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"Él está contento, sabe que ya terminó su quimio"

En 8 meses su vida dio un giro tras el diagnóstico de leucemia de su pequeño Thiago, que ya terminó su quimio.
Miércoles, 13 de diciembre de 2023 01:03

JUNTO A SU MAMÁ XIMENA | QUIEN LE BRINDA AMOR Y APOYO CONSTANTE.

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JUNTO A SU MAMÁ XIMENA | QUIEN LE BRINDA AMOR Y APOYO CONSTANTE.

La leucemia impactó en la vida del pequeño Thiago Cruz con síntomas que al principio fueron confusos. El diagnóstico llegó por insistencia de su madre y una pediatra que sospechó el diagnóstico que se dio en el Hospital Materno Infantil justo antes de un feriado que su madre Ximena, nunca olvidará. Hace unos días culminó la quimioterapia y aún esperan el alta con más tranquilidad, tras un cimbronazo que trastocó la vida de toda la familia.

Todo comenzó en abril del 2022, cuando Thiago tenía siete años, padecía de un dolor de espaldas que hizo que lo llevaran a consulta, y se le atribuyó a un golpe que pudo haber tenido en el recreo de la escuela, desestimándolo y recetándole un ibuprofeno.

Su madre, Ximena Angola, le daba el medicamento y aunque le pasaba el dolor volvía y eran más intensos, a un punto en que no podía caminar, por lo que insistió en consultar y su pediatra pidió una serie de análisis y al revisarlo encontró unos ganglios en la parte blanda, garganta, axilas e ingle, por lo que sospechó de un cáncer. Los análisis indicaban valores que no estaban de acuerdo a los que debería tener un niño sano de su edad.

EN FAMILIA | THIAGO CON SU MAMÁ Y SU HERMANA ROCÍO.

Acudió a una clínica local y la derivaron al Hospital Materno Infantil, un 29 de abril, durante un fin de semana largo. "El 2 de mayo le hacen la punción y sí, nos diagnosticaron que era leucemia", explicó su madre con la voz quebrada y recordó que recibió el diagnóstico con su esposo Sebastián.

Para el pequeño, "su fábrica de sangre está loca". Es la manera más amena que encontraron sus padres para explicarle el porqué de la internación y los frecuentes pinchazos para tratarlo. El mismo día empezó la quimioterapia que le suministraban por vena, que se extendió hasta el pasado 7 de diciembre de este año.

"Fueron ocho o nueve meses que uno va superando, pasando distintas situaciones. Fue un cambio muy radical en todos los aspectos, en la casa, en la escuela, en todo, fue un cambio en los hábitos de comer, de usar barbijo todo el tiempo, de cuidados, que él entienda por qué no va a poder ir a la escuela, que está enfermo y que no puede recibir visita de sus compañeros, a sus amigos", relató.

Fue así como la dinámica familiar quedó trastocada en función de cuidar y acompañar al pequeño Thiago. "Es un niño muy valiente, dijo que se va a poner bien, se va a recuperar y que quiere ir a la escuela quiere ver a sus primas", relató. "Hay que ver la valentía que ellos tienen, es doloroso ver a tu hijo que lo pinchan, le buscan una vena, le hacen estudios, análisis, la doctora me dijo y tratamos de acompañarlo", agregó.

Thiago de inmediato dejó de asistir al segundo grado de la escuela 465 "Néstor Kirchner" de Alto Comedero; mientras Ximena, quien es profesora de Economía, apeló a una licencia que le permitió acompañar a su hijo en su tratamiento. Su hermana, Rocío, de 12 años, se quedaba con su abuela y su papá durante los largos lapsos de internación.

La familia asistía a la Iglesia Adventista y el pequeño tuvo que dejar de ir al Club aventureros y con ello de hacer excursiones, por lo que se comunica con sus compañeros por videollamadas.

También colaboró la abuela, los tíos, las primas, que cuando se podía, lo visitaban con barbijo y lo saludaban por unos minutos.

"Tratamos de que no sea muy desgastante en su estado emocional, físico y nos turnamos con el papá para acompañarlo", dijo Ximena quien relató que el padre de Thiago es policía y pudo tener cierta flexibilidad para el cuidado de su hijo. Como madre, ella encontró fortaleza también en su fe y en momentos en que se turnaba con su esposo, podía volver y encontrar apoyo en sus hermanos de la iglesia y el pastor.

Le tocó ver a otras madres muy angustiadas preguntando cómo empezó su enfermedad, y entre ellas coincidieron en que fue un fuerte dolor de espalda, de huesos y muscular.

La mejor noticia llegó este mes porque el pasado 7 de diciembre Thiago culminó con la quimioterapia, pero aún no pudieron darle el alta porque hizo fiebre, lo que estaría indicando que tiene algún tipo de virus, pero está bajo control tratando de descartar todo tipo de virus, bacterias, u hongos que pueda tener . "Él está contento, sabe que ya terminó su quimio, que todo lo que es por vena terminó", afirmó.

 

“Tener clases lo ayuda a olvidar”

 


Durante la internación y los meses de tratamiento, el pequeño Thiago tuvo clases en el hospital y en momentos en que salía, las tenía en la casa a través del programa de Educación Hospitalaria.

Su madre, Ximena Angola, reconoció que las maestras tratan por sobre todo que sea un momento de ellos, que tengan su espacio exclusivo para la escuela.

“Es como que la escuela lo ayuda a olvidar todo”, explicó recordando que en la internación, resulta una manera de dispersarse de lo que les toca vivir.

“Es tan doloroso ese sufrimiento de los pinchazos, como que se despabila, piensa en otra cosa porque las maestras muchas veces le llevan otro tipo de material para que se distraiga, se lo dejan para que pinte, dibuje, recorte y con eso se distraen y
pasan los días de internación”, destacó.