La propuesta de la artista plástica se dio en el momento adecuado. En su conversación con El Tribuno de Jujuy, habló de técnicas, pero también de motivaciones y expectativas. "De mandalas y los cinco elementos" es una apertura, a través de la pintura, al mundo espiritual de Silvina Krinner.
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La propuesta de la artista plástica se dio en el momento adecuado. En su conversación con El Tribuno de Jujuy, habló de técnicas, pero también de motivaciones y expectativas. "De mandalas y los cinco elementos" es una apertura, a través de la pintura, al mundo espiritual de Silvina Krinner.
¿Qué parte tuya mostrás en esta exposición?
La parte espiritual, lo que siento, tal vez, hasta mi propia alma. ¿Por qué mandalas? Porque es muy espiritual, viene de la India. Muchos dicen que cuando vos pintás eso, te vas sanando de cosas que ni sabés que las tenés. ¿Por qué los cinco elementos? Porque amo la naturaleza, amo el agua, siento que el mar te sana, con esa agua salada, todo lo que sea agua, lago, río, una cascada, lo que fuere; el fuego te da vida, un encuentro alrededor del fuego, ya sea de mujeres, familia, eso te sana y hasta te rejuvenece; el aire; los aromas, un sahumerio, un perfume, tantas cosas hermosas; la tierra. Amo el contacto con la arcilla desde que estudiaba arte. En Jujuy, los artistas tenemos mucho material directo de la naturaleza. El quinto elemento sería el éter, lo que no podemos tocar ni ver; no solamente está en el universo, que es todo el conocimiento, sino que está dentro de nosotros.
¿Esta muestra surge de algún momento personal o necesidad especial?
Totalmente. En la época del 2020, plena pandemia. Las dos primeras semanas estuve tranquila porque necesitaba descansar, después ya me empecé a afligir un poco y dije voy a pintar. Me atrapo una técnica. Como no tenía donde ir ni que hacer en ese momento, aproveché, tenía un fibrofácil gigante y una carpintería al frente, entonces mi esposo me fue a cortar de distintos tamaños y comencé a desarrollar distintas técnicas. Después pasé a un bastidor, después fue creciendo hasta que llegué a uno de uno por uno veinte de tamaño. En principio lo hice porque para mí la pintura es terapia, mi mejor psicóloga, coaching.
¿En qué se basa la técnica del acrílico fluido, por qué la usás?
La desarrollo porque el pouring es arte fluido en acrílico, es un arte moderno. Jackson Pollock, pintor estadounidense, dio los primeros pasos en esta técnica. Se caracterizaba mucho por el goteo, fue muy moderno para una época. Yo me acerco a esto porque, al estar encerrada, este tipo de pintura da un sentimiento de libertad, porque no es figurativo, porque vos tenés que estar en el detalle, hacerlo perfecto. Cuando usás esta técnica, llegás a un estado de meditación. Siento que me eleva, te sumerge en lo que es la pintura y te dejás llevar y te liberás. Después ves al entorno de una forma más positiva.
¿Hay algún punto de encuentro entre la peluquería y la pintura?
Totalmente. Soy recibida en la Escuela de Artes Plásticas de Tucumán. Después dije de qué vivo. Porque hasta uno tiene esa mentalidad cerrada, cómo voy a hacer para vivir del arte, que es una pregunta que todos los artistas se hacen y es muy difícil de resolverla. Tuve la bendición de que mi suegra me propuso que yo esté en la peluquería (Venus). De golpe mi ojo clínico, sensible, comenzó a observar detalles y me nació el interés de hacer peluquería. Con dos bebés y embarazada, hice en tres meses el curso de dos años. Tiene mucho que ver, colorimetría en ambas partes, las manos, todo. Cuando hacés figurativo, hacés geometría, como en la peluquería.
¿Por qué pintás?
Porque es una necesidad. En un momento que laburé mucho, mucho, mucho, en la peluquería, al punto de morirme en la cama, me levantaba a las seis de la mañana a pintar; en esa época pintaba al óleo, que es más complicado porque hay que tener otros cuidados con los pinceles. Después pintaba un ratito a la siesta, otro a la noche. A ese nivel es la necesidad de pintar que yo siento.
¿Qué te inspira?
Tantas cosas. A lo mejor situaciones, por ahí, me hice un curso de angelología. Me dio más sensibilidad, empecé a sentir también más cosas, más respuestas de los arcángeles y esa energía. Aparte que amo los colores, no puedo estar sin ellos, creo que me dejo llevar por sentimientos, ideas, colores, técnicas. Es una terapia, sabés cómo vas a empezar, pero no sabés cómo vas a quedar. Disfrutás en el momento en que lo estás haciendo, el lienzo, las formas, las mezclas.
¿Cuál de los cinco elementos te define más?
Son dos. El agua y el aire. Porque yo siento eso, muy particular con el agua. Tuve una pequeña experiencia en la Costa. Tuve una petición de sanación. Las olas me descontracturaron, cosa que no habían podido lograr ni la quiropraxia, ni la fisioterapia, ni nada. Cómo no voy a creer en el agua, con el poder de sanación que tiene.
¿Cuál es tu círculo sagrado? (En referencia a la definición de mandala).
Mi familia, mi esposo, mis hijos, mi nieta maravillosa. Es un poquito más amplio, porque vos te encontrás con hermanos álmicos, ese encuentro es maravilloso y también están en el círculo sagrado.