La dirigente jujeña de la comunidad guaraní Tata Oguembay María Eva Soto recibió el premio Wwsf 2023 a la creatividad de las mujeres en la vida rural cuya distinción se le entregó en el centro cultural "Macedonio Graz". Fue la única mujer de Latinoamérica premiada por la organización no gubernamental de Ginebra, Suiza, que destaca a referentes que ayudan a avanzar en la calidad de vida en comunidades rurales.
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La dirigente jujeña de la comunidad guaraní Tata Oguembay María Eva Soto recibió el premio Wwsf 2023 a la creatividad de las mujeres en la vida rural cuya distinción se le entregó en el centro cultural "Macedonio Graz". Fue la única mujer de Latinoamérica premiada por la organización no gubernamental de Ginebra, Suiza, que destaca a referentes que ayudan a avanzar en la calidad de vida en comunidades rurales.
En una emotiva ceremonia, el pasado viernes Soto recibió el acta de nominación y el certificado de manos del padre Miguel Ángel Méndez, y participaron también otros dirigentes quienes rememoraron las experiencias compartidas y destacaron su rol. "Se trata de un trabajo que venimos haciendo desde hace muchos años. También soy parte del equipo de Pastoral aborigen que me ha visto crecer y que me ha formado, por eso agradezco porque en las luchas me fui fortaleciendo. Es una forma más de caminar, de ser la voz de los que no pueden hablar, de no caer, porque sabemos que la lucha no es fácil", expresó María Eva Soto en su discurso.
Ella es una dirigente de la comunidad guaraní Tata Oguembay, que significa "el fuego que nunca se apaga", de Vinalito, departamento de Ledesma, quien al recibir el premio también explicó que el trabajo que realiza con sus pares busca mejorar la calidad de vida de la gente del campo. "Al iniciar el tema de la lucha indígena, era dirigente de mi comunidad y trabajaba en educación, salud y tierra", recordó. Precisó que viene trabajando desde 1999 y aseguró que la más importante lucha en su trayectoria fue la del reclamo por la reforma constitucional y el Malón de la Paz.
El premio Wwsf (Women's World Summit Foundation) reconoce en las mujeres rurales la creatividad, de hecho, Soto también es artesana, dicta talleres de sombreros en palma y enseña la lengua guaraní en San Pedro y en la Escuela de Idiomas de nivel terciario. Vive en Libertador y recordó que su comunidad Tata Oguembay es una de las once que tiene título. La comunidad guaraní está dispersa en las zonas de San Pedro, Ledesma y Santa Bárbara, y aclaró que según el último censo se registró que hay familias numerosas de entre 80 a 150 personas en las comunidades.
Explicó que actualmente están detrás del proyecto de cisterna para Vinalito, para captación de agua de lluvia, a través de un tanque con base de cemento, debido a las necesidades de la zona, por lo que espera que en diciembre, en la época de precipitaciones, se pueda colectar agua. Recordó que en la zona se cultiva choclo, batata, mandioca, anco, entre otros alimentos del pueblo guaraní.
El acto de entrega del premio también contó con la participación de varios dirigentes, entre ellos David Montes, en representación del Consejo de organizaciones Wichí, quien destacó el trayecto de María Eva Soto ponderando su trabajo y coincidiendo en que los moviliza las necesidades de su gente.
Con el premio la organización internacional destaca a las mujeres rurales empoderadas asumiendo que son quienes pueden cambiar el mundo y ayudar a hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados en la agenda 2030 de las Naciones Unidas. Hasta la fecha se otorgaron más de 486 premios en más de 140 países. Junto a la jujeña fueron premiadas Madjalia Seynoy, de Burkina Faso, de África Occidental; Esther Lupafya de Ekwendeni, Malawi de África austral; Mabel Ifeoma Onwuka de Nigeria, y Anne Boucard de Francia.
Durante la ceremonia se recordó también el 50º aniversario de la Fundación para el Desarrollo Justicia y Paz (Fundapaz), que fue una de las organizaciones que brindó avales para postular a la jujeña Soto para el galardón, junto con Endepa, el Servicio Mundial de Iglesias (CWS ALC) y la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena de Jujuy, cuya referente Anastasia García participó además del Parque Nacional Calilegua.
Fundapaz apoya
“Fundapaz cumple cincuenta años de vida, nace en el norte de Santa Fe en 1972 con el fin de poder acompañar y apoyar en la promoción en las comunidades rurales del Norte argentino. En esta caso comunidades criollas indígenas apoyamos el fortalecimiento de las organizaciones campesinas indígenas; trabajamos el acceso al derecho, a la tierra, al agua, acompañando todos esos procesos hasta que las comunidades puedan acceder a ese derecho”, explicó Silvia Reynoso de Fundapaz. También incluye el uso de los recursos naturales de manera sostenible y la producción para mejorar la calidad de vida. La referente sostuvo que en Jujuy trabajan con comunidades del pueblo Guaraní que van desde San Pedro hasta El Bananal, y otras comunidades criollas.
Aseguró acceso a financiamiento de agencias del exterior, de algunos programas del Gobierno nacional o provincial, con lo cual se van gestionando distintas oportunidades. Está ahora en gestión un proyecto para acompañar el proceso de la ocupación efectiva de Vinalito. “Estamos por empezar hacer con las comunidades un mapeo participativo de los recursos naturales de un territorio que han accedido a los títulos de propiedad de las tierras, de 4.100 has. Se está trabajando con un programa de acceso al agua, y la idea es reforzar un poco esa propuesta para que la gente pueda hacer la ocupación del territorio”, dijo Reynoso. Por último, sostuvo que este programa estaría realizándose con fondos de la provincia.