Hay un frío que cautiva en Ginebra, ciudad tranquila y de andar pausado. Y mientras la tarde del viernes transcurría, Adrián Chaile Deniz dejó al libre albedrío su recuerdo, reflexionando acaso sobre cómo su presente lo sorprendía. Es que de estar rodeado de cañas de azúcar, hoy la vida lo encuentra inmerso en la nieve de los Alpes, en Suiza.
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Hay un frío que cautiva en Ginebra, ciudad tranquila y de andar pausado. Y mientras la tarde del viernes transcurría, Adrián Chaile Deniz dejó al libre albedrío su recuerdo, reflexionando acaso sobre cómo su presente lo sorprendía. Es que de estar rodeado de cañas de azúcar, hoy la vida lo encuentra inmerso en la nieve de los Alpes, en Suiza.
Para este ledesmense que creció y extraña la tierra jujeña, se abre la puerta de la aventura cada dos por tres; casi como si fuera él mismo la caja de pandora que permanentemente se entrega al entorno que completa su existencia.
Y dejándose llevar por su instinto, se conectó con la cultura de cuarenta y nueve países, una dicha que es por demás valiosa para este viajero del mundo.
Pero esta historia se inicia a los catorce años y la osadía adolescente le dio valor para animarse a ser mochilero. Primero, fue con su carpa por Tilcara, hasta que con un grupo de amigos hizo frontera con Bolivia. Luego, los años fueron transcurriendo entre estudios universitarios y trabajo como vendedor, encargado, supervisor y gerente comercial en una reconocida empresa de telefonía fija y móvil en Córdoba; pero su espíritu inquebrantable por conocer nuevos lugares, siguió ardiendo. Entonces descubrió el norte de Bolivia y el sur de Perú; después fue el turno de Ecuador, Venezuela y toda Latinoamérica. "Abrí mi cabeza con la idea de querer ir más allá. De conocer a otra gente, de saber lo que piensa.
Siempre supe que quería viajar de alguna manera", expresó Adrián Chaile Deniz, mientras se reafirmaba en la idea de continuar descubriendo países para crecer culturalmente.
Su meta fue cambiando de dirección y Europa se convirtió en un desafío a perseguir gracias al libro "El Peregrino" que le provocó un despertar espiritual, guiándolo por el carril del goce interior y el cambio de perspectiva en la vida. El encuentro con una fe que lo sorprendió, fue innegable mientras caminaba hacia su paz y por el santo apóstol Santiago de Compostela.
"Investigué cómo llegar y agarré mi mochila, hice el recorrido en España. Había gente que iba por religión, otros por hobby, otros por deporte. Yo fui porque mi mamá podía tener un posible cáncer. Agarré el crucifijo que me había regalado ella y el esfuerzo que hice en ese camino, se lo dediqué. Lo hice por ella. Al llegar hablé con el santo y tuve mucha fe. Le dejé el crucifijo", relató con emoción Chaile Deniz que no tardó en conocer la manifestación de su pedido. Los estudios de su madre determinarían que no había riesgos, ni enfermedad en formación; algo que para él significó una felicidad indescriptible al ser testigo de una prueba real que los milagros existen.
Y entonces comprendió que el camino requiere de esfuerzo y perseverancia y, sobre todo que, a pesar de los tropiezos y las desgracias, lo importante es no perder el rumbo y mantenerse de pie. En su peregrinación la mezcla de personas e historias, se iba entrecruzando cual coreografía de incesante ir y venir. "Conocí a personas que me conmovieron con lo que vivieron, muchos van por situaciones límite, la gente te hace parte de lo que ellos son", dijo al describir su vivencia personal.
Seguir la línea de San Santiago es lo que le quedó en la mente de este jujeño que ama caminar y descubrir el mundo tanto como practicar deporte, jugando y dirigiendo rugby. "Lo que veo que nos identifica como argentinos en el mundo es lo pasionales que somos. Soy un enfermo del deporte hago de todo y aunque soy malo en el fútbol es el deporte que más me moviliza al verlo", comentó este seguidor empedernido de la Selección Argentina de fútbol.
Y es que el viaje a Río de Janeiro en Brasil por el mundial 2014, lo vivió con tal intensidad que se prometió no faltar nunca más a ninguna cita internacional e ir por detrás de esa alegría única, sea cual sea el destino. "Me motiva saber que he vivido esa emoción y es incomparable. A partir de ahí me uní a un grupo de hinchas que nos organizamos para estar presentes. Nuestro mundial comienza dos años y medio antes", aclaró este joven que estuvo presente en el Fifa World Cup Brasil 2014, Russia 2018 y Qatar 2022.
"Me encanta ser parte y aprender, lo hice con el portugués y antes de ir a Moscú haciendo cursos de ruso, tuve la posibilidad de ver a los jugadores en un entrenamiento. Y después verlos en Qatar, con el adelanto impresionante", detalló Chaile Deniz que se adapta a cada lugar donde lo encuentre la vida.
Ya en el año 2020, se encontraba viviendo en México y eligió Jujuy para regresar en vacaciones. Es sabido que cuando las cosas tienen que suceder, van a suceder. Y la pandemia que llegó para quedarse a nivel mundial, hizo que su hogar fuera su refugio. "Me acerqué mucho más a mis viejos, mi papá aprendió a manejar el celular y yo preparaba bollos criollitos con mi mami", reveló el joven que halla en la hazaña de viajar su sentido de existir. Hoy disfruta de Suiza, un paraíso blanco donde la nieve se deja esquiar y admirar. "Hago squash y no me olvido del trail. Esquiar es increíble", aseguró este jujeño que moviliza a los viajeros en potencia a hacerlo porque no se arrepentirán.