Como ocurre de manera habitual en Jujuy, cada mes de octubre cientos de fieles peregrinaron al Santuario de la Virgen de Río Blanco y Paypaya, especialmente el día 7, para celebrar su día y participar de las misas que se realizaron durante toda la jornada.
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Como ocurre de manera habitual en Jujuy, cada mes de octubre cientos de fieles peregrinaron al Santuario de la Virgen de Río Blanco y Paypaya, especialmente el día 7, para celebrar su día y participar de las misas que se realizaron durante toda la jornada.
Dos años habían transcurrido para que se produzca el ansiado reencuentro con la santa patrona, para agradecer los favores recibidos especialmente aquellos hombres y mujeres que se vieron afectados por la pandemia, quienes en muchos casos no sólo debieron soportar la enfermedad sino la pérdida de familiares y seres queridos.
La demostración de fe en honor y devoción a la protectora de los jujeños tuvo lugar durante cinco domingos con actos litúrgicos que convocaron a miles de devotos y fieles, llegados desde distintos puntos de la provincia y estados vecinos como Bolivia.
La feligresía jujeña que recorrió los ocho kilómetros que distan desde la iglesia Catedral al Santuario estuvo acompañada del pastor de la Diócesis jujeña, el obispo Cesar Daniel Fernández; el rector y párroco Germán Maccagno y miembros del clero local, quienes asistieron a los peregrinos en las confesiones y asistencia espiritual.
Las procesiones o peregrinaciones se iniciaron el 29 de setiembre y se repitieron los cuatro domingos de octubre, orientadas como es tradicional a distintos grupos: el 9 fue el día de las familias y las misiones; el 16, de los enfermos y sus familias, que incluyó de manera especial una celebración y bendición a las madres en su día; el 23 dedicado a los jóvenes y sus familias; mientas que el quinto domingo la jornada estuvo encuadrada como el día de la fiesta patronal del pueblo y todas se concretaron bajo el lema "Como los mártires, junto a María: firmes en la fe".
La fiesta patronal fue el marco ideal para dejar inaugurada las imágenes de la Virgen del Rosario y del beato jujeño Pedro Ortiz de Zárate constituyéndose en unos de los momentos de mayor emoción y recogimiento.
De esta manera, el ingreso al Santuario se vio engalanado por estas dos imágenes, que son la síntesis de un pueblo mariano que marcha detrás de la virgen desde 1680 cuando el sacerdote jujeño entregó la imagen de la Virgen a los paypaya como parte de una gran tarea evangelizadora entre los habitantes de la zona.
Las peregrinaciones en honor a la patrona de Jujuy forman parte de las demostraciones de fe más importantes que tiene nuestra provincia, junto a las que se concretan para honrar a la Virgen de Punta Corral, que posee su santuario a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, en la Quebrada de Humahuaca.