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28 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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El amor por sus hijas lo hizo cruzar el Atlántico

A fin de brindarles un mejor futuro, el jujeño Ramón Flores trabaja en un restaurante de Vinaroz, España.
Domingo, 26 de marzo de 2023 01:02

El amor es el motorcito que mueve al mundo y es también la idea que siempre acompaña a Ramón Flores, un joven que buscó al otro lado del Atlántico un mejor porvenir. Convencido de hacerlo por sus pequeñas hijas, este padre dedicado cedió ante la difícil pero definitiva decisión de un viaje que lo conduciría a una aventura que ya es inolvidable. Esta historia tiene como protagonista a un jujeño que con el afán de crecer, pudo lograr la estabilidad económica para brindar a sus hijas un futuro, que pretende, sea lleno de oportunidades.

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El amor es el motorcito que mueve al mundo y es también la idea que siempre acompaña a Ramón Flores, un joven que buscó al otro lado del Atlántico un mejor porvenir. Convencido de hacerlo por sus pequeñas hijas, este padre dedicado cedió ante la difícil pero definitiva decisión de un viaje que lo conduciría a una aventura que ya es inolvidable. Esta historia tiene como protagonista a un jujeño que con el afán de crecer, pudo lograr la estabilidad económica para brindar a sus hijas un futuro, que pretende, sea lleno de oportunidades.

A METROS DEL MEDITERRÁNEO | RAMÓN FLORES Y EL RELAX EN VINAROZ.

"Nunca me gustó la idea de irme, pero necesitaba hacerlo para darles una buena educación, que no les falte un techo y un pedazo de pan. Son mi vida", contó Ramón Flores, quien se arriesgó al desafío tras quedar desempleado de una empresa multinacional. Entonces, la vorágine de sensaciones lo envolvió con todo lo que significa cambiar de vida, de hábitos y de costumbres. Pero el dolor por la despedida de sus hijas fue lo más sentido con el alma y -con lágrimas en los ojos- el momento más triste de recordar.

BELLO ATARDECER | PAISAJE QUE SIEMPRE OBSERVA DESDE EL RESTAURANTE.

"Jamás lo superaré pero este sacrificio es por ellas", dijo. Con la emoción a flor de piel pero la ansiedad por el progreso, Ramón se fue en un vuelo económico que lo conectaría a Europa. "Del aeropuerto de Perico hasta Aeroparque Buenos Aires, pero mi vuelo salía desde Ezeiza; entonces tuve que hacer diez horas en Buenos Aires. Fueron las horas más largas de mi vida ya que le tengo miedo a esa provincia. De allí me tocó hacer un transbordo hasta Chile, donde estuve tres horas esperando para poder hacer el última escala en Perú, allí el tiempo de espera fue de 16 horas hasta mi salida a España", relató quien ya en Madrid tomó un tren que demoro cinco horas en llegar hasta Castellón, Valencia. "Me buscó un amigo rumano de mi hermano y me llevó hasta mi destino final, Vinaroz", comentó Flores quien hoy se encuentra en este pueblo casi único, a un costado del mar. Es así que con el encanto de un excepcional paisaje, se sorprendió al ver tanta belleza junta. Y se unió al abrazo más ansiado, el de su hermano quien se encuentra radicado allí.

"Elegí España por mi hermano. Me dio trabajo, techo y comida. Estoy muy agradecido con él", indicó Flores feliz de vivir esta experiencia acompañado de un ser querido.

UN RINCÓN DEL PUEBLO ENCANTADOR

Sus días transcurren a veinte metros del Mediterráneo, trabajando en el restaurante que recibe a turistas de Rumania, Colombia, Italia y de muchas otras naciones. Se desempeñó como repartidor de pizzas, fue pintor, electricista y cocinero. Y todo debido al amor que lo moviliza y que crece día a día por sus hijas que se encuentran en Jujuy. Oriana Victoria de doce años, Olivia Esperanza de siete y la pequeñita de un año, Aurora Isabella; que iluminan su vida y quienes habitan en su corazón y sentimiento.

AGUAS REFRESCANTES | EN MEDIO DE UN PARAÍSO ÚNICO.

"Mi tristeza es no poder verlas, ni abrazarlas; pero a todo eso lo convierto en algo positivo", expresó con una voz llena de emoción al pensar que su experiencia sería maravillosa si ellas estuvieran con él. Y es que la conexión entre ellos, se da al finalizar el día, cuando el juego de las complicidades se pone de manifiesto para develarse con amor. "Hablo todas las noches con ellas. Me gustaba mucho jugar, incluso las llevé a pescar un par de veces", dijo. En el intento por adaptarse a las costumbres europeas, la gastronomía es lo que más le cuesta a la hora de distinguir sabores, porque la comida argentina en España no sabe igual. "Probé platos árabes, franceses, españoles y colombianos, pero nada como la comida de mi Jujuy. Extraño las comidas de mi madre, creo que son delicias, que en ninguna parte del mundo probaré", indicó con un dejo de nostalgia. Así, conoció museos y el estadio "Camp Nou" del Barcelona FC. "Todo es nuevo, es otra cultura. Pero es todo un tema el asado, aquí los cortes de carne son diferentes ya que no hay pasión de estar cocinando seis horas un costillar, porque lo hacen en media hora", comentó el joven que extraña demasiado reunirse con sus amigos de Gorriti para compartir un "fernecito" al lado de la parrilla.