, como psicoterapias individuales y grupales.
El compromiso es una herramienta de fortaleza que se expandirá en el sistema de percepción del adicto en un cambio de vida saludable y con una identidad base en el amor paternal. íSiempre hay salida y esperanza!
La Fundación Luz de Vida agradece al pastor Pablo Orquera, referente de la Fundación Piedras Vivas, por este valioso artículo. La Fundación trabaja fuertemente en "educar, prevenir y restaurar" a través de escuela para padres, talleres, contención familiar y grupos terapéuticos llamados "Grupos de luz". íContáctenos! Alvear 731, primer piso, oficina N°2. Comuníquese al 388-4479595, o ingrese a nuestra página de Facebook: Fundación Luz de Vida. íEstamos para ayudarles!