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Bodas de Oro de la Etha (Segunda Parte)

Lunes, 20 de junio de 2022 01:02

 

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En esta segunda parte de la historia de la Etha (Escuela Técnica Herminio Arrieta), recordamos a los Hermanos Maristas que pasaron por el colegio, quienes dedicaron años de sus vidas a hacerlo crecer y ubicarlo como faro de referencia en nuestra ciudad y comunidades vecinas. Ellos fueron: Laurentino Ramos, Miguel Ángel Gullota, José del Valle, Victorino Diez, Tomás Bajo, Jorge Baretta, Lorenzo Fiscarelli, Luis Pelissier, Joaquín Zamponi, Amadeo Supato, Antonio Collin, Sergio Castanetto, Celso, Antonio Weiman, Arturo Buet, Luis Digiusto, Juan Gazzola, Adolfo Sacks, Fausto Anesa, Julio Videla, Pedro San José, Héctor Julián, Ernesto Benavídez y Teófilo Gurrea.

Como madre y docente tuve relación cercana con algunos de ellos. En la Escuela para Padres de alumnos ingresantes recibí el asesoramiento de los hermanos Marcelino Buet, Sergio Castanetto y Lorenzo Fiscarelli. Con el Hermano Lorenzo dramatizábamos situaciones de vida de la familia y del colegio. Nos servía para encontrar soluciones por consenso, en los debates. En la Fraternidad Marista, viví el compromiso de los hermanos Marcelino, Adolfo Sacks y Ernesto Benavídez. En la biblioteca, el trato casi comercial con el Hermano Fausto: alumnos y profesores dejábamos una seña en pesos por los libros prestados, seña que volvía a la billetera cuando el libro era devuelto a la biblioteca. Infalible método para evitar la pérdida de ejemplares.

Hay hermanos de la congregación marista que dejaron una huella más profunda y los recordamos así:

Hermano Ángel Diez: un gran visionario. Donde otros veían complicaciones, él descubría oportunidades para crecer y mejorar. Con el apoyo de la empresa Ledesma y su inventiva personal hizo que el colegio ampliara y modernizara constantemente sus instalaciones y ofertas educativas. Fomentó la educación, el deporte, las actividades deportivas y las de integración, los viajes de estudio, los campamentos y una infinidad de acciones que marcaron una época muy importante de la vida institucional. Falleció igual que el Santo Patrono de los Maristas un 6 de junio, en la madrugada de un día donde se preparaba para trabajar por los jóvenes del colegio.

 

Hermano Diego Diez: hermano de sangre de Ángel. Mientras Ángel era un tornado, Diego era la paz. Su presencia trascendió las paredes del colegio, ya que se involucró en la organización de la Catequesis de niños y jóvenes de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús y en todo lo que tuviera que ver con la Evangelización de los niños y jóvenes de la zona. Otra característica del Hermano Diego fue su compromiso solidario en las misiones que hacía todos los años al sur del país. Hermano Marcelino Buet: cumplió como ninguno el llamado “voto de obediencia Marista”. Estuvo en todo lugar que se lo designó: dirigió grupos juveniles y de padres, fue director pedagógico, acompañó a fraternidades, representó legalmente al colegio, dirigió obras solidarias. Un Hermano con todas las letras, quien demostró capacidad, compromiso, pero sobre todo un gran amor por la tarea que emprendía y por las personas con las que convivía en ella. Marcó un estilo de conducción en la Gestión de Obras Maristas, donde el poder es entendido como un servicio a los demás.

Hermano Carmelo Maggioni: mucho más reciente en el tiempo, su paso dejó una marca importante en el colegio. Emprendedor, con una mirada despojada de prejuicios, centró su atención ûcon la inestimable ayuda de Ledesma Saai- en modernizar el colegio con un solo fin: ofrecer una educación de calidad que sea una herramienta eficaz de promoción social de los chicos y chicas que asistían al colegio. Con él como representante legal y administrador de la Etha, se modernizó, amplió la oferta educativa y se comprometió con mayor decisión en la comunidad a través de cursos de capacitación laboral, trabajos solidarios, actividades culturales y deportivas, etc. Estos cuatro hermanos representan al trabajo de muchos otros que pasaron y dejaron el mismo amor y pasión, que hoy manifiestan los Hnos. que integran la actual Comunidad Marista en nuestra ciudad. Para ellos nuestro agradecimiento y cariño: Teófilo Gurrea, Juan Gazzola y Francisco Vera.

La Etha y su relación con la comunidad

La relación más estrecha es con la empresa Ledesma, quien ofreció en comodato el edificio a la Congregación Marista. Es la que lleva adelante el crecimiento edilicio y el apoyo en la formación de los técnicos en las diferentes modalidades de estudio. Es en las fábricas, donde los jóvenes de los últimos cursos realizan pasantías o prácticas profesionalizantes. Esta capacitación también la reciben los alumnos de la escuela y jóvenes en situación de riesgo social. La capacitación es en oficios: electricidad, herrería, carpintería e instalación sanitaria. Estos cursos se iniciaron con jóvenes de El Talar, luego de Calilegua y Libertador General San Martín.

La relación es también con otras instituciones no gubernamentales: escuelas, policía, bomberos y centros de salud. El trabajo lo realizan los alumnos del colegio, quienes obtienen acreditaciones para su formación, son solidarios y las citadas instituciones solucionan sus problemas urgentes.

Muchas veces en estas prácticas conjuntas, Ledesma aporta los materiales cumpliendo con su cuota de trabajo social como empresa. Se da toda una situación de relación mutua entre alumnos, empresa e instituciones no gubernamentales. Actualmente hay un convenio con la Universidad de Jujuy, que permite evitar, en los jóvenes ingresantes a la universidad, el desarraigo del lugar y permite su incorporación gradual al sistema. El convenio es con la Facultad de Ingeniería y la de Ciencias Agrarias. Se ha implementado un Primer Año Común a todas las universidades del NOA.

La Etha ofrece sus instalaciones. La Unju (Universidad Nacional de Jujuy): Recursos de mantenimiento, Convenio de ayuda y Capacitaciones en Libertador General San Martín y la Municipalidad de nuestra ciudad: algunos recursos para cuestiones de mantenimiento. El pasado 6 de junio fue el reencuentro con la historia de la institución, con las diferentes promociones de alumnos y profesores que pasaron en estos primeros 50 años de la Etha y sobre todo un gran reconocimiento a la Congregación de Hermanos Maristas y Laicos que hoy tienen el desafío de la Educación Técnica en la Yunga jujeña. Gracias al equipo directivo de la Etha que me ofreció toda su historia institucional a través del profesor Daniel Zapatero, quien fue incondicional para la concreción de esta nota.

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