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Entre el temor al desalojo y el sueño de la casa propia

La Asociación para la Rehabilitación Motora aguarda la entrega de un terreno. Atiende a más de 70 niños con discapacidad.
Martes, 14 de marzo de 2023 01:04

Entre la incertidumbre de un desalojo y la firme esperanza puesta en la entrega de un terreno para construir la casa propia, la Asociación para la Rehabilitación Motora e inclusión educativa (Aprem), comenzó su ciclo lectivo recibiendo a los primeros alumnos y aguardando al resto que se fue sumando durante la semana anterior. Se estima que en el presente año la matrícula supere el número alcanzado en el 2022, cuando atendió a más de 70 niños y jóvenes.

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Entre la incertidumbre de un desalojo y la firme esperanza puesta en la entrega de un terreno para construir la casa propia, la Asociación para la Rehabilitación Motora e inclusión educativa (Aprem), comenzó su ciclo lectivo recibiendo a los primeros alumnos y aguardando al resto que se fue sumando durante la semana anterior. Se estima que en el presente año la matrícula supere el número alcanzado en el 2022, cuando atendió a más de 70 niños y jóvenes.

Para conocer la realidad de la institución que suma ya 26 años de servicio y ofrenda a la comunidad de San Pedro de Jujuy y de zonas aledañas, El Tribuno de Jujuy visitó el reducido espacio que ocupa en el barrio 23 de Agosto y dialogó con Lorena Marta Ladrú, quien desde el 2021, se encuentra al frente de la dirección.

"La situación no cambió, excepto que tuvimos una audiencia con el secretario de Gobierno municipal y se comprometieron a darnos un terreno. Esperamos que este año se concrete y podamos cumplir con nuestro gran sueño de tener la casa propia. Con respecto a las instalaciones, cada vez se minimiza más nuestro espacio, mermando salas. Por ejemplo, la sala secundaria ya no está habilitada, nos cubrieron la entrada con chapas, la gente del Centro de Jubilados pidió que la desalojemos, hoy no la ocupamos, tuvimos que armar una nueva. Cada año vamos cediendo salas por el tema del desalojo. Lamentablemente nos sentimos amenazados, no podemos trabajar tranquilos. Iniciamos con mucho entusiasmo el ciclo lectivo con los docentes, pero siempre nos damos con la noticia de que tenemos que desocupar. Tuvimos que sacar una camilla y otros elementos, que quedan expuestos a las inclemencias del tiempo y eso significa una gran pérdida para la institución", expresó la directora.

En cuanto a los servicios, Lorena Ladrú indicó que brindan estimulación temprana a partir de los dos años en adelante para niños y adultos, apoyo pedagógico e inclusión educativa acompañamiento para los chicos de los niveles inicial, primario, secundario y terciario y los talleres de artesanía básica, lengua de seña, folclore y gastronomía. "Asistimos a chicos que vienen desde Palma Sola, Santa Clara, Rodeíto, Arroyo Colorado, La Mendieta, La Esperanza, Carahunco, entre otras. Muchos son de escasos recursos, por lo que le brindamos contención, servimos el desayuno con pan fresco gracias al aporte de nuestro benefactor de panadería El Once que nos brinda todos los años el pan para los chicos. También hicimos entrega de mochilas, zapatillas, riñoneras, cosas que vamos consiguiendo para ayudarlos", prosiguió Ladrú.

LORENA MARTA LADRÚ | DESDE 2021 SE ENCUENTRA AL FRENTE DE LA DIRECCIÓN DE APREM.

En otro tramo, apuntó que la institución realiza gestiones en la Provincia, para poder brindar a los alumnos un almuerzo. "Muchos no llegan a almorzar porque vienen a la rehabilitación y pasan a la escuela primaria o secundaria, por eso realizamos gestiones para que se pueda proporcionar un almuerzo. Aprem atiende en los turnos mañana y tarde de 8 a 12 y de 14 a 17.30".

En cuanto a profesionales y docentes que brindan atención a niños, manifestó que a la mañana cuenta con 4 docentes y a la tarde con 5 y un fonoaudiólogo, un kinesiólogo. "Lamentablemente, ninguno de los ministerios nos cubre los cargos, tenemos que pagarles lo mínimo con el dinero que podemos reunir".

Finalmente, la activa directora reiteró que mantiene la esperanza de que les sea entregado el terreno a la institución para construir la casa propia. "Pese a que me encuentro trabajando sin percibir un sueldo, me siento capaz para levantar los cimientos y paredes, sabiendo que nadie nos sacará de allí. Haremos campaña del ladrillo y todo lo que sea necesario. No me entra en la cabeza de que hayan pasado 26 años y no tengamos un espacio cuando vemos que hay otras instituciones que tienen sus instalaciones construidas y equipadas con ayuda del mismo Gobierno. Sólo pedimos que nos dejen trabajar tranquilos, que vengan y miren a los ojos a los chicos y comprendan el porqué de nuestro compromiso", finalizó.

Aprem funciona en un predio que fue cedido, en primera instancia con un comodato, por el Consejo de Administración del Fondo Fiduciario del ex-Ipps ubicado en barrio 23 de Agosto. El lugar era un baldío cubierto de residuos y matorrales que se había transformado en un foco infeccioso y de inseguridad, ocupado por gente de mal vivir que atacaba a quienes pasaban por el lugar. Una de las soluciones por aquel entonces fue ceder el espacio a la institución que atiende a niños con discapacidad y evitar tantos sinsabores y reclamos por parte de la comunidad. De a poco y con mucho esfuerzo de la comisión directiva, docentes y padres el lugar comenzó a llenarse de luz, a poblarse de niños y jóvenes que afortunadamente ya contaban con un lugar para recibir la rehabilitación tan necesaria. También se inició la construcción de dependencias y nuevos sanitarios. Eso fue hasta hace poco cuando desde el Centro de Jubilados que construyó un salón multiuso que utiliza para reuniones de sus socios y alquiler para fiestas, pidieron a Aprem que desocupara y entregara el pequeño espacio donde funciona. Desde entonces viven y trabajan con mucha incertidumbre en cada ciclo lectivo.