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Un pacto de no agresión hasta las elecciones

Domingo, 25 de septiembre de 2022 00:40

La fragilidad de la economía, el atentado contra la vicepresidenta y la ofensiva contra el Poder Judicial unificaron al Frente de Todos como nunca en lo que va de esta gestión. Esa unidad política no eliminó las diferencias de fondo entre las tres patas fundadoras del oficialismo, pero al menos las escondió debajo de la alfombra para no seguir desgastando la competitividad electoral del espacio.

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La fragilidad de la economía, el atentado contra la vicepresidenta y la ofensiva contra el Poder Judicial unificaron al Frente de Todos como nunca en lo que va de esta gestión. Esa unidad política no eliminó las diferencias de fondo entre las tres patas fundadoras del oficialismo, pero al menos las escondió debajo de la alfombra para no seguir desgastando la competitividad electoral del espacio.

Cristina sigue siendo la cara visible de la radicalización económica, Alberto Fernández de la lapicera y Sergio Massa del ajuste y las relaciones con Estados Unidos. Lo único que cambió es que ahora, a un año de las elecciones, los tres decidieron atar su suerte a la del otro por una cuestión estrictamente de supervivencia. ¿Este pacto de no agresión se habrá sellado demasiado tarde para lograr retener la presidencia en 2023? En la volátil política argentina difícilmente puedan sacarse conclusiones anticipadas, aunque las perspectivas económicas para el año próximo no auguran grandes noticias para el Gobierno.

La posibilidad de perder el poder a manos de Juntos por el Cambio está latente en todas las encuestas y en el laboratorio político del oficialismo saben que no pueden quedarse de brazos cruzados. La mayoría de los sondeos muestra que el dirigente oficialista mejor posicionado está recién en el quinto lugar y que la imagen positiva del Presidente apenas alcanza el ocho por ciento, según el consultor Jorge Giacobbe. Se trata de un número inédito para un mandatario democrático de la Argentina, ya que ni Raúl Alfonsín, ni Carlos Menem, ni Fernando de la Rúa, ni Eduardo Duhalde, ni Néstor Kirchner, ni Cristina Fernández ni Mauricio Macri tuvieron una aceptación tan baja en sus peores momentos. El dato no sólo refleja el ostracismo político de Alberto Fernández, sino también el fracaso de una gestión económica que está empobreciendo a miles de personas por mes.

El rechazo que registran las encuestas no es muy distinto para Cristina ni para Sergio Massa, pero no hay dudas de que la vicepresidenta tiene un voto cautivo muy superior al de sus aliados y que eso le da un poder de veto absoluto en la coalición gobernante.

"No nos preocupa que a un año de las presidenciables no estemos primeros, lo importante es cómo se llega al momento de la elección. Lo que sí nos mantiene muy alerta es la inercia inflacionaria, si no logramos bajarlo al menos al cuatro por ciento mensual en enero, las chances cada vez serán menores", señaló ayer a El Tribuno de Jujuy un funcionario muy cercano a la vicepresidenta que pidió reserva de su identidad. En el Instituto Patria nadie se anima a arriesgar que Cristina vaya a ser candidata a presidenta en 2023, aunque dudan de la conveniencia de volver a prestarle los votos a un tercero como hace tres años. "Todas las opciones están sobre la mesa", se limitó a agregar la fuente.

En ese contexto, comenzaron las operaciones para eliminar las Paso del año que viene, lo que sería un duro golpe para Juntos por el Cambio, y también para ampliar la Corte Suprema, que estaría integrada mayoritariamente por jueces afines a los mandatarios provinciales del peronismo. La apuesta de los operadores electorales del Gobierno es disgregar lo más posible a la principal coalición opositora y buscar que muchos de esos apoyos se vayan para Javier Milei. De no haber elecciones primarias, en el macrismo, el radicalismo y la Coalición Cívica comenzará una feroz lucha por definir al postulante presidencial que seguramente dejará heridos en el camino.

En el entorno de Alberto Fernández es donde más recelo hay sobre la eventual eliminación de las Paso, ya que el jefe de Estado aún mantiene la ilusión de ganar una interna y pelear por la reelección. El dedo de Cristina en la elección de los candidatos, lo saben perfectamente, nunca más estará dirigido a Alberto. "El Presidente fue muy claro el año pasado en que su deseo era que todos los postulantes se elijan en una gran interna abierta, eso no ha cambiado, lo que se modificó es el contexto político", explicó un diputado nacional que responde directamente al mandatario.

El Frente de Todos actualmente tiene un discurso de izquierda en los foros internacionales, de derecha en la economía local y de centro en el manejo de la seguridad. Está claro que la intención del Gobierno es seducir a electores de todas las ideologías, lo que representa un cambio abismal en la estrategia electoral del kirchnerismo, que siempre prefirió el respaldo monolítico de la centroizquierda. La jugada, obviamente, tiene riesgos políticos que no son menores, como por ejemplo desencantar al electorado progresista que históricamente jugó mayoritariamente con el oficialismo y que quizás se vuelque hacia opciones más radicalizadas como el Frente de Izquierda.

Más allá de cualquier especulación electoral que pueda hacerse ahora, la suerte del oficialismo y también de la oposición está ligada directamente a la evolución de la economía, y más precisamente de la inflación. Es imposible que un Gobierno tenga chances serias de volver a ser elegido si los pre

cios suben cien por ciento en un año. La esperanza de Massa y su equipo es que la reducción en la emisión monetaria y la baja en el gasto público le quiten presión rápidamente a la inflación, aún a costa de una recesión que incremente el desempleo.

El ministro de Economía tuvo una semana muy complicada, ya que la decisión del Banco Central de restringir la venta de moneda extranjera a quienes hayan accedido al dólar soja trajo mucho ruido y pocas nueces. Massa sufrió un golpe a su autoridad como supuesto líder absoluto de la gestión económica y Miguel Pesce, ratificado hasta 2028 y con el respaldo explícito del Presidente, empieza a disputarle poder. ¿Cuántos empresarios querrán sentarse a negociar con el tigrense con el antecedente de lo ocurrido con los sojeros?

La primera consecuencia que se vio de la medida fue una disparada de ocho pesos en el dólar blue, que venía bastante quieto hace semanas. Es evidente que los productores no se quedarán con los pesos que recibieron por la liquidación de soja, y que si no pueden comprar dólares financieros lo harán con los ilegales.

Mientras tanto, en el Palacio de Hacienda analizan incrementar más el cepo a quienes viajen al Mundial de Qatar y no se descarta bajar la venta de "dólar ahorro" a sólo 150 por mes. El secretario de Industria, Ignacio De Mendiguren, fue muy claro: "Estamos desesperados por los dólares".