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La experiencia de un jujeño en la Legión Extranjera Francesa

A sus 38 años, y en base a dedicación y determinación, logró integrar esa destacada y mítica fuerza militar.
Viernes, 22 de julio de 2022 01:01

La pérdida de varias personas muy importantes en su vida llevaron a Gabriel B. (nombre ficticio a pedido del entrevistado) a poner fin a un período de cierta monotonía y profunda tristeza, decisión que implicó también hacer lo necesario para alcanzar su máximo objetivo personal: ser parte de la mítica Legión Extranjera del Ejército francés.

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La pérdida de varias personas muy importantes en su vida llevaron a Gabriel B. (nombre ficticio a pedido del entrevistado) a poner fin a un período de cierta monotonía y profunda tristeza, decisión que implicó también hacer lo necesario para alcanzar su máximo objetivo personal: ser parte de la mítica Legión Extranjera del Ejército francés.

Esta extraordinaria experiencia comenzó a gestarse cuando Gabriel B. tenía 30 años de edad. Corría el año 2014 y esa idea "loca" de irse a Francia se instaló en su cabeza.

Un día pasó por una agencia de viajes de esta ciudad y haciendo caso a una corazonada entró, preguntó y compró el pasaje a Francia luego de poner sobre la mesa sus tres tarjetas de crédito. Sin dudarlo en ese momento dijo: "íPasalas!".

Cuando se autorizó la primera entendió que ya no había vuelta atrás y pidió pasar rápido las otras dos antes de arrepentirse. Ni él se lo creía hasta que llegó el momento de su partida.

Fue así que sin siquiera saber el idioma y sólo con su cuerpo y su pasaporte en mano en 2021 se presentó sin dormir por los nervios en la puerta del cuartel de Aubagne, en las afueras de Marsella, confiado en la excelente preparación física que tuvo en Jujuy de la mano de dos grandes e incondicionales amigos que a base de un estricto entrenamiento lo pusieron a la altura de un joven de 25 años con un estado atlético óptimo.

A ello se sumó toda la experiencia adquirida en el Liceo Militar General Belgrano a donde ingresó con 15 años, también todo lo aprendido en el Colegio Militar de la Nación y por último en la Policía de la Provincia.

El jujeño contó que la Legión Extranjera está abierta los 365 días del año las 24 horas del día y que para él era la única fuerza militar que lo consideraría a su edad. Es por esta flexibilidad que la fuerza está integrada por personas de todas partes del mundo, soldados que están dispuestos a matar o morir, y que particularmente quieren dejar atrás el pasado y buscan comenzar un nuevo capítulo en su vida.

Aunque a esta fuerza la persiguió por mucho tiempo la fama de reunir criminales, al día de hoy se le reconoce cientos de batallas épicas, enfrentadas a base de coraje e increíbles hazañas.

Aquél primer día un personal militar lo recibió en la puerta, le pidió su documentación y por lo estricto de la fuerza le quitaron todas las pertenencias que no requeriría, como desodorantes y shampoo, guardaron su valija y lo dejaron solo con una muda de ropa. En ese mismo momento lo llevaron a la que fue su habitación en la que convivió con brasileros, americanos, rusos, ucranianos que por cierto destacó que ya se mostraban enfrentados antes de la guerra. El jujeño Gabriel B. fue el único argentino de esa camada.

Contó que son pocos los argentinos que ingresan a la fuerza y sabe de la existencia de más jujeños en ella, uno está en la Guayana Francesa, otro en Lyon y un tercero que ya cumplió su contrato de cinco años y ya regresó a la provincia.

Pasó por cada una de las etapas de prueba. La primera que consistió en la recepción del personal civil que iba llegando y evaluaba las condiciones básicas y mínimas para el ingreso como tener un índice de masa corporal que no sea superior a 90, la estatura, peso, exámenes psicotécnicos, entre otros.

De ahí pasó a la segunda, a la que consideró que es donde empezó la selección más rigurosa de exámenes psicotécnicos de 80 preguntas en un tiempo determinado. También se sumaron pruebas médicas más completas y exámenes físicos más exigentes. En el medio los agarró la pandemia por coronavirus y todos fueron aislados. Él se contagió de Covid-19, siendo esa su tercera vez. Finalmente, llegó el momento de la última evaluación denominada "Gestapo" a la que se complementó con extensas charlas e interrogatorios con psicólogos.

A todas estas instancias Gabriel B. las fue sorteando exitosamente sin hablar francés y haciendo uso del poco inglés aprendido en la secundaria. Contó que la misma necesidad de comunicarse con otras personas lo llevó a entender como sea a sus superiores y a sus colegas. Y fue en aquella cotidianeidad que aprendió el idioma.

Recordó claramente que fue un día jueves en que reunieron a todos los aspirantes en un patio y una vez formados los empezaron a separar en dos grupos y esa fue la última vez que se vieron entre los que fueron admitidos y los que no. Y fue hasta que lo trasladaron a una nueva habitación que se dio que estaba entre los elegidos y ya era un soldado de la Legión Extranjera. "Cuando me enteré de que había quedado sentí alivio porque yo iba con ese objetivo", contó.

A los días firmó un contrato por cinco años en la Legión Extranjera, le hicieron entrega del material a implementar en los entrenamientos, todo de primer nivel, también le impartieron algunas clases de francés y tuvo que estudiar el Código de Honor de la fuerza y algunos de sus cánticos.

Fue así que empezaron las maniobras básicas de entrenamiento pero de máxima exigencia. Durante una maniobra, en pleno invierno, en los Pirineos Franceses Gabriel B. comenzó a sentirse mal y pese a que él quería continuar el enfermero ordenó que lo bajen y quedó internado por unas dos semanas a causa de una afección cardíaca.

Y fue ahí cuando le dijeron que no podía continuar. Su férrea voluntad y las ganas de continuar de repente ya no fueron suficientes sin el apoyo de su salud. "Me sentí inválido, mal y deprimido. Pero no dejé que eso me tire abajo".

Al ya no estar apto para la fuerza militar Gabriel B. se mudó a París desde donde rescató el hecho de haber llegado a cumplir su sueño, de ver los frutos de su esfuerzo y el de todos los que lo apoyaron en esta aventura a los que muy pocos le tenían fe. Por eso a modo de mensaje se dirigió a los jujeños a los que incentivó a seguir adelante y a seguir remándola.

"Mientras se tengan sueños y ganas todo es posible. A pesar de todo lo que te golpea y asfixia, nunca es tarde para comenzar de nuevo", concluyó.