"Nos veremos otra vez" es la frase que lleva por título una hermosa canción que Serú Girán inmortalizara en el año 1992. Y es -acaso- la motivación que sugiere la verdadera esperanza, esa misma que late en un grupo integrado por madres y padres de niños y adolescentes con cáncer infantil.
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"Nos veremos otra vez" es la frase que lleva por título una hermosa canción que Serú Girán inmortalizara en el año 1992. Y es -acaso- la motivación que sugiere la verdadera esperanza, esa misma que late en un grupo integrado por madres y padres de niños y adolescentes con cáncer infantil.
Con el significado idéntico a la composición musical, el colectivo que los nuclea se denomina "Tinkuna Kama", palabras pertenecientes al vocablo quechua que significa justamente eso, mantener vivo el recuerdo de quienes no están para un reencuentro más allá, pero sin dejar de abrazar a aquellos hijos que se encuentran transitando por la misma enfermedad, aquí y ahora, en sus diferentes estadíos.
En pocas palabras, este grupo se enseña asimismo a no perder la fe. Entonces, el acompañamiento y la contención emocional se hacen indispensables al momento de realizar las actividades que los motivan a seguir adelante; cualidades que fueron notables desde que se formó en abril del año 2021.
Por ello, la labor de "Tinkuna Kama" trata de sensibilizar y concientizar a la comunidad sobre el cáncer infantil que lleva a cubrir las necesidades de sus familias, mediante diferentes iniciativas.
"Como padres, tenemos miedo de que nos paralice cualquier diagnóstico que afecte la salud de nuestro hijos, pero si se trata de cáncer, ese temor se siente más. Tenemos que tratar que el miedo no nos paralice, sino que nos movilice", dijo Ivone Rivera, responsable de la entidad sin fines de lucro que brinda apoyo mutuo, desde una unión genuina para que los niños y sus familias nunca pierdan las ganas de luchar.
Desde "Tinkuna Kama" tienen el férreo convencimiento de que transitar por esta enfermedad tiene sus etapas. "Hay momentos para llorar, otros que son para abrazar. Un tiempo para la angustia, para la ansiedad y que a medida que pasa el tiempo hay un antes y un después de la enfermedad; por ejemplo, de padres que tienen que dejar de trabajar para cuidar a sus hijos, el aumento de los gastos y los alimentos que varían", comentó Rivera.
Ante este cuadro donde las disposiciones se vuelven inestables, existen campañas solidarias y movidas que ayudan a establecer esa fortaleza tan necesaria para las familias.
"Cuando se les hace saber a las mamás el diagnóstico, nos comunicamos entre todas y armamos redes para ayudarnos. A veces hay casos de niños con leucemia o enfermedad púrpura", expresó Rivera que como referente de la ong, colabora con cincuenta y tres familias que provienen de La Quiaca, Libertador General San Martín, La Esperanza, Humahuaca y San Pedro, entre otras localidades del interior.
Y es así como desde la casa central de la institución ubicada en Sarmiento 41, se tejen redes donde la solidaridad y se hace eco de una acción en conjunto. Entonces nacen talleres y capacitaciones para que la habilidad de las madres que atraviesan este camino se manifieste y puedan crecer en el ámbito laboral, ayudando a sus hijos. Así, algunas madres se reúnen para trabajar en pastelería, con preparaciones saladas y, a la brevedad, alimentos saludables para complementar una dieta sana. Mientras que otro grupo trabaja con las costuras. "Las mamás de este grupo arman moldes, cortan las telas y confeccionan prendas, todo dentro de sus tiempos y de un horario que es flexible. Este miércoles se habilitará un espacio nuevo sobre General Paz para que trabajen con muchas ganas", anticipó la responsable de esta organización que recibe el apoyo a través de donativos proporcionados por la sociedad jujeña. "Las familias se sienten acompañadas y contenidas, y esa es la misión de 'Tinkuna Kama'", finalizó con convicción esperanzadora.
Campañas de sensibilidad y visibilización
“Tinkuna Kama” propone una gran labor con diferentes activi‑ dades para visibilizar sus accio‑ nes permanentes ante la situa‑ ción de las familias cuyos hijos tienen cáncer. Las más recientes fueron char‑ las en los barrios Suipacha y Campo Verde y en el centro ve‑ cinal “9 de Julio” junto al Juzga‑ do Contravencional, entidad con la que se encuentra en co‑ nexión al igual que con otras instituciones para crear redes e informar a la comunidad. “Iniciamos con la venta de empanadas y decidimos armar el grupo. Llegaron más mamás y otras propuestas como por ejemplo, la campaña de las tapi‑ tas de plástico y otra de la del corte de pelo denominada ‘Un mechón de su cabello’”, dijo Ivone Rivera, encargada del gru‑ po que valora la dedicación y el trabajo como todo un logro im‑ portante para seguir creciendo. “Es admirable aprender de ellas y vivir y trabajar en el pre‑ sente”, expresó.