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7 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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“Yo siempre bailé para mí”

La Escuela de Danzas “Cristina del Valle”, nació de su ilusión cuando llegó desde Río Cuarto, Córdoba, a Jujuy, y aquí germinó. Hoy hace historia en la comunidad de jóvenes talentos. Su escuela, su proyecto, su emprendimiento, su sueño, está cumpliendo 50 años de esfuerzo de trabajo y de logros. Preparan una celebración única con muchas sorpresas.

Domingo, 19 de junio de 2022 01:05

En las últimas semanas, el público jujeño la vio volver a los escenarios, bailó en el Centro Cultural "Éxodo Jujeño" en el marco del Mes de la Danza que organizó el municipio capitalino; y en el Centro Cultural "Martín Fierro", formando parte de lujo de la programación del tradicional "Fantaseando" que ofrece la escuela cada tanto para mostrar la evolución de sus alumnos, en la distintas disciplinas de la danza y del arte que se enseñan en ella.

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En las últimas semanas, el público jujeño la vio volver a los escenarios, bailó en el Centro Cultural "Éxodo Jujeño" en el marco del Mes de la Danza que organizó el municipio capitalino; y en el Centro Cultural "Martín Fierro", formando parte de lujo de la programación del tradicional "Fantaseando" que ofrece la escuela cada tanto para mostrar la evolución de sus alumnos, en la distintas disciplinas de la danza y del arte que se enseñan en ella.

La profesora fundadora de la escuela, visitó "El Matutino" (programa de El Tribuno Plus) para charlar en profundidad y ser homenajeada por este especial aniversario, las Bodas de Oro de su emprendimiento. Hoy la escuela es dirigida por su hija Cristina del Valle Tula, y un gran equipo de profesionales del arte.

Volviste a bailar para celebrar los 50 años de la escuela.

Sí, mirá vos lo intrépida que soy, porque volví a bailar después de muchísimos años. Y con la gran alegría de bailar con mi hijo (Luis Canciani, profesor de danzas folklóricas), en el ocaso de mi vida. Bailé una marinera peruana, limeña, y no te imaginas la emoción que ha sido. Le contaba a mi hija, Cristina, mi hija mayor, de quien la escuela lleva el nombre, que cuando le marque el tema, hicimos dos ensayos, y estaba listo.

¿Qué fue, la conexión mamá-hijo?

Es la sangre, la comunión de la sangre. Feliz de estar en este festejo. Creo que fui una pionera. Cuando yo vine a Jujuy y decidí quedarme para poner una escuela de danza, mucha gente me decía que estaba loca. Y lo hice, sí, porque yo me enamoré del jujeño, porque el jujeño es musical, es sensible, tiene un talento innato, y además ama su tierra. Y esa fue la razón por la que decidí quedarme y apostar a Jujuy. Lo hice durante cincuenta años, y ahora tengo la dicha, que continúan mi hija y un equipo de docente excepcional, la mayoría de los cuales se formaron en mi escuela.

¿Cómo comienza tu historia con la danza?

Cuando yo abrí las puertas de la escuela de danzas, impartía yo todas las clases, de español, de folclore latino y danzas latinoamericanas. Con el correr del tiempo, a pedido del público se fueron incluyendo otras actividades, como jazz, comedia musical, zapateo tap, danzas árabes. Fíjate que en todo lo que te estoy diciendo, fuimos pioneros.

Vos decís "fuimos pioneros", y yo diría que seguís siendo pionera porque todas las novedades en cuestión de academias de danzas, estaban en tu escuela…

Sí, a través de muchos cursos de perfeccionamiento que hemos tomado, y sobre todo Cristina, que tiene formación académica muy completa.

En cada etapa fuiste corajuda, porque si había que limpiar, armar, correr muebles…

Todo hice.

Eso que hoy se llama autogestión

Claro.

Semejante resultado, hablando de la calidad conocida de tus shows, y del nombre que tiene tu academia, se hizo con la danza. Me acuerdo que alguna vez me dijiste que todo lo que tenés, material, espiritual, afectivo y social, fue gracias a la danza... Te pregunto entonces, ¿qué sentiste de volver al escenario?

