"No es que hablo enserio sino que así converso. Si hablaría en prosa sería otra cosa"
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"No es que hablo enserio sino que así converso. Si hablaría en prosa sería otra cosa"
Cuando la muerte fatal espere a mi cuerpo inerte, librado a mi propia suerte un esfuerzo voy a hacer para poder aprender a
Así comenzó uno de los más antiguos payadores de nuestra provincia, Antonio David "Cachirichi" Herrera.
Creció en la zona de los Alisos con la familia Agostini. Aprendió desde niño la afición por el campo, trabajó novillos para hacerlos bueyes y atarlos al arado. Desde pequeño sabe tallar un yugo, trabajar con las coyundas, con el cuero. Sabe ensillar pero ante todo, aprendió entre gauchos a tocar la guitarra, profesión que lo llevó a traspasar fronteras, en los encuentros de jinetes más conocidos.
Como miembro de la familia gaucha jujeña que se siente orgulloso de rememorar el 23 de agosto y la marcha heroica. Por tal motivo nos brindó alguno de los versos que lo hicieron conocido. Siente con orgullo "al gacuho protagonista" de las luchas por la liberación argentina, recordó que no hay mejor obra que la del Martín Fierro para dejar en alto su valor, sus dolores y sus destrezas.
"Son cositas que aprendí andando desde muy chiquito y que ahora las transmito a manera de lección lo que enseñan los fogones no están en los libros escritos."
La pasión que siente por los caballos, recuerda que nació en su infancia cuando su tío lo hizo montar, desde entonces continúa amansando, sin castigos ni golpes, remarca Antonio, nuestro hombre de campo.
Asegura que el caballo es más inteligente que el perro. Nos contaba de herrajes, que sabe retobar, colocar la encimera, de fundición de metales, hasta trabajos en plata, en cobre. Recitado anécdotas de viajes y encuentros, entonó al compás de su guitarra:
Cantando me he de morir
Cantando me han de enterrar,
Y cantando he de llegar
Al pie del eterno padre:
Dende el vientre de mi madre
Vine a este mundo a cantar.