Sus ojos celestes con un brillo especial cobran vida de una manera diferente al referirse a su hijo Mateo, ese hijo que el 17 de abril del 2020 y en plena pandemia desplegó sus alas y partió a un nuevo destino, dejando un profundo vacío en la vida de una familia que hoy lo lleva prendido en el alma, el corazón y en la mente donde se acumulan cientos, miles de recuerdos y anécdotas.
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Sus ojos celestes con un brillo especial cobran vida de una manera diferente al referirse a su hijo Mateo, ese hijo que el 17 de abril del 2020 y en plena pandemia desplegó sus alas y partió a un nuevo destino, dejando un profundo vacío en la vida de una familia que hoy lo lleva prendido en el alma, el corazón y en la mente donde se acumulan cientos, miles de recuerdos y anécdotas.
Lorena Martínez, la mamá, afronta la vida desde la fe, el optimismo, la esperanza y una frase filosófica de Viktor Frankl que dice "uno no puede cambiar lo que pasó" que le cambió su pensamiento, su formas de enfrentar el nuevo día a partir de la ayuda brindada por el Grupo Renacer, conformado por padres que enfrentan la muerte de sus hijos. "A mi, como me tocó en pandemia, ingresé al grupo de manera virtual y fue un milagro porque fue la psicóloga del hospital Fernández quien me hizo llegar el contacto y virtualmente todos los miércoles tenemos reuniones. Yo ahí entendí muchas cosas, no es un grupo de duelo, es un grupo de ayuda mutua donde aprendemos a estar sin la presencia física de nuestros hijos y de 'trascender' que es una palabra muy difícil de entender los primeros tiempos".
"No podemos cambiar lo que pasó, no preguntamos porqué porque no hay una respuesta y si la hubiera no me conformaría, pero si tenemos que pensar un para qué y ese para qué tiene que ver cómo yo voy a vivir a partir de la partida de mi hijo que tiene que ver con el homenaje, la memoria colectiva y no convertirlo en el verdugo de mi vida", agregó mientras sostiene en sus manos fotos de su hijo Mateo Ariel.
La joven mamá indicó que "es un grupo maravilloso al que nadie quiere pertenecer pero por suerte existe y trascender el dolor y convertir el dolor en amor, se constituye en la mejor forma de recordarlo y es rindiéndole homenaje siempre y pensar que Mateo quisiera que yo esté así en este momento, que me dedique a sus hermanos a los cual amaba profundamente, que esté bien y no que por "culpa de él" yo este mal. No digo que no lloro , que no lo extrañe, porque no es verdad, pero si trato de vivir dignamente por él, creo que es el mejor de los homenaje que puedo hacerle".
"La partida de Mateo un estudiante de medicina que falleció como consecuencia de un aneurisma cerebral con solo 23 años no fue en vano ya que le dio vida a ocho personas porque había decidido donar los órganos y entre ellos está una niña que al momento de recibir su corazón contaba con solo trece años", recordó con orgullo Lorena Martínez.
Con una amplia sonrisa Lorena contó que Mateo "tenía un humor negro, todo el tiempo haciendo chistes de mal gusto a todo el mundo, súper cariñoso conmigo. Creo que en ningún momento cortó el cordón umbilical, un complejo de Edipo terrible; todo el tiempo diciendo 'mamá, mamá' y sus amigos y sus amigos diciendo siempre 'Dios mío, la novia tiene que ser igual a mamá'. Súper amiguero, muy 'fierrero' le encantaba tunear autos, era el que organizaba todos los partidos cuando venía de vacaciones con familiares y amigos. El que reservaba la cancha; muy querido y le encantaba estar rodeado de gente. Eera muy familiero".
Las anécdotas
"Una de las anécdotas que me causó más gracia fue cuando se le puso que su hermano Constantino -por ese entonces de 9 años- debía saber que Papá Noel no existe y que él se lo iba a decir. Al yo decirle 'no', alegó que lo iban a molestar en el colegio, que le diría que es un tonto y al no ponernos de acuerdo le dije que' bueno que le diga y que de esa manera me ahorraría un montón de plata, ya que de esa manera no tendría que comprar regalos para nadie'. Ya que no habría que disimular entonces dijo 'mejor que siga creyendo' y lo llamó a su hermano proponiéndole ayudarlo con la carta", recordó y rompió en risas y sus manos se aferran con fuerza a unas fotos.
Afirmó Lorena Martínez que un día, un amigo le había contado que la estaba pasando mal "entonces lo llamó a Mateo y le pidió que lo busque y Mateo dejó todo lo que estaba haciendo y lo iba a buscar y salían a pasear. Incluso en una oportunidad uno de los hermanos de un amigo estaba siendo agredido por un muchacho en la cancha de básquet del barrio y al enterarse Mateo de esta situación, me cuentan que a pesar de ser un muchacho mucho más grande que él físicamente; lo mismo fue y le dijo que si sabía que se metía con su amigo, las cosas serían distintas, dio media vuelta y se fue, porque siempre estaba al servicio de su familia y amigos, acompañando, protegiendo, cuidando".