Por empezar fue mucha emoción, pero también mucho miedo, porque hace muchos años que dejé de bailar. Propio de mi edad, no tengo el equilibrio que tenía antes. Lo que sí me pasa es que yo siempre bailé para mí, para sacar lo que yo tenía adentro. Yo nunca busqué el aplauso, porque soy feliz bailando. Sigo bailando, no siempre en los escenarios pero sigo, disfrutando de la música, disfrutando del cuerpo.

¿Cómo describirías hoy a tu escuela?

Como un lugar donde sucede algo especial. Vos entrás a nuestra escuela de danzas y sentís una vibración y una energía tan positiva, porque todos los docentes trabajan con dedicación, camaradería, amistad, y respeto. Hay uno de los docentes que es el coreógrafo y le va dando indicaciones a cada uno de los maestros, y todos lo escuchan con respeto. Es maravilloso el trabajo en equipo. Eso lo ha logrado mucho Cristina, porque yo soy muy antigua y mi disciplina es muy dura. Ella tiene ese ángel tan especial que llega a todos de una manera tan fresca y tan cálida, que es hermoso verlos trabajar a todos.

¿Cómo ven este año de festejo?

Además de las presentaciones en el Centro Cultural "Éxodo Jujeño" y "Martín Fierro", más adelante me gustaría hacer un espectáculo que está pensando Cristina con todas las generaciones de artistas que pasaron por la escuela. Y en diciembre, un próximo "Fantaseando".

Cristina Tula, hija y actual directora de la escuela

Son 50 años de muchísimo trabajo, yo, la recuerdo a mi madre siempre trabajando. Es parte de mi historia. Yo empecé a bailar en Córdoba cuando tenía 3 años, y cuando nos vinimos acá tenía 5. Recuero mi vida, mis cumpleaños arriba del escenario, y siempre viéndola a mi mamá persiguiendo sueños.

Fue emprendedora mujer en un tiempo muy difícil. Hoy con el diario del lunes una lo ve como algo natural, pero no fue algo natural. Fue mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucha pasión. Más allá de pionera, mi mamá siempre tuvo una cabeza muy abierta, de vanguardia, entonces siempre pensaba adelantada al tiempo y al público, lo que iba a incluir. Lo que siempre tuvo en claro mi mamá es la importancia que tiene la formación artística, en la formación humana. La diferencia con talleres, es que no sólo es aprende una danza, a bailar, sino que hay otras cosas que hacen a la formación. Por un lado tenían en cuenta lo académico y por otro lo formativo.

Ella siempre dijo que nuestras presentaciones no eran festivales o muestras de escuela, sino espectáculos. Ella le daba calidad a los shows. Cuando no había salas, ella armaba el escenario tablón por tablón en el salón “Borus” de la Sociedad Española. No veníamos de una familia adinerada, así que todo lo que construyó mamá, hasta invertir en una propiedad para el arte, fue con mucho esfuerzo. Gracias a ella no concibo el éxito si no es para todos y con la colaboración de todos. Cada uno aporta su sabiduría y conocimientos y sólo hay que encauzar eso.

El último “Fantaseando”

La velada, en el Centro Cultural “Martín Fierro”, comenzó con lo más moderno de las disciplinas de las danzas, que también forman parte hace años de la formación de la Escuela de Danzas “Cristina del Valle”. Los alumnos lucieron coreografías muy articuladas, que fueron dando cuenta de la calidad del trabajo a tres meses de haber comenzado el ciclo lectivo 2022.

Pero del hip hop, la propuesta pasó a la zamba más tradicional, que la tuvo a ella como protagonista. Bella y delicada, elegante, vestida de blanco, y acompañada por el profesor Sergio Chacón, se llevó la admiración de la platea. Eligieron una zamba jujeñísima de Jorge Cafrune. Siguió la danza contemporánea, el pop, el flamenco, muchas fusiones de los tradicionales ritmos con los más modernos, todo brillante y con mucha energía.

En la segunda parte del show, algo de comedia musical, con una ejecutante de chelo en vivo, y un mensaje para la adolescencia por adolescentes, sobre sus sensaciones y cómo buscar la calma. También llegó el momento de la danza clásica, y volvió María del Carmen, esta vez con su hijo Luis, para bailar una marinera. Y por supuesto estuvieron Las Majas, grupo de mujeres adultas que se formó en clases de flamenco. La sala llena aplaudió tanto talento en todos sus niveles.