La cestería en mimbre es un saber milenario que nació en el antiguo Egipto, entre los años 3000-1200 antes de Cristo. Fue en aquella época cuando las manos de los artesanos lograban cunas y canastos de característica funcional que exhibían diseño y practicidad en aquellos tiempos. Pero lo más importante era que se constituía en un objeto elaborado para hacer que su uso perdure en el tiempo.
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La cestería en mimbre es un saber milenario que nació en el antiguo Egipto, entre los años 3000-1200 antes de Cristo. Fue en aquella época cuando las manos de los artesanos lograban cunas y canastos de característica funcional que exhibían diseño y practicidad en aquellos tiempos. Pero lo más importante era que se constituía en un objeto elaborado para hacer que su uso perdure en el tiempo.
Y es que entretejer fibras naturales para lograr bellas artesanías llamaba la atención debido a la transformación de arbustos en elementos de utilidad.
La sensación de ser parte de ese cambio y expresar a través de la labor artesanal sobre este saber tradicional es lo que motiva a Olga Martínez, una jujeña creativa que aplica la enseñanza para revalorizar la mimbrería.
Hace diecisiete años cuando vivía el abuelo de sus hijas, logró enseñarle el oficio. No obstante, ella -al principio- no quería, por ser una tarea que consideraba difícil, pero luego aceptó sortear el desafío. "Yo pensaba que para mí era algo imposible, hasta que de repente empecé haciendo algo chiquito, después más y más", expresó Martínez que hizo del oficio una actividad ágil y con excelente proyección.
Con el tiempo, obtuvo el cargo de capacitadora y trabajó nueve años; siempre tuvo la satisfacción de ofrecer una enseñanza integral donde revelaba los secretos de esta faena, hasta que después comenzó a ser instructora. Y en la actualidad, está al frente de un taller de mimbrería al que asisten alumnas interesadas en aprender todo sobre este saber genuino.
Para mejorar, recorrió una y otra vez el camino dedicado a perfeccionar el proceso de cestería. "El mimbre es un arbusto que se va trabajando de a poco, para después prepararlo. Lo hacen hervir en piletones entre ocho a diez horas. Le sacan todas las cascaritas y cuando seca, es bien duro y firme", comentó Martínez. Es que el mimbre es distinto a otros productos que son de otros materiales naturales, pero la diferencia es que este es durable, por eso debe ser trabajado en agua.
"Se empieza trabajando de lo más chiquito a lo más grande. Es cuestión de practicar, se requiere muchas ganas y concentración. Se pueden hacer maravillas en artesanías y se le puede dar toda la forma que quieran", dijo.
Y es aquí donde entra en juego la imaginación, aquí es donde la creatividad se presenta en cada una de las artesanas del mimbre que sorprenden con el ingenio de sus obras terminadas.
"Alguna vez crearon un huevero en forma de gallina. Le hicieron los ojos, las alas, el pico, todo completo. Eso depende de cada una", indicó la jujeña haciendo hincapié en que se trata de un universo de elementos que se pueden armar con la destreza propia de la habilidad manual.
Este saber aplicado en piezas únicas que son tejidas se puede apreciar en paneras, bandejas, cestos, bolsas y lámparas, para lograr una decoración diferente en el hogar.
"Por lo general, los primeros trabajos son sencillos. Después van avanzando con las bandejas desde las más pequeñas hasta las más grandes y también son multiuso -por ejemplo-, a las paneras se las pueden usar como joyeros, a las bandejas se las puede usar para desayuno o almuerzo, para colocar toallas o algo en una repisa y se puedan poner otras cosas como revistas. Son para todos los lugares de la casa", expresó esta instructora que ama enseñar el oficio.