"La sintiencia es la capacidad de sentir una variedad de emociones y sentimientos, como placer, dolor, alegría y miedo. Algunos animales incluso experimentan emociones complejas, como la tristeza y la empatía. Los animales son seres sintientes, y esto significa que sus sentimientos importan", afirma Eugenia Garlatti.
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"La sintiencia es la capacidad de sentir una variedad de emociones y sentimientos, como placer, dolor, alegría y miedo. Algunos animales incluso experimentan emociones complejas, como la tristeza y la empatía. Los animales son seres sintientes, y esto significa que sus sentimientos importan", afirma Eugenia Garlatti.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy y consultada sobre cómo surge en ella el convertirse en proteccionista, indica de manera contundente que "me encantan los animales, me encantan todos los animales", agregando que "eso es algo que nació conmigo y el ver a los perros abandonados en la calle fue lo que terminó impulsándome a analizar la posibilidad de hacer algo, brindarles cariño, protección".
"Desgraciadamente para poder concretar el sueño de acompañarlos, de cuidarlos se debe contar con un espacio, que debe ser importante", remarca para de inmediato señalar que "al poder contar con un lugar y como consecuencia de que me daba vueltas en la cabeza la idea es que me inicié en esto".
Recuerda con sus ojos brillando de emoción que "la primera vez que se dio en adopción un perrito en nuestra provincia, sucedió en la punta del parque cuando me instalé después de que dejaran en la puerta de mi casa una caja conteniendo ocho cachorros, ahí se me ocurrió hacer algo por ellos, no tirarlos ni abandonarlos, sino poder hacer algo por ellos y después de ser atendidos por el veterinario, darles las vacunas, opté por ir al parque San Martín, tomar un espacio y darlos en adopción".
Consultada Eugenia Garlatti sobre la fundación "Cadena mascotera" que supo crear, indica que "si fue una etapa maravillosa de mi vida, pero me hacía mucho daño ver a los perritos, gatos y observar el daño y la crueldad que les hacen a los animales" y en ese momento con fastidio comenta que "pasa que lo toman como mascota, pero no como un ser viviente, sino como una cosa sin saber que ellos sienten, extrañan, se mueren de angustias y de tristeza".
Con un gesto de tristeza aclara que "yo siempre fui muy sensible y fue esa parte lo que me hizo muy mal, ver que si un animalito sufría, realmente 'me puede, debo reconocer que es más fuerte que yo' y a medida que transcurría el tiempo me fue afectando mucho".
Hoy Eugenia Garlatti atiende en su vivienda unos pocos perritos pero con alegría rememora cuando en el año 2010 se acercó a la canilera municipal y con la ayuda de un grupo de amigos colaboraba con la tarea que allí se realiza indicando que "fue un año con mucho frío y eso hizo que nos ocupáramos de los perritos que allí se encontraban, muchos de ellos fueron dados en adopción, se les cocinaba y los sábados y domingo les llevábamos comida".
"Por suerte los pudimos cambiar un poco la realidad, ya que los mimábamos, era una tarea que realmente me gustaba y que podía desarrollar sin sufrir las penurias del mal trato, de la violencia" fue una época muy linda que se prolongó por mucho tiempo.
Finalmente, expresó Eugenia Garlatti que "hoy me resulta imposible poder tener muchos animalitos en mi casa, cuento solamente con cuatro perritos, por eso yo les pido a la gente que no digan: 'Pobrecitos, hay que hacer algo por ellos', que se involucren y 'hagan' algo, intenten apoyar a las organizaciones que se dedican al proteccionismo, que colaboren con alimento o como hogar de tránsito hasta que se encuentre a alguien que lo adopte en forma definitiva".
Eugenia Garlatti aún extraña a Gaby, un callejerito que tuvo a su cuidado por varios años hasta que partió al cielo de los perros desde donde hoy la acompaña en su loable tarea.